Todos los años me llaman la atención esas rosas tardías de noviembre. Rosas que apuran los últimos veranillos para florecer. Algunas quedan en botones, capullos casi abiertos. No sorprenderán a quienes habiten en lugares más cálidos. Estas rosas de noviembre, que buscan los escondites a los fríos para quebrar el hielo negro. Unas pocas logran permanecer, como si fueran frágiles esculturas congeladas, durante meses. Secas en sus ramas pero con toda la hermosura de la rosa. Ellas no lo saben, pero son una lección de estética y de vida.
Por esas rosas otoñales que expresan que el florecimiento y la hermosura es posible fuera de la temporada de sazón habitual. Me asombra lo observador que eres de lo natural y sencillo. Yo vivo encerrado en mi casa (y en mi trabajo) con mis aparatos tecnológicos a cualquier hora. Alguna vez habré de empezar a observar también, aunque me cueste tener conciencia de ello.
ResponderEliminarSaliendo de mi casa, al subir las escaleras que llevan a mí coche, hay un rosal trepador con rosas de invierno. Yo las miro a diario con el mismo pensamiento: por dios que frío :)
ResponderEliminarPero no olvides que tienen espinas.
ResponderEliminarSaludos
La resistencia de la belleza: sólo gozo.
ResponderEliminarte equivocas... ellas SI lo saben...
ResponderEliminarbesos y bello día!
Ali
todas las flores tardías o fuera de época son especiales
ResponderEliminarbesos
Vi ontem dessas rosas, algumas pareciam veludo (terciopelo)
ResponderEliminarBesos, amigo mio
Rosas....siempre rosas!
ResponderEliminarMe gustan las rosas y en especial este "otoño de las rosas". Las suelo mirar en mi jardín y observar cómo van adaptándose al tiempo que pasa entre sus pétalos.
ResponderEliminarBesos
Yo nací en este mes y, de alguna manera, me siento una rosa de noviembre ;)
ResponderEliminarIncluso las pequeñitas de mi ventana. Rosas urbanas y minimizadas, pero rosas.
ResponderEliminarY qué lección!!!!
ResponderEliminarUn Beso
Cierto y ello. Gracias.
ResponderEliminarQué no nos falten nunca!
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