Toda vida merece un remanso en donde pararse a ver pasar el agua de un río. Luego te levantas, sacudes la trasera del pantalón y echas a andar, monte abajo.
Me imagino que sí, que como los personajes de “El discreto encanto de la burguesía”, absurdamente, no nos queda otra que seguir andando, de todas maneras, su “remanso” idílico tiene algo de encantado, a lo mejor levantarse y sacudirse los ensueños es lo mejor que se puede hacer, quién sabe si en sus profundidades, sigilosos, acechan los cocodrilos.
Esta misma mañana estuve paseando por la orilla del río. Me detuve con el único propósito de oir correr el agua. Me quedé debajo de un árbol ya frondoso de hojas verdes, aún frescas porque no ha apretado todavía el calor. Mis pies sobre tierna hierba, y mis oídos llenos del sonido del agua. Esta mañana estuve en el Paraíso. Saludos, Pedro.
Me gusta pararme en estos remansos y también donde sólo se oye el sonido de la naturaleza, mientras en la soledad de mi misma, pienso y medito en todo y en nada.
Un ataque masivo de spam me ha obligado a anular la posibilidad de comentarios anónimos en contra de lo que siempre ha ocurrido en La Acequia. En cuanto pueda solucionarlo, volverá a ser posible comentar de forma anónima.
A remansar.....
ResponderEliminarDesfruta bem desse minuto de remanso nesse sereno local, querido amigo mio.
ResponderEliminarBons sonhos, Pedro.
Música de agua
ResponderEliminarNo solo hay que pararse y mirar, hay que pensar sobre algo, somos seres pensantes.
ResponderEliminarSaludos
Me imagino que sí, que como los personajes de “El discreto encanto de la burguesía”, absurdamente, no nos queda otra que seguir andando, de todas maneras, su “remanso” idílico tiene algo de encantado, a lo mejor levantarse y sacudirse los ensueños es lo mejor que se puede hacer, quién sabe si en sus profundidades, sigilosos, acechan los cocodrilos.
ResponderEliminarbello remanso fotográfico Padro
ResponderEliminarbss y buen finde
El rio de la vida tiene verdadera necesidad y urgencia de estos remansos, serenos y plácidos.
ResponderEliminarSaludos profe.
Esta misma mañana estuve paseando por la orilla del río. Me detuve con el único propósito de oir correr el agua. Me quedé debajo de un árbol ya frondoso de hojas verdes, aún frescas porque no ha apretado todavía el calor. Mis pies sobre tierna hierba, y mis oídos llenos del sonido del agua. Esta mañana estuve en el Paraíso.
ResponderEliminarSaludos, Pedro.
Y lo bien que sienta para seguir camino...
ResponderEliminarBesos caminantes, Pedro.
Hay veces en las que no te volverías a levantar.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTú hablas de "ver", Dorca´s de "oir", en cualquier caso "contemplar", eso tan olvidado.
ResponderEliminarUn abrazo
Reunir la energía necesaria para detenerse.
ResponderEliminarY renunciar para ponerse en marcha.
Acción y contemplación, y el puente que las une.
Un abrazo.
Me gusta pararme en estos remansos y también donde sólo se oye el sonido de la naturaleza, mientras en la soledad de mi misma, pienso y medito en todo y en nada.
ResponderEliminarUn abrazo
Luz
A recargar pilas, y a contemplar. Al fin y al cabo, contemplar trae un instante de felicidad y la felicidad siempre recarga pilas.
ResponderEliminar