miércoles, 29 de enero de 2014

El ciudadano frente a la mayoría absoluta


En España se plantea un falso debate sobre la conveniencia de que un gobernante con mayoría absoluta obtenida en las últimas elecciones deba ceder a la presión que en la calle ejercen los ciudadanos. Hasta hace relativamente poco esto era impensable. A más de un alcalde se le ha oído argumentar que él tenía más votos que los organizadores de las manifestaciones o las asociaciones de vecinos que se le enfrentaban. O a más de un ministro o líder político se le ha escuchado hablar de la mayoría silenciosa -los ciudadanos que no salen a protestar a la calle- frente a la ruidosa minoría que protesta. Evidentemente, para ellos, la mayoría silenciosa está siempre de su parte por el simple hecho de que no salen a las plazas. En las semanas pasadas, en España, lo hemos vivido con los hechos de Gamonal, aquí comentados, que consiguieron la paralización de las obras del bulevar y se mantiene con la tensión provocada por el aumento del sentimiento independentista catalán, que reclama el derecho a decidir sobre la salida de Cataluña de España.

Sucede también que cada vez son más los casos en los que iniciativas ciudadanas -de individuos concretos a través de denuncias particulares o de plataformas y organizaciones cívicas con denuncias colectivas- consiguen, en los tribunales de justicia, enmendar la plana a estos gobernantes con mayoría absoluta y frenar determinadas acciones suyas. Hay ayuntamientos y otras instituciones de España que pierden todos los pleitos de interés planteados contra ellos por estas iniciativas ciudadanas que frenan aparcamientos, modificaciones urbanísticas, uso de suelo no urbanizable para proyectos faraónicos e innecesarios, etc. El último caso ha sido la forzada renuncia del gobierno autonómico madrileño a su proyecto de privatización de la sanidad pública. La reacción de los que defienden, sin más, la mayoría absoluta, es confusa argumentalmente porque vienen a negar un principio democrático básico, el de la separación de poderes, como si por el mero hecho de gobernar uno pudiera saltarse las leyes o la jurisprudencia.

El obtener mayoría absoluta para gobernar una institución no da derecho de pernada ni carta blanca hasta la siguiente cita electoral. En primer lugar, deben respetarse las leyes y la jurisprudencia. En segundo lugar, el político debe tener en cuenta siempre la sensibilidad social de los sectores afectados. Gobernar no es imponer la fuerza de los votos obtenidos sino ser capaz, a partir de ellos y el programa por el que se resultó elegido, de establecer los acuerdos necesarios entre todos los implicados. Entre los ciudadanos que participaron en los hechos de Gamonal o en las movilizaciones de la marea blanca madrileña en defensa de la sanida pública había votantes de los políticos contra los que se manifestaban.

Si en democracia siempre ha sido así, en los momentos actuales en los que hay una mayor sensibilidad social y los ciudadanos tienen más posibilidades que nunca para informarse y agruparse, más. Un ciudadano, uno solo, es tan importante como una mayoría absoluta y le asiste la misma razón que a esta, es decir, la legalidad y la trascendencia de su condición de ciudadano. Todos podemos entender que hay un cierto nivel de interés general, que hay medidas que deben tomarse por el bien de la colectividad, pero estas medidas deberán tomarse siempre a partir de la legalidad, la trasparencia absoluta -algo que no se da en España- y la explicación exahustiva de las medidas tomadas. Incluso aunque quien esté enfrente del político que gobierna con mayoría absoluta sea un único ciudadano. Más aún si este ciudadano consigue asociarse y plantear sus reivindicaciones a través de los cauces legales -desde las alegaciones administrativas a la manifestación en la vía pública-.

Es una de las lecciones de democracia que parecen ignorar los políticos a la antigua a los que les está desbordando la situación actual. Uno de los problemas que tienen es que el llamado síndrome de la Moncloa -es decir, la pérdida de la realidad que sufren los políticos en el ejercicio del poder- se ha generalizado incluso en los ayuntamientos más pequeños de este país y lo sufre cualquier consejero autonómico o un concejal de urbanismo de una ciudad pequeña. Esta pérdida de la realidad les ha sumido en un marasmo burocrático, partidista y electoralista y no les deja ver la evolución de la sociedad hacia una mayor conciencia ciudadana.

14 comentarios:

  1. Y por mucha gente que acuda a una manifestación ellos echan mano de los que se quedan en casa: "esa inmensa mayoría silenciosa". Y es que son unos cínicos con mala leche

    ResponderEliminar
  2. ya lo dijo el Puma Rodríguez en el festival de Viña del Mar en período donde aún estaba Pinochet al mando..." a veces hay que escuchar la voz del Pueblo"

    besitos

    ResponderEliminar
  3. Las mayorias absolutas, deberian de estar prohibidas. Ellas nos traen la corrupcion y la tirania.

    Saludos profesor.

    ResponderEliminar
  4. ¿Qué quieres que diga? Lo de siempre, que estoy de acuerdo contigo, que los resultados de unas elecciones no legitiman abusos futuros, que durante 4 años uno no puede hacer lo que le venga en gana, porque hay una extremo esencial que a veces parece que se olvide: que esos señores están ahí para gobernar para todos, no sólo para sus propios intereses, filias y fobias. Un beso fuerte

    ResponderEliminar
  5. En el Ayuntamiento de mi ciudad la mayoría absoluta es aplastante en su mejor definición, el efecto rodillo es su mejor arma. Un beso amigo

    ResponderEliminar
  6. digamos ante todo, que tu nota es controvertida, discutible, en términos fraternos por cierto
    .
    Las mayorías, son eso, mayorías y de alguna manera fueron conformadas, además del propósito que se buscaba al conglomerarse
    .
    la cuestión es ¿acaso el que dio su voto, a ciegas respecto de si sería o no mayoría, dio también una carta de crédito para hacer lo que se le antoja a los que gobiernan?
    .
    Aceptemos que las mayorías no se equivocan, ¿hay que atropellar a la minoría? entonces porqué se libran leyes en favor de homosexuales, incapacitados, grupos étnicos, etc. basados en que son minorías a las que hay que garantizarles derechos???
    Ey, las minorías se respetan, es más tienen que ejercer control sobre las mayorías, de lo contrario los partidos con uno o dos diputados deberían irse a sus casas ¡y no es así!
    .
    También, las minorías de los barrios, de las ciudades, tienen derechos y hay que respetarlos, de lo contrario estamos en presencia de un poder magnánimo, aplanador, omnipotente y cuasi-absolutista
    .
    Al final una advertencia ¿y si el que gobierna es de los nuestros?
    ¿y si al mismo tiempo una minoría sale a las calles gritando "por salud privatizada y paga"?
    Deberíamos atender el reclamo de esa minoría??
    .
    Ya ves, hay de todo en la viña del señor
    un abrazo frenteamplista desde Uruguay

    ResponderEliminar
  7. La mayoría absoluta obliga absolutamente. A mayor cantidad de votos, mayor responsabilidad.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Puede decirse más alto pero no más claro.

    Besos

    ResponderEliminar
  9. Hacen lo que les da la real gana porque les sale de la mayoría absoluta. Sapos que nos tragamos a diario.

    Besos

    ResponderEliminar
  10. Cuanto más fuerte y absoluto es el poder, más necesita un contrapoder que lo equilibre. El problema es que detentar un poder tan absoluto ciega la realidad.
    Hemos asistido, estamos asistiendo, a ciertos "triunfos" de planteamientos ciudadanons de gran importancia. A partir de aquí, solo dos opciones, o seguir en esa dinámica y rozar situaciones caóticas, o cuanto menos tensas y extrañas, o que ese poder tome conciencia de que hay alternativa para ejercerlo y baje de su endiosado pedestal. Me temo que esto último no va a ocurrir ...

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  11. Estos políticos se creen que ya con tener la mayoría absoluta o por el simple hecho de ser elegidos, tienen derecho a hacer lo que les da la gana. Yo siempre he tenido claro que hay que estar vigilantes y pedirles responsabilidades y se se hace conjuntamente mejor. Cuando he participado activamente para que la sanidad madrileña no se privatizara, más de una persona me ha dicho: No te esfuerces, pues no vais a conseguir nada, ellos van a hacer lo que quieran. Y es contra ese pesimismo que nos caracteriza a los españoles, lo que tenemos que vence, eso y también el miedo. Debemos creernos que tenemos derecho y deber de exigirles responsabilidades a nuestros políticos, no basta con sólo votarles.

    Un abrazo y seguimos en la lucha.

    Luz

    ResponderEliminar
  12. El problema es que los políticos delegados del voto sino dueños de la voluntad de los votantes... y con mayoría absoluta se sienten dueños absolutos...

    Debería ser como dices en el penúltimo párrafo... pero más vale ir todos a una por que uno solo no consigue nada...

    En cuanto a la división de poderes habría mucho que decir... porque no existe tal... y en algunos sitios es escandaloso...

    La unión hace la fuerza y la organización el resto... FUENTEOVEJUNA SIEMPRE.

    La abdicracia del pueblo en los políticos de forma incondicional es una mala costumbre... a ver si espabilamos con esto de la "crisis".

    ResponderEliminar
  13. Aqui, o Presidente acha que um país normal só tem eleições de quatro em quatro anos,

    Ora uma declaração pública deste género dá toda a liberdade para o Governo (da sua cor política, aliás) fazer tudo quanto entender...com, evidentemente, está a acontecer!

    Entrámos em ditamole!!

    Bons sonhos, meu amigo, rrss

    ResponderEliminar
  14. Hay que persuadir al ciudadano, no sobornar al político. Los incidentes de Ucrania, a lo mejor, van por aquí también.

    ResponderEliminar

Un ataque masivo de spam me ha obligado a anular la posibilidad de comentarios anónimos en contra de lo que siempre ha ocurrido en La Acequia. En cuanto pueda solucionarlo, volverá a ser posible comentar de forma anónima.