En estos momentos de crisis y cambio en España, debemos prestar atención a una sugerente circunstancia. La evolución de los acontecimientos nos ha llevado rápidamente a un panorama neoliberal que choca radicalmente con la cultura tradicional de este país, con su historia y las características sociológicas de la población. Sin embargo, parece que los ciudadanos dan pasos más rápidamente que los políticos para adptarse a los nuevos tiempos, como si sintieran que está ocurriendo un tiempo histórico similar al que tuvo lugar en los años setenta del pasado siglo y se necesitaba el movimiento vecinal, la militancia activa y la presencia en la calle. De ahí gran parte del desencuentro: la ciudadanía comienza a moverse y los políticos se han formado en las viejas estructuras de sus organizaciones, en las que se ha premiado más la lealtad y la mediocridad que la valía. A los políticos a la antigua que han practicado una modernísima política neoliberal les resulta extraño que los ciudadanos españoles quieran ser como en los países más avanzados del mundo anglosajón, es decir, parte diaria de la toma de decisiones y no solo cada cuatro años. Los políticos viejos españoles -aunque sean jóvenes- siempre miran con desconfianza al pueblo, que es en donde, al fin y al cabo, reside la soberanía. Estos políticos practican un despotismo ilustrado y se sienten molestos cuando los ciudadanos se convierten en presencia activa, como si la política solo fuera cosa de los partidos políticos tradicionales. Por otra parte, a la mayoría de ellos su formación mediocre, su falta de experiencia profesional, su distancia con la sociedad, su nula capacidad de diálogo con todos los sectores a los que afectan las decisiones que toman más allá de las tradicionales estructuras tan envejecidas como las de los partidos políticos, sus deudas con las familias políticas que les auparon y su necesidad de permanecer en el cargo a toda costa porque no tienen otra cosa con la que ganarse la vida hasta que se les premia con un cargo en alguna de las empresas que se han beneficiado de su toma de decisiones, les incapacita para liderar los nuevos tiempos. Una de las más graves carencias que tiene la sociedad española actual es la de un número de políticos suficientes no manchados por la corrupción y el despilfarro que ha presidido las últimas décadas -por acción directa o indirecta, por falta de denuncia interna y extena, por haber mirado a otro lado-, con una formación excelente y una capacidad de pedagogía política fuera de toda duda.
Las dinámicas financieras internacionales a las que España ya no puede dejar de hacer caso nos convierten en un interesante modelo de referencia. Sin dejar de ser nosotros debemos encontrar nuestra forma de estar en el modelo anglosajón predominante y al que nos han conducido las decisiones tomadas en España por los diferentes gobiernos desde los años ochenta. Pero la globalización ha empujado un paso más allá al país. Lo que se está decidiendo ahora es si España puede parecerse a Alemania sin dejar de ser España o puede convertirse en un país marginal sin peso ninguno en el contexto internacional, con una población envejecida, sin impulso propio y con una democracia muy frágil en la que las decisiones fundamentales siempre serán tomadas fuera del país mientras en el interior crece la fractura social y las diferencias entre los territorios que hoy la integran hasta un punto en el que el desencuentro sea la norma y la conflictividad aumente.
No cabe más que una esperanza: una ciudadanía participativa en la toma de decisiones sobre su presente y futuro y una clase política bien formada, que gobierne más allá de los intereses electorales, con una mirada profundamente nacional y sentido de Estado, capacitada para el pacto más que para la gresca y no contaminada con el pasado.
No cabe más que una esperanza: una ciudadanía participativa en la toma de decisiones sobre su presente y futuro y una clase política bien formada, que gobierne más allá de los intereses electorales, con una mirada profundamente nacional y sentido de Estado, capacitada para el pacto más que para la gresca y no contaminada con el pasado.
Muy buena exposición Pedro...realmente deseable.
ResponderEliminarNi siquiera es despotismo ilustrado... es un despotismo bruto y soez de nada para el pueblo y sin el pueblo... y además un nepotismo descarado (sólo hay que ver nombres y apellidos) y una endogamia inaguantable...
ResponderEliminarEs la hora de "don limpio"... o se hace una catarsis total y se van todos los que están o seguiremos igual per saecula saeculorum... precisamente por las razones que tú apuntas en tu análisis.
En cuanto a "las dinámicas financieras internacionales" que apuntas creo que son más que discutibles y profundamente analizables para adecuar una política que las valore en su justa medida, tanto en clave interna como externa, ponderando la forma en la que afectan a la ciudadanía en sus derechos, deberes e irrenunciables necesidades humanas que deben estar garantizadas. Las decisiones que desde esos años ochenta se han tomado por los distintos gobiernos también son más que discutibles (creo que hemos caído en muchas trampas o emboscadas) y la afectación que ello ha tenido más que preocupante... No estamos, creo yo, en una Unión Europea que busque el desarrollo y el bienestar común de todos sus miembros, estamos en un mercadillo de puestos ambulantes con vendedores ambulantes y compradores desconocidos, o mejor: camuflados.
En fin, creo que lo que hay que cambiar es el modelo, el sistema en sí... y mientras no se haga (desde abajo) seguiremos en lo mismo de siempre pues serán los mismos de siempre quienes decidan y a fecha de hoy creo que ya sabemos de sobra cómo piensan y cómo actúan... la pelota está en el tejado del pueblo, la cuestión es si el pueblo sabe o no sabe jugarla, si está dispuesto a hacer equipo y si está dispuesto a entrenar cada día con agujetas o sin ellas... en esta liga nos jugamos el presente y el futuro nuestro y de nuestros hijos... y tal vez debieramos pensar y hacer teniendo en cuenta lo que que dice un viejo proverbio indio de que "la tierra no es una herencia de nuestros padres sino un prestamo de nuestros hijos"...
Un abrazo.
Al igual que el sistema económico neoliberal se sustenta en artificios alejados de la realidad productiva, la política neoliberal se rige por principios que no tienen en cuanta la voluntad de los ciudadanos a los que dicen representar. Economía y política sellaron su alianza en beneficio propio, ocultos de la mirada del pueblo que los sustenta, y crearon sociedades embotadas y manipuladas que olvidaron su propio poder.
ResponderEliminarMe vas a permitir que comparta al entrada en Facebook. Me gusta la reflexión que haces, aunque no estoy muy segura de que vayamos a ninguna parte. Un abrazo
ResponderEliminarPosiblemente no les interese aprovechar el curso de democracia que en los últimos 38 años se ha venido impartiendo.
ResponderEliminarUn abrazo
Esos brotes que prosperen.
ResponderEliminarSe fosse português (ou vivesses em Portugal9 poderias ter escrito este teu excelente texto sem mudares uma palavra.
ResponderEliminarQuerido amigo, besos
recibe mi más ferviente apoyo solidario,
ResponderEliminarhe dejado el sol, la arena y el remanso del río a un lado para hacerte llegar mi preocupación y mi amistad
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un abrazo, como siempre, de omar (enletrasarte)
Asphodelus Albus
ResponderEliminarlas crisis van en todas direcciones no es exclusividad de españa, uno escucha noticias de otros países y de la propia América y a cada lugar le llega la marea que arrasa
ResponderEliminaracá estamos ad portas de un veredicto limítrofe con Perú, y los más exagerados de ambos lados intentan buscar excusas para cortar relaciones y lanzarse a las armas, como se ve en todos lados la democracia como cualquier sistema de gobierno igual amenaza la estabilidad humana, algunos lo hacen económicamente , otros políticamente
besos
La verdad es que la política tiene sus márgenes de maniobra, o los tenía. Ahora con el invento de la prima de riesgo, los países estamos siendo vigilados por el capital global. Y si nos pasamos, si nuestros políticos por presión popular adoptan decisiones que disgusten a ese capital, entonces ¡zaca! Nos suben dicha prima a las nubes y la deuda se vuelve pesada como agujero negro. O sea palo y tentetieso (bueno lo de tentetieso es un dicho, porque como para erguirse otra vez con los intereses de la deuda que nos endiñan).
ResponderEliminarEste país mi país España los palmeros de la diestra como de la siniestra nunca ven defectos en sus políticos sólo ven virtudes.
ResponderEliminarAsistimos vemos y oímos a estos políticos atónitos como se dedican a denunciarse las corrupciones a ver quien acusa más.
Una vez un compañero de trabajo de la CNT, decía que las empresas no deben tener directores ni jefes, yo le decía ¿cómo se planifica la empresa? sin comentario.
Saludos