Esta noche he soñado con la mar. Mar de otoño. En la taberna del puerto un hombre me tendió un tazón de caldo caliente en el que echó antes un chorro de vino blanco. ¿Viste, me dijo, el pañuelo rojo en su cuello? Esta noche he soñado con una mar de otoño y en el muelle la brisa repetía un nombre.
¡Qué gran hazaña!, Manolo.
ResponderEliminarDisfrutando del mar de otoño desde los sueños.
ResponderEliminarUn beso.
el mar siempre provoca palabras y sueños
ResponderEliminarbesos
Pañuelo rojo marinero y caldo gustoso a yodo. Besito.
ResponderEliminarBuenas tardes, profesor Ojeda:
ResponderEliminarDespués de leer su texto -que suena a melodía- y en este día 3 de diciembre, se me ocurre dejarle un zorcico.
Saludos.
Trouxeste-me à memória uma das mais significativas canções do enorme cantor belga Jacques Brel: "Amesterdão".
ResponderEliminarQue sejam agradáveis os teus sonhos, sempre!
Forte abraço, querido amigo mio
Cómo es la brisa que repite el nombre y se queda tan ancha... Y luego pretenderá, la brisa, que el sueño no sea una mar de otoño.
ResponderEliminarBesicos.
En el diario tránsito a veces la poesía es compañera de viaje.
ResponderEliminarUnabrazo
De tal manera lo cuentas que haces deseable la historia y suculento el caldo. Siempre es otra delicia leerte.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro J. Sabalete.
De tal manera lo cuentas que haces deseable la historia y suculento el caldo. Siempre es otra delicia leerte.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro J. Sabalete.
Ya veo que un buen tazón de caldo no solo entona el cuerpo....
ResponderEliminarLa mayoría de las veces los sueños son deseos o temores. ESpero que en esta ocasión sea un deseo aún por cumplir.
ResponderEliminarUn abrazo
Luz
¿Andas de marino?
ResponderEliminarBesos
Mañana lo tocaré de nuevo. Como aquél que toca a un compañero deseado y alejado tanto tiempo...
ResponderEliminarEspero poder soñar yo hoy también con el mar, y que me deje respirar su brisa y sus minúsculas gotas del agua suspendidas en el aire.
ResponderEliminarUn beso