Seguí el camino de losetas indicado por las luces. ¿Me hubiera gustado hallar al hombre que se ocultaba tras la máscara del Mago de Oz y descubrir que estaba tan desorientado como yo porque ni siquiera se sabía su papel? En su lugar solo hallé una voz grabada que insistía en que tuviéramos confianza en el ausente. Me giré hacia el Hombre de hojalata: "Me temo que te quedarás sin corazón". "No importa, me contestó, así se evita uno mucho sufrimiento". De todas las formas, este es un país extraño en el que nada importa y, a la larga, nada pasa.
eres un viajante desorientado, ya encontrarán la brújula todos juntos o los que queden y repararán el eje que está averiado
ResponderEliminar;)
ÁNIMOS
abrazos
me cambié de casa, la mudanza ya terminó, nunca fuiste a mi exrincón a despedir los versos de enero
Está pasando y está quedando... pero la importancia que cada un@ le damos es relativa y creo que directamente proporcional a determinadas circunstancia... o no... no sé Pedro... todo es muy confuso en este río revuelto... en este totum revolutum donde el concepto de habilidad social sitúa a ésta en el lado oscuro... no sé Pedro... no sé ya si el corazón se viste de razones o de sentimientos o senti-miento... todo me es extraño... menos los que como tú siguen siendo auténticos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas noches, profesor Ojeda:
ResponderEliminar¡Qué triste vivir sin sentimientos!
Hasta el hombre de lata soñaba con un corazón.
Un abrazo.
Eso nos pasa por seguir siempre las miguitas de pan y no salirnos del camino marcado.
ResponderEliminarUn beso
Somos conformistas con nuestro presente y nuestro futuro no llegamos a comprenderlo. Vivimos de la queja y la vergüenza. Y olvidamos que somos parte del rompecabezas que no hemos sabido armar.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Festina lente! Pasará. Animo y fuerza a ti y cada español que quiere un cambio de fondo.
ResponderEliminarEnlatarse no sirve, al final hasta el Hombre de hojalata dijo (¿Te acuerdas?): ¡Oh Gran Sol de férreo verano, ésto no es vida: es enlatamiento puro!. ¡Devuélveme, te lo ruego, mi querido y añorado corazón!
Besos
Por el camino de baldosas amarillas me perdí, el león y el hombre de paja me acompañan ¿dónde está la ciudad esmeralda? El mago de Oz no tiene respuestas, todos somos Doroty.
ResponderEliminaryo quiero pensar que sí que pasan cosas, que hay cosas que pueden cambiarse... es que si no ¿qué nos queda?
ResponderEliminarbiquiños,
Ojalá no pasara nada, pero si pasa. Ojalá no tuviéramos más de un 50% de paro juvenil, más de 500 desahucios al trimestre; más de un millón de familias sin ingresos...Ojalá nos movieramos más. Pena de país.
ResponderEliminarla alegoría del hombre de hojalata, está buena, no obstante querido amigo, las alternativas son dos ser todos de hojalata o ser todos corazones
ResponderEliminar.está claro que la humanidad tiene la palabra, no creo que prefiera sucumbir
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el abrazo de siempre
No pasa nada, y pasa de todo!
ResponderEliminarEsta realidad es realmente triste, tristísima diría yo...
Sé que sobreviviremos, pero nos habrá pasado un tsunami por encima!
Besos!
;)
La justicia es larga, si llega, la memoria corta, y el espantapájaros cambia cada día de indumentaria para no ser reconocido.
ResponderEliminarQué afilada tu entrada de hoy, Pedro.
Un abrazo.
Y lo malo de nuestro país es que cuando algo pasa ¡la que se lía!
ResponderEliminarPero sin corazón... Qué va, qué va. Muy triste. Y muy desolado todo.
No olvidemos que el tornado llevó a Dorothy a una tierra fantástica.
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ResponderEliminarNADA...
Y no quisiera darte la razón,
pero la tienes.
Sigamos.
Bss, Pedro.
El hombre sin corazón es de plasma, no de hojalata y su boca de vidrio líquido dice lo que va a pasar y lo que hará sufrir a los corazones ...aún más.
ResponderEliminarbssoss
Cuál es el papel de cada uno: ser marioneta, ser el que maneja los hilos. Puede que todos seamos las dos cosas y no nos hayamos dado cuenta. Marioneta en tanto nos subordinamos o nos revelamos, titiritero en tanto, con nuestras palabras o hechos, influimos en los demás para que hagan o no. Pero puede haber un limbo, un sitio donde ni una cosa ni otra, sino nada.
ResponderEliminar¿Dónde están las losetas?
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