Pedagogía política

Alguien ha decidido un cambio brusco del sistema por el que se regía todo en España hasta hace unos pocos años. Pasamos de una sociedad solidaria a una sociedad neocapitalista. Nos han dicho que aquella es insostenible económicamente y que todo debe regirse por nuevos conceptos de productividad en los que cada individuo debe aprender a regir su vida sin pensar en las ayudas públicas ni en que sus impuestos sirvan para tejer una red mínima de servicios que sean lo suficientemente extensos como para no preocuparse de las cuestiones básicas, y deberá agruparse con aquellos que tengan sus mismos intereses en cada ámbito en el que trascurra su vida. Por lo tanto, se acabarán los convenios colectivos generales como se terminará con el derecho a que el Estado facilite una educación de calidad universal, gratuita y extendida a todos los niveles educativos, como sucederá también con el sistema de sanidad pública y con el acceso a la justicia o la tramitación administrativa de los asuntos, que se gestionarán desde empresas privadas. De esta misma manera, los que tengan menos de sesenta años se encontrarán en un panorama en el que la jubilación ya no será tampoco por solidaridad intergeneracional sino por capitalización: tendrás aquello que hayas ahorrado y el producto de tus inversiones en un fondo de pensiones.

Yo no recuerdo que en España se haya sometido todo esto a debate ni expuesto abiertamente a la sociedad española en las últimas elecciones. No recuerdo que en el último año nadie haya abierto una línea de información pública en la que se le explique al ciudadano cómo será su vida dentro de nada, cuando deba dedicar una buena parte de sus ingresos para todas estas cuestiones que hasta ahora se financiaban con sus impuestos. Y, sobre todo, no recuerdo que nadie le haya explicado a la ciudadanía que todo esto deba hacerlo sin que se le rebaje la presión fiscal. Pero quizá sea porque yo tenga mala memoria.