En la ribera del mar áspero, situaba Darío a su poeta visionario del relato que se cuentan los verdaderos protagonistas del cuento alegre El rey burgués, cuando aún anunciaba el tiempo de las grandes revoluciones que parecía inminente. Sabemos el final de esta narración: el poeta traiciona a la poesía por un pedazo de pan y muere abandonado por aquellos a los que se vende. Es un juego permanente del ser humano: hasta dónde se pueden traicionar los propios ideales y cuál es la recompensa sabiendo que aquellos que piden a los demás que se traicionen a sí mismos nunca son buenos pagadores. Todos nos hemos visto en situaciones en las que nos enfrentamos a ese dilema y casi todos tenemos en la boca un cierto sabor amargo porque no actuamos según nuestros principios en alguna ocasión. Es tiempo luego de buscar justificaciones y echar la culpa a las circunstancia o a otros. No parecen estos tiempos de héroes que luchen por ideales sin mácula porque nuestra historia se ha cargado en exceso y no podemos mirarla de la forma ingenua que deberíamos porque siempre tenemos el futuro por inventar dado que nunca está escrito. Al menos, el nuestro, el de cada individuo que debe y puede reinventarse cada día. Solo aquellos que conserven el sabor amargo en la boca serán capaces de reaccionar en la ocasión siguiente para borrarlo. Para eso debemos volver a situarnos en la ribera del mar áspero y mirar al horizonte.
has dado en el clavo Pedro, ya no hay héroe sin mácula
ResponderEliminartodos tenemos algún tachado en el currículum
pero de eso se trata la vida
tropezar, caer y levantarse
errar una y otra vez, hasta alcanzar una media de experiencia y poder heredarla a quienes vienes después
aún así , los otros también tendrán sus inciertos y caídas
no se puede comer tortillas sin romper huevos
besos y feliz fin de semana
Siento el sabor amargo, es una alarma, debo reaccionar.
ResponderEliminarDesde una nueva ventana, me asomo a otras para comunicarme.
saludos
Lulú
pd... me encantó la foto
ResponderEliminarmi debilidad en imágenes B/N
:D
Precioso y triste el cuento de Rubén Darío muy profuso en metáforas poéticas y con un excelente dominio del idioma. Y sí, el pobre poeta se vendió por un trozo de pan y así le fue... Hay muchos que aún se venden a los poderosos por unas migajas y así nos va... Me ha gustado la foto. Besotes "alegres", M.
ResponderEliminarDadas las circunstancias actuales desgraciadamente hay muchos que hoy en día se venden por algo que llevarse a la boca, por un ápice de lo que creen es seguridad. Cuesta mantenerse fiel a los principios.
ResponderEliminarBesos
Lo pero es cuando nos damos justificaciones de las decisiones que estamos tomando y en el fondo lo que hacemos es engañarnos a nosotros mismos, que al menos seamos sinceros y sepamos bien el porqué hacemos lo que hacemos.
ResponderEliminarNo conocía este cuento de Darío así que lo leeré. Gracias por traerlo por aquí y por tu oportuna reflexión junto con la foto.
Besos
Luz
Profunda reflecxión la tuya profesor. la mia aunque no tan poética, y en otro contexto, viene ser muy parecida. Hemos de volver a la poesia que es el alimento del alma, mucho mas importante que nutrir nuestro cuerpo.
ResponderEliminarsaludos muy cordiales y austeros.
Me quedo con esta frase:" que solo el que conserba el sabor amargo puede reaccionar"-Por circustancias ajenas a uno... aveces no queda otra que esperar estas migajas.
ResponderEliminarUn abrazo Pedro.
Tu foto me ha recordado esta otra que mando de Orkney Islands, Scotland.
ResponderEliminarMe dices,el lugar de la tuya?
Old Man of Hoy,
ResponderEliminarDevemos sim mirar o largo horizonte e encher o peito de ar o mais puro possível.
ResponderEliminarO amargo sabor da traição é coisa que devemos evitar a todo o custo!
Besos, querido Pedro
MIGUEL: La foto está tomada en Santander, junto al faro (el mismo que salió en la foto del miércoles pasado, por cierto).
ResponderEliminarla mar vinosa...decía Homero, y su supuesto héroe Ulises que la surcó, tampoco era inmaculado ni él ni su humano (entreverado de mágia épica)periplo.
ResponderEliminarHermosa toma, enigmática.
Besitos.
Desde luego, ya no hay héroes, solo vemos villanos en nuestra vida pantallizada.
ResponderEliminarCOindico en que la solución está en cada uno de nosotros, en nuestra actitud, aunque debe estar más allá de una mirada hacia el horizonte.
Saludos
Lo inmaculado viene de nuestra carga judeo cristiana. Prefiero algunas manchas que la falsedad de aparentar que no existen.
ResponderEliminarBesos
el mar(futuro) duro como el Cantábrico, no por eso, dejaremos de navegar hacia el mañana
ResponderEliminarsaludos
La foto sobrecoge, y anoche cuando la vi en mi "chivato" de actualizaciones, me quedé un poco así, más el título... "de noche, no", pensé, mañana...
ResponderEliminarYa es mañana, luce el sol, y me he enterado de que es Santander, de que es nuestro querido Cantábrico el que reflejas en esa imagen. Crudo, frío, desnudo, inmenso, enigmático... al menos a mí así me lo parece, pero me encanta!
Y me encanta el acompañamiento que le has otorgado: la traición.
Nunca los traidores terminaron bien, y sino echemos un vistazo...
Malos tiempos para la Lírica, que, aunque sea una frase ya hecha, nos viene que ni pintada.
Cada cual habrá de revisar su propio Códice, y apechugar con lo que arrastra.
Aquí seguiremos, rascando en las entrañas!
Besos.
;)
Áspero pero mar.
ResponderEliminarEs bueno estar allí, en ese lugar. Porque es necesario plantearse siempre nuestras atcuaciones, si no luego nos arrepentiremos. Y ese si que puede ser un proceso interminable...
ResponderEliminarUnn abrazo.
Lo encontre!!!
ResponderEliminarahora en Google maps tambien puedes ver el TÚMULO con bandera
ResponderEliminarEn estos tiempos, la sociedad es demasiado culta para protestar con violencia y los dirigentes son demasiado educados para afirmar sin dudar.
ResponderEliminarTal vez lo que está ocurriendo fuera sea un reflejo de lo que llevamos en el interior. Hablando siempre desde lo personal y lo colectivo, claro. Esa conciencia colectiva que arrastramos desde nuestros ancestros y que nos une sin darnos a penas cuenta.
ResponderEliminarDebemos situarnos en esa ribera y mirar al horizonte, pero para no seguir repitiendo lo mismo, que para eso ya está la historia.
Un beso
Me ha enamorado este post, aunque el mar sea áspero, siempre hay que mirar al horizonte.
ResponderEliminarCada día me gusta más tu blog, gracias por compartir tus pensamientos con todos nosotros.
Rita.
áspero azul que no es agua
ResponderEliminaráspero ayer que no vino
y en la proa del destino
al héroe el error lo fragua
asceta que boca enjagua
tras responder al cretino
nunca vendió alejandrino
ni se escondió bajo enagua
áspero mar del poeta
que con su verso suaviza
y con palabra discreta
nuestras iras humaniza
nuestra pasión interpreta
y en sus olas nos hechiza.
Suyo, Z+-----
todos tenemos cosas de las que arrepentirnos, recuerdos de "podría haberlo hecho mejor" y justo es ese "sabor amargo" que tan bien describes, el que nos avisa la próxima vez que vayamos a caer en la misma trampa.
ResponderEliminartenemos que ser condescendientes con nosotros mismos.
biquiños,
ah, me encanta como te ha quedado la foto en blanco y negro con ese tono verde suave al final, dándole luz al mar.
ResponderEliminarbiquiños,
"Todos nos hemos visto en situaciones en las que nos enfrentamos a ese dilema y casi todos tenemos en la boca un cierto sabor amargo porque no actuamos según nuestros principios en alguna ocasión."
ResponderEliminarHacemos lo que podemos. Este es un dilema sin solución, el de lo que somos.