Con la ropa de los domingos no se podía pisar charcos. Había una ceremonia en el vestirse: hasta íbamos más rectos por la calle, como adultos en pequeño. Es todo un hombrecillo, decían las madres, toda una mujercita: el secreto de los diminutivos. En las casas del barrio obrero en la España de los sesenta no se derrochaba y por un ciclo no escrito pero de exacto cumplimiento había un momento en el que aquella ropa pasaba a ser de diario, justo antes de que se quedara pequeña y cuando aun se podía usar el tiempo suficiente para amortizar el gasto. Con los zapatos nuevos se sorteaban los charcos, hasta el momento en el que la vigilancia de la madre se relajaba porque aquellos zapatos ya no eran de domingo. Entonces, el primer charco. Y la risa, que descomponía el gesto pretendidamente adulto y devolvía la infancia al rostro.
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ResponderEliminarA veces el primer charco llegaba incluso antes de que pasaran a no ser exclusivamente de domingo y entonces llegaba también la primera bronca y puede que hasta la primera colleja.
ResponderEliminarEra una gozada jejejejejeje lo peor venía al intentar explicar que había sucedido cuando nos veia mama mmmm, colleja al canto como bien dice Asun. Buenas noches
ResponderEliminarque gozada pisar los charcos, lo más cuando te ponían botas de agua. Besos.
ResponderEliminar¿Un secreto?... aún disfruto metiendo un pie en los charcos (mirando a todos los lados de reojo) jajajajajaja
ResponderEliminarun abrazo y buen finde
¿Tú recuerdas usar las botas "cachuscas" las llámabamos? ¡cómo me gustaba ponérmelas para ir al charco derechita jajajaja.
ResponderEliminarUn beso.
Una cosa... no veo ninguna foto en tu post ¿qué ha pasado?
ResponderEliminarAhoraaaaa he vuelto a clikar el título del post, y ya veo el vídeo, es que antes estaba en blanco no se veía nada.
ResponderEliminarMi mujer, de niña, no perdonaba un solo charco.
ResponderEliminarY ahora tampoco ;)
Querido Pedro, que recuerdos me has traído...me recuerdo de pequeña con las botas que mamá me enviaba al colegio y la capa para el agua...y junto a Ximena, mi hermana, sortéabamos los charcos!!!
ResponderEliminarqué tiempos amigo.. qué bellos tiempos!!
gracias por este instante....y miles más que nos compartes..
Que tu finde sea maravilloso....la lluvia, el sol, la risa, el descanso, la paz, el baile, el gozo estén presentes!!
besos,
Ali
Yo recuerdo perfectamente mi ropa de los domingos, con la cual ni se me ocurría pensar siquiera en resbalarme por los resbaladizos de diario.
ResponderEliminarYo siempre pisaba charcos, mis enormes botas me protegían.
Besos
Retazos de una infancia desperdigada en la memoria. Zapatos de domingo y harapos de una lluvia que ha cesado, destrozan en añicos el propio reflejo en un charco. Espero en el borde de ese abismo que silenciosamente se recompone, para ver como poco a poco me devuelve la imagen que había aniquilado.
ResponderEliminarVeo que tus videos van mejorando. Ahora ¡hasta con voces! y esa fuente apareciendo y desapareciendo, muy chula. Me ha gustado mucho tu descripción de esa infancia vestida de domingo y pisando charcos... Besotes con katiuskas, M.
ResponderEliminarPrecioso video. Veo que el agua surge a borbotones, como los recuerdos. Recuerdos de una infancia de sonrisas y charcos. De charcos, zapatos y sonrisas.
ResponderEliminarViva los recuerdos de la infancia si son recuerdos de momentos felices.
ResponderEliminarFeliz 2011 y un saludo.
Ternura y nostalgia en algunos recuerdos, tanto envidié las "katiuskas" de mis compañeras que me las he comprado ahora, pisando todos los charcos que puedo,le he comprado otras a mi nieto, y me encantó estos dias lluviosos de navidad pisar miles de charcos con el.
ResponderEliminarTomar partido hasta mancharse para que dejen de forrarse y clareen los fondos de aguas turbias.
ResponderEliminarY saltábamos de charco en charco, con aquellos zapatos nuevos hasta que nos inundaban con el agua de las collejas ;)
ResponderEliminarBesos, Pedro.
je,je,je, que recuerdos!!! Collejas no me daban muchas, pero me ponían el trasero del color de los tomates, je,je,je.
ResponderEliminarBesos Pedro.
Recuerdos de infancia.En Argentina era igual,por aquellos años.No nos dividíamos en grupos sociales;o por lo menos yo,no lo viví así. Eramos el/la hijo/a del sastre,la modista, la maestra,el ingeniero,el medico el almacenero o el *funebrero; también decían ahí va o es el/la hija/o del nene,del gallego,de la turca ... del ruso.Eran otras épocas donde la sociedad de consumo no nos había fagocitado.El vídeo cuando recién lo subiste,lo vi con dificultad...ahora lo veo perfecto ...es genial.Que lindo seria volver a saltar charcos.... Besos.
ResponderEliminar*Empleado o, más generalmente, propietario de una empresa que presta servicios funerarios.
Ámbito: Argentina
Asì era. Y luego, un poco mas grandes, la primera noviecita, la veìamos los domingos en la iglesia.
ResponderEliminarClaro que a mi me lo contaron.
en los 60 yo no habìa nacido.
Buen texto.
Un abrazo.
Ay, los charcos... qué tentación para un niño... de lunes a domingo.
ResponderEliminarSaludos.
Don Pedro, asì que "Margarita Cansinos", era Rita Haywort? Que dato. No lo tenòa, aunque no ando mucho en ese tema, tampoco.
ResponderEliminarSì tengo un dato bueno (o eso creo) de Baròn Biza: Apareciò en el blog, una blogger anciana (la "Abuela Frescotona", que escribe muy bien) y resulta que, en su juventud, ella visitò el mausoleo, y CONOCIÒ al "Quasimodo" que lo cuidaba! Hasta describe como guiaba a las visitas por dentro, con un farolito de kerosene. Impresionante.
Un abrazo.
Esta mañana vi esta entrada y salí a dar un paseo. Me fui derechita al principio de la Quinta, al lado del Museo de la Evolución. Pero, a esa hora, no había niños pisando charcos.
ResponderEliminarLa niña era yo, recordando mis cachuscas y mi enorme capa de hule azul. Aunque yo era más de pisar hojas secas, bien ahuecaditas, y hacerlas crujir , bajo mis pies.
En mi inquieta ciudad, la ropa de los domingos divide a la población. Los que nos ponemos un chandal gastadillo , para pasear con perro o sin perro, nos encontramos a la vuelta con los de misa de doce,vestidos y peinados de punta en blanco. La ropa de los domingos ha cambiado mucho...para algunos.
La vida solo es del que desea pisar charcos.
ResponderEliminarEl que se quiere mojar, ver las gotas salir disparadas a su alrededor.
Disfrutar de la vida que ha de ser divertida.
Y separarnos de los que nos quieren hacer sus clones.
Vestidos como ellos calzados a su modo.
Con su tediosa salmodia de cada festivo.
Bendita agua que nos libere del conformismo cansino, líbranos de ser como ellos
Manténganos de por vida el deseo de chapotear, de no seguir el camino marcado, de soñar cada día el “cómo puede ser diferente”.
Y así , y solo así con las suelas bien mojadas, podremos dejar nuestras huellas de caminante, cuando no existe camino, solo la pasión de caminar.
Querido Pedro, me has llenado de bucólicas imágenes, cuantas verdades en tan certero texto
ResponderEliminarde nena los domingos mi madre solía vestirnos con lo mejor y mucho nos encargaba de andar ordenados y limpios desde la cabeza a los pies...los zapatos aunque no siempre eran nuevos, debían lucir parecidos
besitos de luz muchas gracias por tus vibras
de apoco retomando este andar pixelado:)
no se que pasaba..pero cuanto más cuidado ponías en no ensuciarte...más manchas.. !cuanto me gustaba mis zapatos de charol de domingo e ir de la mano de mi padre a misa de los franciscanos¡..la mano esa si que la añoro...un abrazo
ResponderEliminar¡Cómo hemos cambiado!, que dice la canción. Pero ¿realmente eran las cosas tal como ahora las recordamos o están tamizadas por la añoranza de aquellos tiempos en que todo nos parecía más fácil, aunque la vida estuviera llena de dificultades?
ResponderEliminarEso sí, con cierto disimulo, sigo pisando el charco que se pone al paso. ¡Me gusta!
ResponderEliminarme encantan estos recuerdos... y la odiada ropa de los domingos, a mí nunca me gustaba porque era demasiado "seria"... yo sólo quería los vaqueros muy gastados y mi madre me amenazaba: "Así no sales de casa"
ResponderEliminarbiquiños,
Y esa ropa que pasaba de los domingos a diario, todavía tenía uso para algún hermano pequeño.
ResponderEliminar:)
Qué bien nos retratas. Yo odiaba la ropa de los domingos. Hoy sería incapaz de reservar una ropa para ocasión determinada. Cuánto la echo de menos.
ResponderEliminar..Y aquellas botas de goma con licencia para chapotear... Dulces recuerdos.
ResponderEliminarSaludos
TE HA QUEDADO PRECIOSO EL VÍDEO,
ResponderEliminarCOMO SI FUERA DE ANIMACIÓN.
Besos desde el sur... de Madrid: PAQUITA
Toda una ceremonia el ducharse el sábado, vestirse de fiesta, ir a misa y quedar en la comunión con las chicas para ir al parque ....
ResponderEliminarBuenos dias Pedro, a la impronta me ha venido al pensamiento, que las costumbres cambian, en el parquecito de mi barrio, hay una Guineu (zorra), con un estanque tipo barreño, se siguen metiendo los crios, pero en vez de zapatos llevan bambas Kike.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Jesus