Alicia me escribe, desde los EE.UU., para decirme que se ha instalado bien, dispuesta a disfrutar de su estancia allí, que tiene motivos académicos. Alicia fue alumna mía y es un ejemplo de estos jóvenes de hoy, bien formados, con gran iniciativa y un currículum brillante. Ya ha pasado largas temporadas en otros países y, en Burgos, ha obtenido varias becas. Pertenece a una magnífica promoción de estudios humanísticos a los que dediqué un Discurso cuando me eligieron su padrino: en este tipo de jóvenes está el futuro de unos conocimientos que, ahora, para mal del mundo, parecen no estar de moda. Me envía fotografías que tomó hace un tiempo, no sé si por aquí, y de las que se ha acordado al leer desde su nuevo lugar de residencia, mi entrada Primavera y vida. Publico una de ellas, al frente de estas palabras, que anticipa, a la vez, el invierno -por esta Meseta el invierno viene pronto y es largo- y la primavera. Junta, en su imagen, el reposo de la naturaleza y su feliz rebrote. Buena suerte, querida Alicia.
Estos jóvenes de ahora viven en el mundo: no todos desperdician su vida como insisten en decirnos los medios de comunicación, especialmente interesados en sacar sólo lo que vende. Su horizonte se ha extendido. Los mejores de ellos saben no sólo que son ciudadanos del mundo, sino que pueden y deben ejercer ese derecho que es, sobre todo, la concreción de lo mejor de nuestra Historia como seres humanos. Cuántas pesadillas nos ahorraríamos si comprendiéramos que todo ha de moverse ya lejos del concepto de frontera, no sólo el dinero.
De ello es también ejemplo otra antigua alumna mía, Carmen, que me escribe también para decirme que se marcha a Serbia a trabajar. Salió de Burgos para irse a vivir a Francia. Después de visitar medio mundo, me escribió para contarme que estaba en Italia. Ella no lo sabe, pero la descripción que hizo de su lugar de residencia me llenó de viejos sueños míos. Siempre que me escribe noto su energía, que no pierde ni en los peores momentos, y sus ganas de hacer cosas. Me envía también lo último que ha escrito, que leeré con calma, porque me gusta mucho lo que hace. Cuando la escriba mi próximo correo electrónico, supongo que lo recibirá en su nuevo destino. Tendrá suerte allí, seguro.
Estas cosas son las que a uno le reconcilian con su profesión, tan fea, a menudo, por las batallas burocráticas y los clanes académicos.
Por último, Miguel Vivanco, que tantas huellas deja en La Acequia con sus comentarios, palabras y enlaces oportunos (cuando veáis un comentario suyo, seguid siempre el enlace con el que firma), me cuenta en su correo que, el día que hablé de su piedra, estaba de viaje en Italia. Y entre guiños inteligentes en su texto, me envía varias fotografías. Una me ha gustado especialmente: máscara entre máscaras, en Venecia. Confía en que sabré sacar partido de ella. Querido Miguel: andamos todos enmascarados, ya lo sabes. Pero, tras la tuya, se adivina la sonrisa inteligente.
¡Qué buen profesor! debes de haber sido para ellos, cuando aún se siguen acordando de tí, escribiéndote, diciéndoles como les va.
ResponderEliminarSiempre solemos recoger lo que cosechamos, y tú estás recogiendo tus frutos.
Un beso.
Maravillada estoy de haber sido la primera en comentar.
ResponderEliminarPedro de que debes ser un excelente profesor nunca lo he dudado y ahora con este homenaje que haces a alumnos tuyos se ve que eres de una gran nobleza y generosidad. Un amor de persona ¡vaya! Besotes, M.
ResponderEliminarTambién conozco jóvenes emprendedoras y luchadoras, inteligentes, trabajadoras... es que me atrevería a decir que en un porcentaje altísimo son chicas.
ResponderEliminarMi mujer también profesora, se llena de admiración no solo por ella sino cuando ve igualmente como algunos de sus alumnos han prgresado, realizan carreras universitarias... pero a la vez se entristece y se llena de rabia cuando viene hablando del mucho "tocino" que hay por ahí... y en esa expresión mete tanto a alumnos como a padres de alumnos.
ResponderEliminarsaludos Pedro.
Me ha extrañado cuando has dicho que tu profesión es "tan fea", ¿por qué? Debe ser estupendo enseñar a los demás como tú haces con tus alumnos. Siempre he admirado la docencia y pienso que el profesor es junto con los padres una persona a respetar, admirar y tomar como ejemplo a lo largo de la vida.
ResponderEliminarAsi que... no digas que es fea tu profesión.
La fotografía de Alicia, preciosa, sobre todo para nosotros que aquí en Córdoba no sabemos lo que es nevar jejeje.
Un beso.
Sí, la fotografía de ese arbol florido (parece un cerezo) y ¡con nieve! preciosa. Besotes, M.
ResponderEliminarSupongo que esos alumnos tuyos se sentirán orgullosos de que su profe les reconozca sus méritos y les dará más impulso para seguir construyendo su vida y enriquecer su mente.
ResponderEliminarSi reconociéramos más a menudo los valores de los demás estaríamos colaborando en hacer un mundo mejor, pero desgraciadamente tendemos más a señalar los defectos, bien sea por envidia o bien como una forma de proyectar los nuestros. Es una pena.
Precioso lo que has escrito.
Un besote gordo.
MARÍA: creo que la bondad está en ellos, más que en mí. Gracias, de todas las formas, por tus palabras.
ResponderEliminarMERCHE: tengo suerte con estos alumnos. Sin duda. No sé el tipo de árbol, ¿un almendro? Son los primeros que florecen y los que pueden ser soprendidos por las nevadas de Castilla. Besos.
MAFALDIA: no siempre son mujeres, no siempre. Lo que sucede es que, en los estudios humanísticos, ahora, la mayoría son mujeres. También tengo alumnos brillantísimos. En esto, más que el sexo, busco la persona.
PACO: comprendo a tu mujer. Tengo algo de suerte porque mis alumnos eligen estas carreras más por vocación que por interés. Saludos.
DESPLAZADOS: no. Adoro mi profesión. Detesto lo que en ella la enturbia y que suele venir del papeleo y de algunos colegas.
La foto dice muchas cosas, en efcto. Un beso.
ISABEL: siempre me ha gustado alentar lo mejor que tienen los jóvenes que pasan por mis aulas. No comprendo a los que los miran con severidad. Es la mejor forma de que salga de ellos el futuro. Un beso.
Los jóvenes no cambian con las épocas, cambian las circunstancias. Besos Isabel.
ResponderEliminarISABEL: los jóvenes serán siempre lo mejor que tenemos.
ResponderEliminarQué buena la foto de Miguel!!
ResponderEliminarque orgullo debes tener de tus alumnos....hay que seguir apostando por los jovenes no todos andan descarriados.....
ResponderEliminarme encanto el post y las dos fotos fantasticas..ese arbolito con la nieve me mato!
y la de miguel tb tab buenisima!
besines gigantes!
adeu
:)
Acabo de leer tu discurso Pedro, y me emocioné al hacerlo... es una maravilla. Resalto estas lineas:
ResponderEliminar"Salís hoy al mundo, sin duda, a hacerlo mejor. Nosotros, los que aquí quedamos, ya no podremos cambiarlo. Vosotros no deberéis renunciar a hacerlo en vuestro día a día," Es un mensaje precioso de esperanza, de Futuro.
Eres un excelente profesor y Persona.
No he abierto los otros Enlaces pero lo haré a continuación, quería dejar este comentario bajo el efecto de la emoción al leerlo...
Un beso Pedro.
Igual sí es un almendro porque florecen a finales de enero, principios de febrero pero lo que me despistó es la flor rosa, aquí casi todas son blancas (por eso Ibiza es tambien conocida como la isla blanca). Besotes de nuevo, M.
ResponderEliminarCuando tus alumnos siguen mantiendo el contacto contigo después de terminar el curso, eso es que eres un crack. Un abrazo.
ResponderEliminarLAZARILLO: a mí me gusto por su significado.
ResponderEliminarSAUVIGNONA. hay que seguir apostando por los jóvenes, en efecto. Besos.
SELMA: y eso es lo que pienso: que los jóvenes es lo mejor que tenemos y hay que confiar siempre en ellos. Gracias por tus palabras.
MERCHE: y a los pobres almendros siempre les soprenden las últimas heladas, las últimas nieves, los últimos vientos fríos. Besos.
FERNANDO: al menos, intento servirles de algo. Un abrazo.
Esto de mantener el contacto con las personas que han ido acercandose a mi vida a sido un imposible... y si que lo he intentado... (excepto en un sólo caso que duró un número de años curiosamente temido por muchos, y precisamente ahí se terminó), no ha sido posible mantener ese contacto... cada uno está aquí por algo, ver esto me costó años...
ResponderEliminarMe alegra ver que en tu caso a sido a la inversa, gratificante por lo que nos cuentas.
A ver que ocurre en este contacto que hemos abierto... ¿qué prevalecerá tú dinámica o la mia?
O quizá soy una ilusa y sólo quiero tener alguna vez amigos en el mundo.
Un abrazo
Hola, PEDROI. Ese tipo de jóvenes al que aludes es el que interesa a la sociedad, y nada tiene que ver con los bullangueros egoístas de fines de semana, aunque éstos sean mayoría. Un saludo
ResponderEliminarHAIDEÉ: veremos. Espero que sea la mía de mis últimos años. Tener amigos y saber de ellos de vez en cuando, sí. Un abrazo.
ResponderEliminarMANZACOSAS: esperemos que se invierta el porcentaje pronto. Saludos.
Eso es muy bonito Pedro saber de un alumno después de tiempo y que todo le va bien , y al contrario saber del profesor..Eso dice mucho de ti que has sido buen profesor cuando siguen en contacto contigo..
ResponderEliminarUn beso
ESTHER: o que ellos son muy generosos. Un beso.
ResponderEliminarY yo denominándole Diógenes a este buen hombre..
ResponderEliminar¡Qué gozada que exista gente joven bien formada y con inquietud por el mundo y el conocimiento! Tenemos que conseguir entre todos que el modelo a imitar vuelva a ser el empollón y no el macarrón
BIPOLAR: bueno, el empollón sin más no tanto: el empollón activo.
ResponderEliminarNo todos desperdician la vida, desde luego. Si no, no seguiríamos dando clase. E, incluso, los que parece que la desperdician (porque no estudian, no son capaces de terminar ni la ESO, etc.) tengo la esperanza de que sea algo temporal y pasajero, cosas de la adolescencia y juventud. Y que, aunque no estudien nunca una carrera universitaria, consigan trabajar en algo que les guste, que les llene y que aporte algo a la sociedad.
ResponderEliminarAMELCHE: que se cumplan tus esperanzas.
ResponderEliminarse nota que tus palabras contienen mucho cariño y un orgullo como el de los padres... es bonito.
ResponderEliminarbicos,
ALDABRA: he de reconocer que estoy muy orgulloso de mis alumnos.
ResponderEliminarQue los alumnos se conviertan en amigos es dificil y elogiable. Dice mucho de tu forma de ser.
ResponderEliminarJAVIER: y de la de ellos, por supuesto.
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