Hubo un tiempo en el que este país, orgulloso hoy de su posición entre las primeras potencias, tenía el tercer mundo dentro de sus propias fronteras. Y no deberíamos olvidarlo con tanta facilidad. Un tiempo en el que el analfabetismo, la incultura, la miseria, ocupaba buena parte de España en las primeras décadas del tan moderno siglo XX. Un puñado de intelectuales quiso actuar para corregir esa situación y movilizaron instituciones y apoyos individuales hasta conseguir que el Estado se decidiera a moverse y comenzara a programar actividades para solucionarla. Pero no esperaron a que todo estuviera subvencionado y organizado, porque se lanzaron a la acción en un primer compromiso cívico y humano de una de las mejores generaciones de pensadores y creadores que ha dado España, aquella que va desde la década de los ochenta del siglo XIX hasta los años treinta del siglo XX.
Buena parte de aquellos compromisos tuvieron como causa y consecuencia la creencia firme en que la educación de las clases y las zonas más desfavorecidas era un primer paso hacia la ruptura de su penosa situación. Sin duda, no hay mejor forma de cambiar un atraso o una injusticia que la educación. Aunque, a veces, el ver que hay otro mundo es doloroso porque no podremos alcanzarlo: no importa, ese dolor nos hace más libres y dueños de nuestro propio destino. Por eso, en las primeras décadas del siglo XX, tomó fuerza la necesidad de difundir la instrucción. Por una parte, se dignificó al maestro rural: nunca se ha hecho una campaña de prestigio de esta figura más importante que en aquella época. Por otra, se programaron cientos de acciones complementarias que intentaban llevar bibliotecas con amplias colecciones de textos, teatro y títeres, reproducciones de los mejores cuadros del Museo del Prado, música, cine (en gran parte de España, fue entonces cuando se vio la primera película), a lugares en donde no había existido antes nada de esto y tardaría en volver.
Gran parte de esa labor tiene detrás el sello de la Institución Libre de Enseñanza y de los hombres que la constituyeron y ayudaron a crecer. Un proyecto de la Fundación Francisco Giner de los Ríos nos ha recordado todo lo que cristalizó en las Misiones Pedagógicas y ahora se expone por varias localidades una síntesis que resume, con sencillez, todo aquello que contribuyó a hacer la vida de mucha gente un poco mejor y que se viene conmemorando desde hace un par de años.
La Guerra Civil española de 1936 a 1939 cortó de raíz mucho de lo conseguido, que sólo podía crecer por acumulación. De aquel parón hemos tardado demasiado en recobrarnos. Y hay vacíos que son difíciles de rellenar porque siempre nos faltará lo que pudo ser.
Quede aquí mi más sincero homenaje a tanta gente que dedicó muchos días de su vida a viajar por lugares a los que no llegaba la luz, ni el agua corriente, ni otra cultura que la tradicional y oral, abriendo bibliotecas públicas en lugares en los que un libro era un lujo, proyectando cine en sitios en los que no había luz eléctrica, exponiendo y comentando los lienzos de los grandes pintores, divirtiendo con representaciones teatrales en donde jamás se había visto representar una obra.
Sin duda, también aquellos jóvenes intelectuales y artistas, muy modernos, embarcados en la aventura aprendieron muchas cosas. Entre ellas, la verdadera realidad de su país.
Tenemos poca memoria histórica, eso desde luego.
ResponderEliminarMe uno a tu homenaje, muy merecido.
Besos
El profesor exiliado del cual ya te hablé y de cuyo nombre sigo sin acordarme... que fundó "La Alianza Cultural Hispano-Canadiense" de la Universidad de Toronto, perteneció a "La Barraca" el teatro itinerante fundado por Federico García Lorca y nos contaba anécdotas de aquella aventura, sobre todo lo que le quedó grabado era la mirada expectante e ilusionada de los niños que nunca habían visto una obra de teatro... y tambien la pobreza extrema de esos pueblos y aldeas. Fue una labor de pedagogía maravillosa que, desfortunadamente, fue abortada por la maldita guerra (in)civil. Besotes, M.
ResponderEliminarles debemos mucho de lo que somos hoy en día sin sus preocupaciones por el resto, por educar a España y hacerla más sabia no seríamos nada, muy buen homenaje el tuyo pedro.
ResponderEliminarun beso
Esos modos de actuar eran también reflejo del idealiso político de la época, existían extremos tan pronunciados que provocaron cosas muy buenas y terribles..., las personas se comprometían más, hasta el extremo pero no sólo con la educación o la cultura, también con la política.
ResponderEliminarEn contra, hoy el pasotismo es también extremo, no me gusta ni una cosa ni la otra, se podría intentar llegar a una nueva situación ideal.
Creo que tienes razón, Pedro.
ResponderEliminarLa Guerra Civil frenó y quitó continuidad a ese proceso civilizador.
Muchos de esos intelectuales debieron marchar al exilio e hicieron, entre otras cosas, de lugares tan alejados de España -como Buenos Aires- un polo cultural notable.
La Avenida de Mayo, arteria típica de la ciudad argentina, está jalonada de lugares donde aquellos modernos esclarecidos se reunían para compartir esas inquietudes...
Nunca los olvido cuando camino por esos lugares.
Un abrazo.
Antón.
pedro
ResponderEliminarhermosas iniciativas deberían siempre estar presentes en todas las sociedades,pués de la educación va el desarrollo , mano a mano en el país.
no sólo en tiempos de campaña electoral , acá en el tercer mundo aún quedan nichos por recorrer, las masas están ávidas de conocimiento y de otras necesidades que urgen ser implementadas.
Es muy bueno recordar que antes hubo personas motivadas por esa solidaridad social hacia sus congéneres y es mejor aún seguir practicando y motivando a las nuevas generaciones a seguir ese camino.
un abracito para vos
disculpa si me salí de contexto
y me alargue en demasía
prometo que para la otra soy más concisa para comentar:-)
muakismuakis
Hasta varios años después del inicio de la democracia no se expropiaron varios latifundios de Extremadura. En uno de ellos, un hombre se aferraba a la verja llorando. Al fin iban a poder salir de allí libremente sin el permiso del Señor y sus hijos podrían ir a la escuela.
ResponderEliminarPues no me queda más que sumarme a este precioso homenaje tuyo. Nada más valioso que la educación, nada mejor que saber de dónde venimos y lo que otros pensaron o escribieron.
ResponderEliminarUn abrazo
Rafa
Precioso y emotivo post, por lo emocionante del tema y por lo bien escrito , la labor , hoy justamente homenajeada de estos maestros, tiene algo de prometeico.
ResponderEliminarUn abrazo.
En las fotos tiene ud. un aire a Carmelo Gómez, o él se parece a usted...claro.
Hola Pedro gracias por esta entrada y por el enlace a la institución de Giner de los Rios, me ha llamado mucho la atención porque en los libros de Max Aub sale mucho un Giner de los Rios que evidentemente por los años no es este pero ¿entonces quien es?. Te hablo del laberinto mágico y sus siete (creo)campos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Mafalda en que antes había más idealismo pero todavía quedan quienes creen que se puede hacer algo siempre para mejorar y la iniciativa de la institución libre de enseñanza si no me equivoco la siguen los nuevos "movimientos de renovación pedagógica". Saludos a tod@s, soy estudiante de educación social y me interesan mucho los temas que tratais por aqui.
La verdad es que ya llevamos 30 años de democracia y tiene delito que se haya tardado tanto en reconocer la labor de esta gente. Quizá creamos que estamos libres de la miseria, pero ahora mismo, en este país, hay un niño de cada cuatro que pasa hambre, de la de verdad. Y me gustaría que nuestra clase intelectual, tan "comprometida" ella según para qué cosas, abra la boca al respecto imitando a aquellos a los que hemos tenido olvidados tantos años. Aunque creo que son irrepetibles.
ResponderEliminarUn homenaje el tuyo al que me sumo con los ojos cerrados.
Besazos.
Debió de ser un proyecto interesantísimo. Me habría gustado participar.
ResponderEliminarEncantado me sumo al homenaje que alberga tu post.
ResponderEliminarMe atrae mucho el concepto de misión pedagógica. Son dos bellas palabras que, una al lado de otra, parecen acercarnos un poco el paraíso. Mi más sincera devoción para aquellos que trotaron por caminos y pedregales para acercar algo necesario.
ResponderEliminarEfectivamente. Fue en la época de la primera democracia cuando hubo un afán y un interés por llevar la cultura a un pueblo bastante analfabeto, lo que era una consecuencia lógica del absolutismos hasta entonces de una forma u otra imperante. Por eso, amigo, fueron los enseñantes tan duramente perseguidos en la segunda dictadura, la que no dudaba en exterminar. Un saludo. Manzacosas
ResponderEliminarRecuerdo que en varios exámenes de la carrera, al entrar, todos los alumnos cruzábamos los dedos para que nos cayera algo concerniente a las Misiones Pedagógicas. Era lo que todos sabíamos, algo bonito, fácil de entender, motivante, daba mucho juego para enlazar otros temas...
ResponderEliminarCuando caía la Democracia cultural había más "pencos".
:S
DIANNA: somos muy injustos con los que nos precedieron. Besos.
ResponderEliminarMERCHE: debió ser un hombre apasionado y apasionante. En ti ha dejado huella, lo que lo demuestra. Muchos de ellos murieron en la guerra, muchos se exiliaron y sembraron su labor en otros países. Besos.
ESTHER: les debemos mucho. Aun no lo hemos cumplido. Un beso.
MAFALDIA: Feliz idealismo aquel que te lleva a caminar carreteras sin asfaltar para llevar libros a una escuela de pueblo.
ANTÓN: como le he dicho a Merche, muchos de ellos terminaron en Argentina, México, Chile... y allí continuaron con su labor. Debió ser duro para ellos. Un abrazo.
LICHAZUL: deberíamos recuperar ese espíritu. No te has extendido ni te has salido de contexto. Este espacio es tuyo. Besos.
BEA: esa anécdota ilustra muchas cosas, aunque ahora a muchos les parezca imposible que sucediera.
RAFA: con respeto, debemos ser una cadena que trasmita esas cosas. Un abrazo.
FRITUS: Bienvenido a La Acequia, en la que espero encontrarte en próximas ocasiones. Me alegro de que te haya gustado mi texto. En cuanto a lo de Carmelo Gómez, no sé, no sé.
TXONI3: creo que te refieres a Bernardo Giner de los Ríos, sobrino de don Francisco. Llegó a ser ministro y murió en el exilio de México, en donde se relacionó mucho con Max Aub.
Me agradan muchos los necesarios estudios de educador social, a los que ya he dedicado alguna entrada en este blog. Saludos.
ISABEL H.: en efecto, no estamos libres de la miseria: del hambre físico y del hambre moral. Besos.
AMELCHE: lo fue. Y su realización dio frutos.
FRANCISCO: tienes mucho de aquellos hombres y mujeres.
RAÚL: es un concepto hermoso, en efecto. La idea fue magnífica.
MANZACOSAS: no en vano, la diginificación del maestro rural por la República supuso que gran parte de ellos lo pagaran con la vida. Un saludo.
LABEA: en efecto, algo hermoso, fácil de comprender y compartir y motivante. Me alegro de que, al menos, entrara en el temario.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
El grado de compromiso y de moralidad de la República esta años luz de este consumismo contumaz.
ResponderEliminarJAVIER: a años luz. Lástima que, entre todos, la mataran.
ResponderEliminary no se podría poner de nuevo en marcha una iniciativa parecida ?
ResponderEliminarun abrazo
FERNANDO: deberíamos. Hace falta. Un abrazo.
ResponderEliminarLlevar la cultura a los pueblos, pobres pero llenos de curiosidad por aprender, debió de ser muy reconfortante para ese proyecto educativo. Que haya gente que recuerde y aplauda esos proyectos me parece interesante para no perder la memoria.
ResponderEliminarDEME: no, no hay que perder la memoria.
ResponderEliminarPor cierto que en Colombia, desde que está Uribe, hay un movimiento parecido. En Medellín han montado talleres dónde enseñan a los niños y jóvenes de las "favelas" a leer y a escribir, consecuentemente en estos últimos años ha descendido bastante la delincuencia. Besotes, M.
ResponderEliminarMERCHE: la educación reduce la delincuencia, la violencia... y la pasividad ante los gobernantes. Besos.
ResponderEliminarUn pueblo con conocimiento, es más dificil de ser manejado.No hay nada como el saber para ser uno mismo.
ResponderEliminarBesos
Gran iniciativa de aquellos autores del 98 y 27, que comprometidos con la difícil realidad del momento, se echaban a las carreteras polvorientas con una camioneta a llevar la cultura por los sitios más apartados de la convulsa geografía española. Citaría al movimiento bloguero como una continuación de aquel espíritu altruista en su compromiso por extender la cultura. Pancho
ResponderEliminarA memória colectiva costuma ser bem escassa.
ResponderEliminarAo ler-te voltei aos tempos primeiros da Revolução dos Cravos e em como tudo se há mudado e perdido...
Partilho a tua homenagem a quem se propôs melhorar a vida das pessoas!
Bem hajas, Pedro!!
Creo que ya está todo dicho pero yo tengo que decir algo aunque me repita. Fantástico homenaje. Estos si que fueron heroes de verdad.
ResponderEliminarUn beso
CARMEN: a veces, el conocimiento es doloroso porque se tiene conocimiento de que otros viven de otra manera y puedes contrastar tu situación. Aun así, este dolor es necesario. Besos.
ResponderEliminarPANCHO: aun así, a pesar de compartir contigo la afirmación sobre los blogs, debemos seguir pateando la tierra. Hagámoslo.
SAO: Aquella revolución tuvo tantos ideales positivos, que merecería continuarse, querida amiga.
EUPHORBIA: fueron héroes de los que hay que ser, es decir, hombres comprometidos en el día a día. En estos casos, es bueno repetirse.
Hola Pedro.
ResponderEliminarQué merecido homenaje a toda esa gente que hizo ese titánico esfuerzo, con sus limitados medios, para construir un mundo mejor y para ayudar a sus semejantes con algo tan importante como la cultura y la educación. Lástima que se viera truncado de una forma tan cruel y trágica para toda una nación.
Saludos.
JUAN LUIS: su labor hubiera tenido más eco en otra época. Lástima, sí. Saludos.
ResponderEliminarYo también me sumo a tu homenaje a todos aquellos esforzados pedagogos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, ANTÒNIA. Un abrazo.
ResponderEliminarMe sumo a tu bello y emotivo homenaje a esta gente intrepida y genrosa!
ResponderEliminarBesos
MYR: y tanto que lo fueron Besos.
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