El deseo, en verano, suele ser fugaz y veleta. El calor y la desnudez, los días alargados y una cierta pausa en los quehaceres nos llevan, a hombres y mujeres, a descubrirnos como si no hubiéramos estado ahí. Cuando las noches refrescan y aparecen los primeros síntomas de que el calor se nos va, el deseo muta y parece serenarse. Es más selectivo y pausado. O más traicionero, porque no lo vemos venir y lo descubrimos cuando ya hace de nosotros lo que quiere.
El otoño muestra unas bellezas inigualables... en todos los campos de la visión ;-)
ResponderEliminarestoy totalmente de acuerdo contigo... una de las sensaciones peores de la vida creo que es tener que combatirlo cuando no se pueden cumplir sus expectativas.
ResponderEliminarme hubiera gustado leerte a diario con más calma pero estos días voy muy mal de tiempo así que tengo que conformarme con lo que puedo hacer... que ya es mucho.
bicos,
mañana haré un hueco para el Quijote.
¡qué lástima más grande... llega el otoño, caen las hojas de parra, pero no se caen los abrigos, ni las cazadoras... je,je,...imaginación al poder, chicos!!!
ResponderEliminarLo peor es que te sorprendan sin avisar...
ResponderEliminarBona lluneta
Encarna
Adiós al amor eufórico y bienvenida al amor melancólico...
ResponderEliminarMe encanta lo de ponerse la cámara en la tripa...
ResponderEliminar:D
Pues yo no noto el deseo diferente en verano o en invierno, casi mejor en invierno que apetece estar más juntitos por el frio ¿no?
ResponderEliminarBesitos Isabel.
Es bueno...paraque llegue aquellos de "la primavera...la sangre altera"..quizá amigo Pedro, tenga la suerte de vivir en un lugar de España donde la oscilación térmica no es muy grande y estemos casi 8 meses en mangas cortas...saludos
ResponderEliminarPrimavera, verano, otoño, invierno...y primavera,
ResponderEliminar(y así siempre, así que no sé qué es lo que nos sorprende de esta historia tan sabida ya)
Los paseos de otoño son uno de los momentos más deliciosos del año, por otra parte.
¡Dios mío, no siento las piernas!
ResponderEliminarEl otoño va a ser largo, muy largo
mmm no sé, no sé, el deseo se da en muchas fases del año, sea verano o invierno...
ResponderEliminarun abrazo.
SABÍA que saldría Irina de nuevo... Besotes, M.
ResponderEliminarP.D. si no es ella, se le parece mucho.
no me enredes pedro, para mi el deseo es igual en verano que en invierno. incluso te diria que prefiero el de invierno, que me hace sudar igual, pero la sensacion en el cuerpo es diferente, menos pegajosa quizas. :)
ResponderEliminardigan lo que digan, Pe es preciosa.
Tan poco tiempo transcurrido y ya pensando en otras....
ResponderEliminarLe contare que en uno de mis viajes recientes me encontre de nuevo a Irina de un modo absolutamente espectacular. Permanezcan atentos a sus pantallas..
Más bien es el deseo mismo el que acaba con el verano. Necesita renovarse. Tras el estío llega el hastío, pero solo como una versión madura y sofisticada del mismo latigazo que asoma en el angulo inferior derecho de la imagen.
ResponderEliminarUn saludo, de nuevo. Y reuniendo fuerzas para pensar el mundo, pero no demasiado.
FRANCISCO: en todos, querido amigo, en todo.
ResponderEliminarALDABRA: no te preocupes. Aquí están las entradas para cuando puedas. Besos.
MAFALDIA: a veces uno desea más lo que no ve pero se adivina.
ENCARNA: cuánta razón, cuánta. Saludos.
JUAN LUIS: ay, qué otoño nos espera.
LABEA: ¿hay otro sitio?
ISABEL: en eso tienes toda la razón, es bueno para combatir el frío nocturno. Besos.
MANUEL: pero así no tiene mérito el deseo. Lo de los esquimales sí debe ser heroico.
DEME: ya sabes que por mucho que lo esperemos, el cambio siempre sorprende, como si nunca hubiera habido calor o frío. Paseemos.
BIPOLAR: y tanto. Sobre todo por estas latitudes.
FERNANDO: pero se disfraza... Un abrazo.
MERCHE: No. No lo es: es nuestra Penélope... o su hermana, que no las distingo bien. (Ambas son la cara publicitaria de la nueva temporada de esta compañía.)
METIS: ¿ves como no es igual...? Estoy contigo en lo del sudor pegajoso en verano... Lo es. Pero no sé si podemos decir lo mismo de su calidad de actriz en todas sus películas.
BLOGÓFAGO: ya sabes que, en la variedad está el gusto. Además, como no hablamos de amor, sino de deseo, Pe no entorpece a Irina. Espero las nuevas noticias...
XUANRATA: me alegro de tu vuelta tras el descanso. Tienes razón: la monotonía es mala.
Un abrazo a todos y gracias por vuestros comentarios.
Alguna relación ha de haber con la disminución y el aumento de horas de sol, naturaleza pura.Física o química??
ResponderEliminarBesos
No hay época mala para el amor, si se pretende sólo amar... En Primavera podemos amar reafirmando nuestros más románticos sentimientos, si son bien compartidos; en Verano, podemos amar tan sexual y abundantemente que pareciera que nos íbamos a quedar sin la posibilidad cierta de ese contacto de la carne, hasta el agotamiento; en Otoño con la certeza de que hemos amado y con la necesidad de seguir amándonos con el mismo calor que nos amamos y en Invierno, podemos amarnos para darnos el calor que prepare en Primavera el estado preciso para sentir que amamos reafirmando nuestros sentimientos de nuevo... No hay mala época para el amor..
ResponderEliminarOlha, Pedro, em Portugal se diz que mais vale cão que ladra, sabes?
ResponderEliminarrrrsss...
Besos, amigo.
Sugerente entrada para afrontar la llegada del otoño. En cualquier caso, prefiero el sosiego que promete el camino hacía los meses frios que la eclosión hormonal del calor (aunque hay calores y calores, claro).
ResponderEliminarSomos como las plantas, nos guiamos por el devenir de las estaciones. Felicidades especiales a esa foto que ilustra el post... El deseo al final del verano con cara de Penélope Cruz, bien hecho!!!
ResponderEliminarlo del deseo selectivo y pausado ...son dos calificativos fatales...
ResponderEliminarsupongo que el deseo se va acomodando segun las estaciones....pero es como dices tu..algunas veces el momento te agarra con el deseo con las manos en la maza y fuiste!
te dejo muchos besos pedro y espero que sigas hermoso como siempre...con algunas ojitas de otoño en la cabeza....
besines que esteis bien!!!
¿Más traicionero? ¿Por qué no dejarse llevar por el deseo cuando éste se presenta?
ResponderEliminar¿Por qué no hacer nosotros lo que queramos de él?
¿Huír, o temerlo, no lo excita aún mas?
Demasiados miedos a disfrutar.
Besazos.
CARMEN: Ambas: la física dicta las normas a la química. Buscamos el calor del sol ausente en otros sitios. Besos.
ResponderEliminarCARLOS: ay, que no hablo de amor, sino de deseo. ¿Se nos decae el deseo tras el final del verano o se mantiene? No hay mala época para el deseo ni para el amor, en efecto. Pero parece que en otoño miramos menos hacia fuera.
SAO: no conocía el refrán. Es bueno. Besos.
AMADOR: es que el calor aplana. Lo aprendemos con la edad, claro...
CAPRI: Gracias. Algo de plantas debemos llevar dentro, en efecto.
SAUVIGNONA: gracias por los besos. Buscaré hojas para hacerme un tocado en el pelo.
ISABEL: ¿no te ha pasado, a veces, que se te viene el deseo sin darte cuenta, como si saliera de una esquina y te sorprendiera cuando uno va tranquilo en una tarde otoñal? Quizá le echo demasiada literatura. Besos. Disfrutemos.
¡! Pedro, deseo lo que amo y amo lo que deseo...
ResponderEliminarEres afortunado. Sigue así.
ResponderEliminarGracias Pedro... En eso estamos siempre por aquí, en mantener nuestros fuegos vivos siempre, con la inevitable modulación de intensidades que el día a día impone al deseo y al amor y en que el uno y el otro anden siempre juntos de la mano, convencidos de que es el mejor de los estados posibles... Desear a secas, lo conozco... Amar a secas, me resulta imposible...
ResponderEliminarLa renovación que trae el otoño, trae consigo las ganas de renovar todo, hasta el deseo por lo deseado; nos gustaría que ese deseo se trasformara en posesión muchas veces.
ResponderEliminarSaludos.
pedro
ResponderEliminarque interesante punto
el deseo ,relacionarle con la estacionalidad y flujo energético
sin duda es lo más subjetivo y experimental de cada individuo
para mí es muy estímulante cada cambio
se me hacen nuevos desafíos y a la vez tienen sus cuotas de misterio:-)
muakismuakis
Asi que todavía te pilla por sorpresa, eso tiene su encanto,si :)
ResponderEliminarUn abrazo
CARLOS: sigue cultivando esa unidad.
ResponderEliminarR.A.RIVEIRO: no sé si en posesión, pero sí en encuentro. Saludos.
LICHAZUL: los cambios son retos que nos mantienen vivos. Besos.
HAIDEÉ: sí. Y espero que siga siendo así. Un abrazo.
En el verano, el calor, el color, la luz, la alegría de las gentes en sus calles, etc, hacen que el deseo aumente, reviva y esté siempre presente.
ResponderEliminarEn el otoño, estación melancólica, dónde los días son más cortos, las noches más largas, la soledad de las calles, las hojas de los árboles se caen, los paisajes están decaídos, el frío llega a las almas y se frena el deseo.
Un beso.
¡¿ Es penélope ?! Pues no la he reconocido... ¡Sabía que se había hecho algo en la cara...! En fin... que le vaya bien. Besotes, M.
ResponderEliminarAh, no he dicho nada sobre el deseo que al fin y al cabo es de lo que se trata en tu post... ¡Qué quieres que te diga! Ya ni me acuerdo... pero lo que sí me acuerdo es que me lo pasé pipa en todas las estaciones del año. Besotes, M.
ResponderEliminarDespués de verte, en tantos blogs amigos, me estaba debiendo esta visita. De hecho pasé por tu perfil en una ocasión, pero al ver tres blogs no supe en cual entrar, hasta hoy que me leí, en el periódico de Rafa, la reseña que hace de tu espacio. Así que aquí estoy, escribiéndote en esta entrada que me encantó, para decirte que me he leído todas las que aparecen aquí y, como siempre, Rafa tiene razón.
ResponderEliminarHay otra entrada, sin embargo, que me ha pegado muy fuerte: la de "Dejad de quererme". Y es que tengo 42 años y, también yo, un buen día desperté con ganas de mandar a paseo al trabajo. No por falta de cariño, más bien por exceso de incongruencia (algún día lo contaré).
En fin, estoy divagando y ocupando un espacio muy extenso.
Lo que realmente quiero decir es que muchas felicidades por La Acequia y por la reseña de Rafa.
Pasaré por aquí, si me lo permites, con mucha frecuencia.
Un beso mexicano
He seguido el consejo de Rafa en su reseña de hoy, de visitar tu Bitácora y realmente me he quedado fascinada por lo que escribes y como lo haces... volveré con más detenimiento para leer más y más...
ResponderEliminarTraicionero lo puede ser en cualquier momento del año, pero tienes razón, en otoño nos "pilla" con la guardia bajada...
Un abrazo Pedro.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Entrada triunfal la mía con una pifia! Lo siento, el comentario suprimido es mío me salía repe...
ResponderEliminarEstas hormonas traicioneras de un servidor,parecen no responder a las estaciones, ...como si les hubiese afectado el cambio climático por llegar.
ResponderEliminarSi bien en invierno el cuerpo también responde, (animales somos al fin y al cabo y nuestra epóca de celo quizás tenemos)... en esta isla de mi voluntario exilio, de mayo a octubre aparecen de repente unas mujeres que uno se pregunta no sólo dónde han estado el resto del año, sino ....si les habrán cobrado al venderles ese ese palmo cuadrado de tela...o era sólo promocional.
Un abrazo
Plaza de Zorilla?
ResponderEliminarEl deseo es de las pocas cosas que se ríen de la biología de uno mismo. Hacer frente al deseo acaba por hacer frente a uno mismo, por lo general.
MARÍA: no sé si se frena el deseo o se hace más íntimo y sosegado. Cada estación tiene su encanto. Un beso.
ResponderEliminarMERCHE: lo es. Ya sabes, maquillaje y truco fotográfico... No dudo de que lo disfrutaras, sino todo lo contrario. ¿Ya no te acuerdas? No lo creo. Besos.
INCOMBUSTIBLE: Bienvenida a La Acequia, en la que espero encontrarte cuando así lo quieras. He visto la entrada de Rafa, cariñosa y profunda. Así que, venir desde allí es una buena recomendación. Aquí no hay límite para vuestros comentarios, te agradezco la extensión. Un abrazo.
SELMA: bienvenida a La Acequia. Espero que vuelvas cuando lo desees, aunque sea duplicada... Un abrazo.
FRITUS: de mayo a octubre hay demasiado tiempo como para resistir el deseo. Toda una tentación diaria. Un abrazo.
DARGOR: En efecto. Marquesina a la entrada del Campo Grande. Javier estaba un metro a mi izquierda.
Habrá que rendirse al deseo, entonces.
La foto es estupenda.
ResponderEliminarEl deseo también.
Te asalta en la espera y eso es traicionero.
JAVIER: quizá seamos presa fácil...
ResponderEliminarYo, deseo sin estaciones, mas bien me influyen otras cosas, porque hay lugares sin estaciones, adimensionales, atemporales.
ResponderEliminarEs que he mezclado la medicación hoy, Pedro y me cuesta explicarme, así que lo dejo, que llevo ya borrados 4 coments :)
Besos, niño, mañana será otro día
Hola, Pedro:
ResponderEliminarMe sumo a tu comentadísima entrada :-)
Como puedes ver, todos "deseamos" participar ;-)
El deseo es el motor de la vida, el resorte movilizador, quien desata y pone en acto lo que fue una idea...
Qué cierta la expresion de xuanrata: "después del estío llega el hastío". Es que después del calor hace bien un poco de fresco. ¿Por qué es hermoso el amanecer? porque pone fin a las tinieblas de la noche... ¿por qué es bello el ocaso? porque contrasta con las luces del día...
Cambios y más cambios y el deseo filtrándose por donde puede.
¡Eso es estar vivo!
Un abrazo desde el otro extremo del mundo.
Antón.
A mi personalmente cuando se va el calor me entra nostalgia, melancolía.. me gusta el verano más que cualquier estación del año pese a su calor sofocante en muchas ocasiones.
ResponderEliminarCuando empieza a acortar los días y ves que la gente empieza a recogerse antes, piensas ¡se acabó lo bueno! Esas caminatas largas por las noches, o como decimos por aqui los vecinos " a la fresca" en medio de la calle con sus tertulias.
Es cuando la gente se relaciona más , conforme llega el invierno nos vamos sumergiendo más en nuestros propios mundos, en nuestros hogares..
Un beso
DIANNA: a ese tipo de deseo sólo se llega con la experiencia. Estoy contigo. Besos y no mezcles.
ResponderEliminarANTÓN: cambiemos para no caer en la monotonía de lo deseado... Un abrazo.
ESTHER: deseamos más desde dentro, en efecto. Un beso.
Lo importante es que el deseo no desaparezca. El deseo es el motor de toda relación; sin esa atracción primaria; toda relación deja de tener sentido. Gran foto que nos muestra cómo el deseo ejerce su fuerza desde fuera, envolviéndonos con su misterio. Pancho
ResponderEliminarPANCHO: hay que dejarse envolver por el deseo, querido amigo.
ResponderEliminarEl deseo solapado y artero. Un deseo otoñal.
ResponderEliminarUn abrazo.
ANTÒNIA: pracitquémoslo, entonces.
ResponderEliminarQuizá el deseo de otoño sea más reflexivo, más de una mirada o de una voz y el de verano sea el deseo carnal por excelencia, quizá...
ResponderEliminarUn abrazo
Rafa
RAFA: y qué poco sabemos todos, en verdad, de esto.
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