miércoles, 31 de mayo de 2017

De la dificultad de cargar con un santo subido a la peana


Es difícil convivir con el santo que uno lleva siempre encima cuando se sube a la peana. Los diablos que uno carga suelen ser más cojuelos y zarrapastrosos y no se elevan tanto.

14 comentarios:

  1. Como concordo com as tuas palavras, Pedro!

    Buenas noches, amigo mio

    ResponderEliminar
  2. Muy cierto lo que dices, Pedro.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. ¡Ahí le has dado!
    Seguimos paseando por los infiernos...

    Besos.
    ;)

    ResponderEliminar
  4. De la peana baja
    y vuelve a La Aguilera,
    San Pedro Regalado,
    allí en los verdes prados,
    de espigas ya colmados;
    que en la ciudad las miasmas
    multiplican sus odores
    y suben hasta el trono.

    ResponderEliminar
  5. Cuando nos subimos a una peana, no nos creemos santos, nos creemos dioses.

    ResponderEliminar
  6. Y tal parece que ya está soltando un discurso.

    ResponderEliminar
  7. Demasiado calvario...
    No podría.
    ;)

    Besos sin penitencias.
    Ni amén.

    ResponderEliminar
  8. Por eso tienen tantos acólitos. Me refiero a los diablos...

    ResponderEliminar
  9. Déjate de milongas, que por la peana se venera al santo.

    ResponderEliminar
  10. Entre santos y diablos anda el juego... y,sin duda, tienes razón en lo que dices...

    Abrazo

    ResponderEliminar
  11. Convivir con las propias incoherencias, algo tan natural.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Un ataque masivo de spam me ha obligado a anular la posibilidad de comentarios anónimos en contra de lo que siempre ha ocurrido en La Acequia. En cuanto pueda solucionarlo, volverá a ser posible comentar de forma anónima.