Suele ser necesario proteger de la lluvia
las cosas que se oxidan. El sabor de la herrumbre,
en la boca ese gusto rojizo a metal triste,
objetos enterrados que huelen al misterio
de la tierra excavada para sembrar a mano.
Es difícil que crezcan en el bancal del huerto
pero te afanas solo, la jornada completa,
fatigada la espalda, para que no perduren.
© Pedro Ojeda Escudero, 2017
El sabor de la herrumbre...
ResponderEliminarAlgo así tengo yo en el alma desde hace tiempo.
Seguro que alguna vez has pasado por delante de una casa en demolición y has notado ese olor a "aire viejo".
ResponderEliminarUn abrazo
HOLA PEDRO...SIEMPRE TAN NO SE COMO DECIRLO...EL ERRUMBRE ME DA LA SENSACION DE VIEJO Y DESCUIDADO....TRISTE....
ResponderEliminarBESINES PEDRO..
:)SAU
Recuerda que la lluvia es vida y todo lo desgasta.
ResponderEliminarHacer los bancales para poner el huerto en llano es un trabajo de gigantes, una esclavitud; pero duran mucho tiempo, casi para siempre. Los hicieron los antepasados para arrancarle el fruto a las laderas.
ResponderEliminarNunca deberíamos perder el contacto con la tierra a la que todos volveremos sin excepción. No se nos vayan a subir los humos al campanario.