Al adquirir algo, suelo mirar siempre detrás de lo que se me ofrece fácil, directo y sencillo de comprender porque no me gusta que me engañen, me manipulen, me traten como tonto y no me permitan crecer ni me den aquello que no tiene más valor que lo previsible. Sobre todo si quien me lo ofrece me dice que piensa como yo y que todos los demás son los que quieren engañarnos y están equivocados. Hablo de cultura, claro. Sobre todo de literatura.
A mí tampoco me gusta que me engañen, aunque creo que a nadie nos gusta ser engañados.
ResponderEliminarUn beso.
Cultura en botellita infantil coloreada.
ResponderEliminarNunca te podrán engañar por mucho que te acaricien el lomo. A ti no.
ResponderEliminarVender un producto no es difícil pero hay quien lo envuelve tan bien que tienes que prestar mucha atención de lo que te venden y no es solo literatura.
ResponderEliminarSaludos
Entre la verdad y la mentira, en todos los ámbitos, hay un infinito por descubrir o discernir que no escapa "a la ley de la oferta y la demanda"... por ello la prudencia y la ponderación que apuntas no está de más a la hora de recibir la "generosidad" de los que tienen una forma de dar que parece que están pidiendo...
ResponderEliminarBueno, en castizo: que hay que mirarle el diente hasta al caballo regalado ¿no...?
Abrazo.
Hay que leer hasta la letra pequeña...
ResponderEliminar;)
Besos, Pedro.
Las capas de la cebolla. Cuidado, que hay gente muy experta en dar gato por liebre.
ResponderEliminarBueno, la cultura y la formación sirven también para separar lo malo de lo bueno, aunque no siempre es fácil.
ResponderEliminarUn abrazo
La verdad es que cuesta apartar la mirada de la botellita, aunque es necesario hacerlo. Vuelvo a intentarlo..pero mira que es difícil...
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro.
Y hasta con lupa...
ResponderEliminarBesos
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