Este año no quise esperar a que la primavera llegara a mi tierra. Era tanto el deseo de sentirla que busqué en el Sur los almendros en flor que todos los años publico en este blog para anunciar que la luz llega y todo comienza a oler a azahar y hierbabuena. Mientras tanto tú, aquí, te nos ibas: niño de luz y de sonrisas, sobrino mío, niño tierno, inteligente, pícaro, capaz de calmar un enredo o sentenciar con una frase la madurez que a los adultos nos falta tantas veces. Jamás te escuché una queja en los años de lucha y siempre animabas a todos y cumplías con disciplina alegre lo que los médicos mandaran. Recuerdo tu mirada cómplice con la mía, cómo sostenías mis juegos con las palabras. Siempre me llamabas por dos veces, tío, tío, antes de cualquier frase que comenzara una conversación. Por dos veces te llamo yo ahora, sobrino mío, sobrino, te hago entrega de estas flores de almendros que coseché en el Sur y que he traído hasta este valle nuestro aterido aún por el viento frío en el que tú ya no estás para que te acompañen ahora que ya para siempre serás luz de primavera para todos los que tuvimos la fortuna de haberte conocido.
Un abrazo, Pedro.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarMe alegró ver el almendro en flor.
ResponderEliminarY no debí, lo siento mucho.
Abrazos.
La muerte de un inocente es el fracaso de la razón.
ResponderEliminarLo siento, un abrazo.
A morte de alguém tão jovem é uma dor que sempre nos violente até ao fundo e para a qual não existem palavras de consolo.
ResponderEliminarPor isso, querido amigo mio, te deixo um afectuoso e forte abraço nesta hora tão triste de perda.
Profesor Ojeda:
ResponderEliminarDeslumbra contemplar la belleza, que sigue su ritmo, ajena a nuestro sentir.
Abrazos
oh mi querido Profe, comparto la angustia y la proyectada luz que cual luciérnaga eterna estará danzando por entre almendros y retamas
ResponderEliminarun abrazo, fuerte!
Un fuerte abrazo, Pedro
ResponderEliminarNo tengo palabras.
ResponderEliminarUn abrazo. Fuerza, mucha fuerza.
Luz
Un abrazo a ti y a los padres.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y sentido, tío Pedro... Vuestro niño estará alegre ahora, viendo esos almendros en flor que le llegaron del sur de tu mano.
ResponderEliminarLa vida nos da y nos quita sin preguntar. Es una puñetera, pero también es hermosa, porque nos deja caminar un ratito junto a seres llenos de luz!
Un beso solidario!
;)
¡Ay qué almendro más amargo! Un hermoso homenaje para un fruto dulce y fugaz. Un abrazo muy grande.
ResponderEliminar¡Conmovedor! Precioso y sentido homenaje. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe he quedado sin palabras.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte Pedro y que la luz de la primavera entre rápido en vuestras vidas.
Um forte abraço Pedro...
ResponderEliminarUn gran abrazo.
ResponderEliminar
ResponderEliminarMe he quedado sin palabras.
Pedro. un fuerte abrazo D.E.P.
la muerte de un hijo no es cosa que se supere
ResponderEliminartoda mi fuerza para la madre y el padre de tu sobrino Pedro
y para ti un abrazo
:(
ResponderEliminarPor mucho que se empeñe, la certidumbre, no empaña el dolor. Ni la ausencia el olvido.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo siento, lo sentimos todos, mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
"Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada. A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero." Yo, que una vez di clase a los pies de las montañas de Orihuela donde Miguel Hernández fue cabrero unos ochenta años antes, nunca entendí como hoy, leyendo tu texto, sus versos.
ResponderEliminarUn abrazo.