martes, 9 de octubre de 2018

Un claustro renacentista y la condición humana


Una comunidad de vecinos tiene un claustro renacentista de un antiguo convento que se demolió para construir las viviendas nuevas. Según la normativa, es un espacio privado de uso público durante las horas comerciales, pero la propiedad es de la comunidad de vecinos. Cuando se restauró lucía hermoso y era un ejemplo arquitectónico de cómo era la ciudad hasta que vino la piqueta modernizadora. Han pasado unas décadas. Tampoco tantas. El claustro presenta un aspecto deteriorado: abandonado, sucio, lleno de maleza, algunas partes deterioradas irremediablemente. Se encuentra en uno de los lugares más caros de la ciudad, así que supongo que sus propietarios no andan escasos de recursos y la situación se debe a otra cosa. Si estuviera en mitad de un valle de la meseta, junto a un regato rodeado de chopos, me sentaría en las ruinas a meditar sobre el paso del tiempo y la hermosura de la decadencia de las obras humanas, alabaría la victoria de la naturaleza sobre la soberbia de nuestro carácter y recordaría tantos poemas que tratan de eso. Aquí, en el centro de la ciudad, me hace pensar en la condición humana.

8 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Solo digo Hobbes.

Francesc Cornadó dijo...

Reflexionar ante las ruinas sobre el paso del tiempo y sobre la condición humana. Pasa el tiempo y los humanos giramos en la noria eterna de las horas. Amigo, feliz reflexión.
Saludos
Francesc Cornadó

Fackel dijo...

Y la triste condición humana made in Spain dice también que si el lugar fuera todavía de propiedad eclesiástica su mantenimiento lo estaríamos pagando todos los vecinos de la ciudad.

Doctor Krapp dijo...

Es terrible cuando se coloca lo antiguo al lado de lo moderno, la sensación de fugacidad que te produce lo nuevo que casi siempre sale malparado frente a lo antiguo. Al final esas mezcla produce el kitsch y lo horrendo acaba por prevalecer.
Mejor unas ruinas abandonadas en cualquier parte.

Sor Austringiliana dijo...

Tropiezan con las piedras del pasado.

mojadopapel dijo...

A mi me da pena.

Ele Bergón dijo...

El abandono y más se es absurdo, no debía de existir.

Besos

Edurne dijo...

Abandono. Es como tirar la toalla, y yo eso... ¡ni loca! Hay que seguir construyendo futuro y restaurando lo bueno que nos dejó el pasado.
Una pena el estado de ese hermoso claustro.

Besos.
;)