lunes, 24 de septiembre de 2018

Quitameriendas


Quitameriendas, robameriendas, lirios de otoño. El prado, junto al refugio, estaba lleno. Al fin pude escaparme para subir, con los amigos, al inicio de la sierra, a celebrar el comienzo de la estación en la dehesa de Candelario. Hubo jolgorio y risas, también comida abundante, buen vino, orujo y su pizca de mezcal mexicano. Se celebraban cosas diversas pero especialmente la vida en todos sus tránsitos y etapas. Tenía yo ganas de sierra, que es como decir tener ganas de los amigos. Fue tal la alegría del reencuentro que el silencio se hizo imposible: se habló de todo para ponernos al día y en la sobremesa del tema serio del día, las relaciones entre el individuo y la sociedad, sobre la consideración de la bondad en ese ámbito y de lo que se debe o no ceder para vivir en grupo. Esperábamos al amigo Rousseau pero Juan Jacobo debió perderse por los caminos que suben a la sierra y bajan al Cuerpo de Hombre y no apareció en todo el día. Al final de la tarde -¡cómo se han acortado ya los días!- recordaba yo los quitameriendas del prado junto al caseto, la elegante manera que tienen de anunciar el otoño sin dar voces, dejando que la vida siga su curso.

7 comentarios:

Kety dijo...



La naturaleza es así, discreta, generosa y elegante, como los amigos.

Un abrazo

Emilio Manuel dijo...

Seguro que al amigo Juan no lo encontrasteis porque no rebuscasteis bien por las mochilas.

Sor Austringiliana dijo...

Tan agarradita a la tierra. Azafrăn de bosque. Mensajera de otoño.

São dijo...

Esses reencontros são sempre uma alegria para a alma.

A flor é linda, pena que venha quando os dias encurtam e o tempo escurece.

Um feliz Outono para ti, querido amigo mio.

Bom ano lectivo também

Besos

impersonem dijo...

Cada flor tiene su momento y sus raíces...

Y el compartir amistad, comida y conversación también...

Abrazo

Ele Bergón dijo...

El reencuentro con los amigos que abandonamos un poco en el verano, es tan mágico y entrañable como esas flores quitameriendas que nunca faltan a la cita de este otoño que ha empezado.

Siempre me gustaron y me gustan esas flores, amarillas y moradas, que florecen, cuando no florece nada.

Besos

andandos dijo...

Me gusta ese giro final que haces en el texto. Quizás estoy aprendiendo a leer mejor, eso también.

Un abrazo