martes, 4 de septiembre de 2018

Castilla


He visto paisajes que no olvidaré nunca: el mundo desde Monte Albán y jardines íntimos y fragantes con colibríes; la ardiente tierra de la Sierra Madre del Sur y el océano inmenso. Sin embargo, atravieso hoy la planicie castellana y, a la altura de Pizarroso, levanto la vista al cielo con asombro. El campo está agostado y pardean las colinas que se mecen hacia el horizonte, esa línea pura y abierta que llevo siempre dentro y conmigo, mi casa.

8 comentarios:

María dijo...

España tiene preciosos paisajes.

Besos.

José A. García dijo...

Y pensar que los textos romanos que hablan de las primeras exploraciones en territorios españoles hablaban de extensos bosques ocupando toda la península...

Eso no le quita mérito a la foto, claro está.

Saludos,

J.

Edurne dijo...

Eso eso bueno de viajar, llenarse de otros mundos... Volver a casa.

Besos
;)

Ele Bergón dijo...

Buenos días Pedro y contenta de tenerte de regreso.

Comprendo perfectamente este texto: Esas planicies castellanas, ese horizonte infinito, lo llevamos tan dentro.. que su reencuentro es estar en nuestra casa.

Besos

Emilio Manuel dijo...

Cosas que pasan con el terruño.

Saludos

Abejita de la Vega dijo...

El cielo de Castilla tan alto y tan azul.
Bienvenido.

andandos dijo...

Eso pasa porque sabes mirar, creo.

Un abrazo

Myriam dijo...

Es que viajar es apasionante, pero regresar a casa es emocionante.
O al revés, no importa. El hecho es que siempre es necesario volver a lo de uno, con uno mismo, si es posible, aunque dejes parte tuya allá por donde vayas. Me enredo, pero sé que me comprendes.

Besos y bienvenido