miércoles, 11 de julio de 2018

El silencio del hombre sin otro hombre de Rodrigo Garrido Paniagua


Anoten el nombre de Rodrigo Garrido Paniagua (Valladolid, 1978), es un autor que ha experimentado un crecimiento notable como poeta desde sus inicios en la escritura, hace apenas diez años, y en el que se adivina ya una buena y larga carrera como escritor con voz propia. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid, profesor de Geografía e Historia en Secundaria, se lanzó a la poesía en el grupo Susurros a pleno pulmón de su ciudad natal, que naciera con el modelo de micrófono abierto común a tantas iniciativas similares en España. Desde entonces ha visto su nombre frecuentemente en festivales, revistas y antologías y publicado tres poemarios: Los dormidos (Origami, 2014), La primera vez que vi un animal muerto (DIFÁCIL, 2016) y ahora El silencio del hombre sin otro hombre (DIFÁCIL, 2018). 

Los dormidos tiene algunos de los defectos propios de un primer libro escrito por el impulso de la necesidad comprensible de escribir y publicar pero también toda la potencia creativa que era ya un anuncio de lo que vendría después. Se trataba de un poemario de contenido social que buscaba implicarse en la situación española del momento. La primera vez que vi un animal muerto supuso un salto cualitativo notable de calidad y propósito poético. El autor tomaba distancia y reflexión, profundizaba en la escritura y se medía con uno de los temas más importantes de la poesía de todos los tiempos, la condición mortal del ser humano y cómo lo dimensiona. El paso entre una poesía inmediata a otra de mayor calado sin perder por ello ni la conciencia social ni la propuesta moral ante la realidad humana. Ese poemario está muy enlazado con el que ahora nos ocupa. Ambos magníficamente editados por César Sanz para DIFÁCIL.

El silencio del hombre sin otro hombre se abre con una cita de un clásico de la divulgación científica de los años noventa, La más bella historia del mundo en una declaración de intenciones: pretende reflexionar sobre la historia del ser humano, su pasado, su presente y su futuro. Consta de cuatro partes (Fiesta de la luz, con la explosión inicial que dio nacimiento al universo conocido; En el principio de un nuevo mundo, con el nacimiento de la vida y el origen del ser humano; Todo el que nace está destinado a contar su tiempo, el núcleo del libro, desde el que se gestó, que atraviesa la conciencia del ser humano como especie hasta el presente tecnológico; Un astronauta envía por Twitter imágenes de la Tierra, en el que se abre el horizonte nuevo del espacio exterior al que se asoma con vértigo el ser humano que apenas hace nada pintaba bisontes en las cuevas). Cada parte se abre con una cita que es también un pista lectora para reconstruir el mundo de referencias del autor: Ángel Guinda, Lêdo Ivo, Jorge Riechmann y David Eloy Rodríguez. Si sumamos ensayos como Sapiens (2011) y películas ya clásicas de la ciencia ficción como 2001: Una odisea en el espacio (1968), Blade Runner (1982) y Her (2013), completaríamos el mundo de partida de la excelente propuesta de El silencio del hombre sin otro hombre que transita por uno de los caminos fundamentales de la poesía de todos los tiempos: el conocimiento del ser humano, de sus temores y esperanzas, de su posición en la historia de la Tierra y de sus horizontes futuros.

Los textos de este poemario se construyen minuciosa y estudiadamente contra la forma tradicional del poema. Trabaja Garrido Paniagua con una sucesión de pensamientos y aforismos y apenas algunos nexos sintácticos. Resulta cada poema casi por sedimentación de esos pensamientos y el ritmo procede precisamente de su disposición y de los silencios y saltos entre ellos. Estos silencios son importantísimos para ese ritmo pero también para la recepción porque dan pie a que el lector reflexione por sí mismo, encuentre sus propias respuestas a las preguntas planteadas en la escritura de Garrido. Tanto la estructura como la disposición rítmica del conjunto y de cada poema está muy trabajada y es una marca de estilo de los dos últimos poemarios del autor.

Y el poemario se adentra en la conciencia del ser humano, el conflicto entre el individuo y la identificación de especie, el tiempo como parte esencial de nuestra historia colectiva (Todo el que nace, / está destinado a contar su tiempoSomos nómadas en el tiempo), el constante temor y la presencia de todas las emociones que nos hacen humanos (Nazco cada vez que arranco a llorar) pero  también sus nuevas circunstancias en el mundo de hoy por los avances de la genética (Ser dioses después de los dioses) y nuevas perplejidades (Me he enamorado de una mujer artificial), la relación actual con la tecnología y la imagen y sus apasionantes fronteras: el transhumanismo, la inteligencia artificial, el pensamiento colectivo. La condición verdadera del arte como expresión humana que se pone en cuestión ahora con los avances tecnológicos (el poema Un robot pinta como Picasso). Por lo tanto, la esencia misma de lo que somos expresada de una manera radicalmente actual pero sin perder las claves de lo que siempre hemos sido, desde las primeras huellas que hemos dejado en el planeta (que juega con la huella en la Luna del último poema):

Observo una fotografía
del fondo de mis ojos.

En su precipicio
                           espero encontrar
una larga lista de antepasados
que me lleve,
                      obligatoriamente,
a las manos pintadas de una cueva.

Un poemario lleno de preguntas apasionantes sobre lo que somos los seres humanos, lo que nos hace precisamente humanos en un mundo que explora tantas posibilidades nuevas, resuelto con voz propia por el autor.

Rodrigo Garrido Paniagua es, además, coeditor en La penúltima editorial.
Durante la presentación del libro en el día de hoy, en la Casa Zorrilla de Valladolid,
 en un desayuno poético que no pudo celebrarse en el jardín por la amenaza de tormenta.
A mi derecha, el autor.  A mi izquierda, Charo Vergaz, que leyó una selección de poemas del libro.
Del perfil de Instagram de esta he tomado la fotografía.

Fotografía del acto tomada del perfil de Facebook de María José Amigo Gil.



2 comentarios:

Luis Antonio dijo...

Resulta tentador acercarse a una obra que aborda temas de tanta actualidad. Deseo que la obra tenga la acogida que se merece. Saludos

andandos dijo...

Apunto el nombre, aunque seguirá en tu blog. parece que sus temas no son muy habituales en poesía, aunque no estoy al día en eso. El viernes estuve, después de una tremenda tormenta, en Sallent de Gállego, en los Pirineos. El cantante (Rubén Blades) dijo que cuando comenzó a componer pensó en tocar temas que habitualmente no se trataban en ese tipo de música. Quizás este poeta también lo haga.

Un abrazo