martes, 26 de junio de 2018

I Tenorio en la calle en la ciudad de Valladolid

La escena de la Hostería del Laurel, con la fachada del Colegio de San Gregorio.
La asociación Amigos del Teatro de Valladolid perseguía un sueño desde hace una década: montar el drama Don Juan Tenorio de José Zorrilla en las calles vallisoletanas y ha encontrado este año el apoyo decidido en el Ayuntamiento de Valladolid, con el corazón de la actividad puesto en la Casa Zorrilla. La feliz unión que se produjo en el montaje del pasado sábado 23 de junio hay que celebrarla. Esta compañía, además, puede lucir los galones de ser la decana en España a la hora de llevar a escena la obra de Zorrilla puesto que lleva setenta y cinco años haciéndolo siempre con éxito de público y, en las últimas temporadas, con indiscutible éxito de crítica (como Amigos del Teatro cuarenta años pero hay que sumarle su origen como compañía de Ángel Velasco). Desde hace años monta este drama todos los meses de noviembre en el teatro Zorrilla de Valladolid a la altura de cualquier compañía profesional española. Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que en estos momentos, si alguien quiere ver en España un Don Juan Tenorio clásico de gran calidad no tiene mejor oferta que acudir a sus montajes. Por otra parte, no hay ninguna compañía profesional en España que tenga esta obra en su repertorio anual, como sucedía antes, y las que se deciden a montarla se forman especialmente para la ocasión o lo hacen esporádicamente.

Inevitablemente surgirá la comparación con la propuesta de Don Juan en Alcalá, que desde 1984 congrega a miles de visitantes en una fiesta declarada de interés turístico regional, también con algún otro proyecto fallido o montajes ocasionales fuera de locales teatrales (hablo solo de España, claro, porque hay experiencias en el extranjero singularmente atractivas, como las escenificaciones del Tenorio que acomete anualmente con gran éxito la Compañía Nacional de Teatro Clásico Fénix Novohispano de México, que ha llegado a representarlo en el metro).

Esta propuesta del Tenorio en la calle de Amigos del Teatro de Valladolid tiene su personalidad, que la aleja del Don Juan en Alcalá: el respeto al texto y a la mejor tradición escénica del Tenorio, fuera de todo tipo de lucimientos de directores de escena, actores, adaptadores o empresarios; la coherencia del cuerpo de actores y todos los responsables, desde el director hasta el último de los miembros de la compañía, que llevan muchos años integrados en una misma forma de entender la obra y representarla, nada vulgar ni antigua; la huida de todo efecto mediático que propicia la contratación de actores populares con dinero público mirando más el logro publicitario que el espectáculo teatral, etc. Este proyecto, además, tiene otra singularidad: cada año se montará en un barrio de la ciudad, porque persigue el acercamiento de la obra y del teatro a todos. Busca también por lo tanto, formar espectadores. No solo es un Don Juan Tenorio en Valladolid sino que es un verdadero Don Juan itinerante. De todas las formas, no es cuestión de rivalizar ni de comparar, sino de celebrar que el drama se represente en la calle, que el teatro salga a buscar a los espectadores y que todo ello contribuya a acercarlo al público. Todo suma en beneficio de la cultura y del teatro.

En esta ocasión se ha contado con cuatro tablados en lugares absolutamente emblemáticos, muy próximos y que Zorrilla conoció en vida. En ellos, pues, no hay que inventarse una relación con el autor del drama, que era otro de los alicientes de esta primera vez. El primero se instaló en la fachada del Colegio de San Gregorio (Museo Nacional de escultura) para las escenas de la Hostería del Laurel y de la calle; el segundo, en el lateral del Palacio de Pimentel en la plaza de San Pablo, para las escenas del convento y de la quinta de don Juan; el tercero y cuarto, para la segunda parte de la obra, en los jardines de la Casa de Zorrilla, museo instalado en la casa natal del autor romántico que se ha convertido en referencia cultural de la ciudad. Ha de recordarse, para los que no lo conozcan, que desde hace años se representan las escenas del panteón en ese mismo lugar, en el mes de noviembre y que allí se crea una situación muy especial para la ocasión y que, por lo tanto, parte de la experiencia no es nueva ni se ha diseñado para esta ocasión.

En este I Tenorio en la calle todo resultó muy bien. Los cambios de tablado fueron resueltos con rapidez y eficacia por los actores y el personal técnico. El público se mostró respetuoso, soportó el calor, los cambios de lugar y estar varias horas de pie y asistió muy interesado a la representación. Los jardines de la Casa de Zorrilla se llenaron, hasta un punto en el que no hubiera sido conveniente más espectadores.

Lo que es más importante, la representación fue brillante, en especial las escenas de la quinta de don Juan, con Vidal Rodríguez (don Juan), Jesús Cirbián (don Luis) y Pedro Martín (don Gonzalo), excepcionales cuando se encontraron juntos en la escena. El diálogo entre don Juan y el Escultor (Joaquín Yllera) ha sido siempre resuelto con gran solvencia por esta compañía, así como los diálogos en la quinta y el panteón entre don Juan y doña Inés (Laura Peláez). Del resto del cuerpo de actores se puede decir que están a la altura que se requiere en todo momento, aunque quiero destacar  en esta ocasión a Adela Valentín como Brígida y Jesús López (Avellaneda), quien da el carácter perfecto para su personaje. Como he dicho antes, la ventaja de esta compañía es que saben que la importancia de su propuesta es la coherencia del conjunto, la unidad en la representación y la forma de actuar y la manera cohesionada de decir el verso, lo que permite ver el Don Juan Tenorio y no a uno u otro actor o el montaje particular del director. Tiempo y ocasión hay para ver otras propuestas a partir del drama de Zorrilla, por supuesto, pero yo siempre invito a entrar en la obra por la fiesta teatral que es esta obra en su montaje clásico, que demuestra, cuando se hace con la pasión de los Amigos del Teatro de Valladolid, que sigue siendo actual y entretenido.

Este año, además, sucedía algo especial. Después de dieciséis años, se despedían de sus papeles Vidal Rodríguez y Jesús Cirbián. De hecho, cuando se daban la réplica estuvieron a la altura de sus mejores funciones y se despidieron con una honestidad y humildad que avala su trabajo durante estos años para que haya lucido la compañía entera. Es un difícil reto para quienes los reemplazarán en la próxima temporada pero conociéndolos perfectamente, estoy seguro de que estarán a la altura del mejor montaje clásico del drama de Zorrilla que puede verse en la actualidad.




Vidal Rodríguez (Don Juan Tenorio) y Jesús Cirbián (Don Luis Mejía)
 se despedían de sus papeles respectivos con esta función después de 16 años interpretándolos.
Las escenas de la quinta de Don Juan se representaron en el lateral del Palacio de Pimentel.



El escenario para la cena, preparado en los jardines de la Casa Zorrilla.
Vídeos de mi presentación de la función junto a Félix Hernández,
 presidente de la Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid.




Reseña en El Norte de Castilla, aquí.
Excelente galería de fotografías de El Norte de Castilla, aquí.

4 comentarios:

La seña Carmen dijo...

Por mucho trigo nunca fue mal año.

Bienvenido sea este y otros muchos Tenorios.

Abejita de la Vega dijo...

Tiene mucha vida el Tenorio.

Myriam dijo...

Gracias por esta magnífica reseña,
videos incluidos.

Debió ser alucinante estar ahí y ver
la obra en los distintos escenarios.

Besos, con el diente largo.


Ele Bergón dijo...

El teatro en la calle, lo mejor para disfrutar del Tenorio.

Besos