viernes, 27 de abril de 2018

Acercando orillas. Expectativa y memoria: España-Marruecos / XX-XXI


Después de su exhibición en 2016 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (en donde se ilustró con una serie de conferencias), llega a Valladolid la muestra de fotografías Expectativa y memoria. Acercando orillas. España-Marruecos / XX-XXI (sala municipal de exposiciones de la iglesia de las francesas hasta el próximo 10 de junio), organizada con la colaboración de la Fundación Ankaria y comisariada por Sema D´Acosta.

La muestra arranca con los trabajos fotográficos de Nicolás Muller (1913-2000) y Bartolomé Ros (1906-1974). Muller, de origen judío, tuvo una vida de compromiso y perenigraje hasta que se asentó en Tánger, entonces parte del protectorado español, y diera el salto posterior a España. Aquí colaboró en la Revista de Occidente y en libros con autores de la talla de Azorín, Ridruejo, etc. Sus fotografías de corte documental sobre Marruecos nos reflejan un mundo cotidiano alejado de la  mera estampa turística. Bartolomé Ros se asentó desde muy joven en Ceuta y a él se deben buena parte de los reportajes más conocidos en España sobre aquella ciudad y el norte de Marruecos desde 1918 hasta 1931. Algunas de ellas, vistas desde hoy, hielan la sangre, como la del famoso abrazo entre los generales Millán Astray y Francisco Franco en el traspaso de mando de las tropas, que ha suscitado muchos comentarios.  Dialogando con ellos tenemos la obra más reciente de fotográfos españoles (Miguel Trillo, Atín Aya, Juan Manuel Castro Pireto, etc.) y marroquís (Bruno Barbey, Omar Mahfoudi, Leila Alaoui, Yasmine Taferssiti).

Las relaciones entre España y Marruecos han sido conflictivas de forma permanente. Por no remontarnos al pasado más antiguo, la dos guerras de Maruecos (1859-1860 y 1911-1927, aparte de otros pequeños conflictos en 1893-1894 y 1909), el protectorado español (1912-1958) y el infausto proceso de descolonización del Sáhara, han marcado  una relación difícil en la que España ejercía el papel de potencia neocolonial según se entendía desde el siglo XIX. Quizá sea en las dos últimas décadas la época de mayor estabilidad, complicidad y colaboración, tras las duras negociaciones que afectaron a la flota pesquera y el inicio de fuertes inversiones de empresas españolas en diferentes sectores (automovilístico, ferroviaro, construcción, alimentación, turístico, etc.). Pero quedan pendientes temas trascendentes que afloran de forma continua: Ceuta y Melilla, la barrera de la inmigración y la cuestión saharaui.

Han sido muchos los intelectuales, escritores y artistas plásticos españoles que se han relacionado con Marruecos bien porque acompañaron a las tropas (Núñez de Arce, Pedro Antonio de Alarcón) o eran parte de ellas (Ramón J. Sender, Arturo Barea), bien porque su curiosidad los acercó (Benlliure) o porque residían allí y tomaron testimonio de lo que veían (es el caso de Muller y Ros pero también de Bertuchi) o porque hay un recuerdo familiar que los relaciona con el protectorado (Álvaro Valverde). De hecho, coincidiendo con el tiempo en el que se exhibe esta exposición se realizará un homenaje el 4 de junio, durante la feria del libro de Valladolid, a un escritor que decidió residir en Marrakech gran parte de su vida, Juan Goytisolo.

No hay mejor manera de comprender algo que tender puentes, acercarse con la mirada abierta y dialogar con ello antes de opinar. Es lo que ocurre en la actualidad con Marruecos y España. España se ha mostrado siempre muy reacia a comprender y conocer a dos de sus vecinos, Portugal y Marruecos. Esta exposición no cumple del todo su propuesta inicial: hay un mal encaje entre las fotografías de Muller y Ros y las de los artistas contemporáneos. No está ni suficientemente explicado ni se comprende bien el salto entre ambas épocas más que como un mero marco conceptual. Tampoco se ha desarrollado una teoría crítica de lo que se ve y de lo que no se ve en la sala ni una propuesta que interrogue de verdad al espectador y se vea apelado por su propia relación con lo mostrado. Eso sí: todas las piezas que se muestran son dignas de contemplarse por su interés y calidad.

5 comentarios:

Fackel dijo...

Sin duda que me obligo, tras tu extensa argumentario, a ver tamaña exposición. Últimamente se están trayendo cosas muy interesantes.

Abejita de la Vega dijo...

Lejano y cercano.

Ele Bergón dijo...

No la llegué a ver cuando estaba por aquí.

Sí España desconoce bastante de sus vecinos y los tiene algo olvidados. No sabe lo que se pierde

Besos

Myriam dijo...

Muy interesante todo lo que dices. Volveré a leer con detenimiento los enlaces que pones, gracias. No hay nada mejor que tender puentes para comprender al otro. Ahora estoy justamente con los puentes de estrellas que tienden Edelgard y José con la maravillosa argamasa de Abella y tus magníficas clases.

Volviendo a Marruecos, recuerdo cuando leimos contigo "Las cartas marruecas" de Nuñez de Arce contigo y nuestro memorable viaje a Marruecos.

Una pena que la Exposición no estuviera suficientemente explicada.

Besos

andandos dijo...

Ojalá llegué por aquí. Muchas gracias.

Un abrazo