miércoles, 3 de mayo de 2017

Un drama desconocido de José Zorrilla: El condestable de Sicilia

Ayer acompañé a José Luis González Subías en la Casa Museo de Zorrilla en Valladolid en la presentación de su edición de El condestable de Sicilia, drama en tres actos y en verso de José Zorrilla (Juan de la Cuesta, 2016). En contadas ocasiones se puede asistir a un acto de esta relevancia, al ampliar el catálogo de obras conocidas de uno de los autores importantes de la historia de la literatura y por eso facilité la posibilidad de que la presentación oficial de este libro se hiciera en la vallisoletana Casa de Zorrilla, lugar central de los actos del bicentenario del autor. A sus responsables -especialmente a Paz Altés- cabe darles las gracias no solo por todas las facilidades dadas sino por apoyar con entusiasmo la idea, que marca un punto más que interesante en la bibliografía del dramaturgo romántico y abre un interesante debate entre los especialistas.

El hallazgo se debe a la labor investigadora de José Luis González Subías, un experto en la literatura dramática del siglo XIX con un amplio currículum de trabajos publicados en los que la constancia y la tenacidad le llevan a documentar con precisión todas sus afirmaciones. González Subías afirma convincentemente la autoría de esta obra desconocida hasta ahora basándose en datos precisos como la firma J. Zorrilla con la que se editó en la imprenta de la calle de la Luna de Madrid (este es uno de los misterios de esta edición) y que solía usar el vallisoletano en aquellos años  en la prensa y en cartas personales de diferentes épocas, aunque en las ediciones de Delgado figurara como José Zorrilla, la contextualización en un tiempo concreto y en determinados rasgos de estilo y la temática del drama.

Me caben pocas dudas de que podamos atribuir la autoría de este drama a José Zorrilla. Aunque siempre con las lógicas reservas hasta que la investigación posterior lo confirme definitivamente, estoy de acuerdo con Subías: nos encontramos ante la que sería la primera obra teatral de Zorrilla de la que tenemos noticia. Una obra que se plantea como refundición de Casarse por vengarse de Rojas Zorrilla (quizá la elección de una obra de este autor no sea casual) en la que el vallisoletano introduce todos los componentes de la pasión romántica bajo la influencia de los grandes dramas iniciales del romanticismo español y, singularmente, de Don Álvaro o la fuerza del sino. En su versificación, la forma de proponer algunos arrebatos pasionales y en varias formas lingüísticas podemos reconocer fórmulas desarrolladas después por Zorrilla.

Evidentemente, no estamos ante un drama perfecto ni podemos considerar El condestable de Sicilia una obra maestra o que venga a corregir la visión del canon de Zorrilla que tenemos. Es un drama inicial de un joven que aprende, escaso para ocupar los pretendidos tres actos. Sin embargo, el autor acierta: en él hallamos la pasión del romanticismo escénico español de los años treinta; el gusto por refundir obras y temas tratados por los grandes autores del barroco español y llevarlos a un nuevo sentir propio de la época; el dinamismo del diálogo y de las escenas, etc. También es plausible la afirmación de Subías al proponer una lectura histórico política con respecto a la posible introducción de la guerra carlista como lección indirecta del drama y a la interpretación del conflicto con el padre, que no aparece en Rojas Zorrilla y que es una de las claves temáticas en José Zorrilla.

Siempre es de interés ampliar el conocimiento de los grandes autores de la literatura. Subías sitúa este drama en los meses en los que Zorrilla está en Madrid huido de su familia, antes de su consagración ante la tumba de Larra. En la presentación lancé la hipótesis de que quizá fuera un drama que había escrito en el período de estudiante universitario en Valladolid -si es que a lo que hizo Zorrilla en ese tiempo se puede calificar como estudiar- con el que intentara presentarse en Madrid y, al ser rechazado por las empresas teatrales, lo publicara como aval ante el mundo literario de la corte o como autoafirmación de su voluntad de escritor. Quedan algunas dudas por resolver como el que se atreviera a publicar la obra cuando la familia estaba buscándolo (quizá por eso lo hizo en una extraña imprenta sin nombre y, posiblemente, con una cortísima tirada). A mí no me plantea dudas que intentara el teatro tan pronto puesto que era la forma más rápida que encontraba un autor joven de la época para darse a conocer y para ganar un dinero que le procurara estabilidad económica y sostenerse en Madrid durante una temporada. Tampoco que no se publicara posteriormente en las obras del autor, que Zorrilla no la mencionara en sus memorias o que pasara desapercibido con posterioridad. La obra, aunque apunta maneras, no es propia de la calidad posterior del autor -aunque no desmerece de otras muchas publicadas por aquella época- y quizá eso pesara para que la olvidara. Cuando redactó los Recuerdos del tiempo viejo habían pasado demasiados años y demasiadas cosas también. Incluso pudo ocurrir que el propio autor perdiera el manuscrito y se quedara sin ejemplares.

En todo caso, una puerta apasionante para investigaciones posteriores que profundicen en los primeros meses de la estancia en Madrid de aquel jovencísimo Zorrilla. Como suelo afirmar, aunque muchos piensen lo contrario, no todo está hecho en los estudios de la historia literaria.

3 comentarios:

Paco Cuesta dijo...

Pero sí colocada la primera piedra. Los cimientos son de gran importancia.
Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

En busca del joven Zorrilla, toda una aventura literaria.

Myriam dijo...

¡Qué hallazgo más afortunado!
¡Gracias al ivestigador JL Gonzalez Subías!


Abrazos