lunes, 13 de marzo de 2017

La belleza efímera del almendro en flor


Ocurre casi todos los años. Después de florecer los almendros regresa el frío. Iba yo a clase esta tarde y atravesé el Parral. Viento helado y nubes negras y haciendo frente, el almendro florecido. 

He hablado de la belleza y del arte como motor de la renovación literaria que impulsó Rubén Darío, de la frustración del artista al no alcanzar la plenitud y de su consecuencia, el texto literario. Los verdaderos poetas saben que todo poema es el ejercicio de una insatisfacción. La obra de arte como intento repetido por lograr el objetivo. Ante esta línea, la contraria, la que no quiere Darío: De más decir que en todo círculo de jóvenes que escriben todo se disuelve en chiste, ocurrencia de más o menos pimienta, o frase caricatural, que evita todo pensamiento grave. En aquella época predominaba una poesía prosaica y anecdótica que rivalizaba con otra retórica y hueca. Frente a ellos pedía Darío nuevos ritmos, nuevas melodías, nuevos artistas. Hay épocas que resultan ya sabidas y se debe buscar siempre algo que rompa las tendencias que llevan décadas establecidas. Darío pedía algo más: Por más que digan los juguetones ligeros o los niños envejecidos y amargos, fracasa solamente el que no entra con pie firme en la jaula e ese divino león: el Arte, que, como aquel que al gran rey Francisco fabricara el mismo Vinci, tiene el pecho lleno de lirios. A veces me pregunto si entre el arte que se vuelve escéptico de lo artístico y el arte con mera finalidad comercial y tanta superchería e impostura no vivimos hoy tiempos similares.

Mientras tanto, la belleza efímera del almendro en flor -un árbol humilde y escondido la mayor parte del año pero que lleva lirios en el pecho- en mitad de un día frío y gris en el que la primavera parece alejarse. 

4 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Yo diría que vivimos en una modernidad líquida, como dijo Zygmunt Bauman.

Abejita de la Vega dijo...

Hay que verlo.

Myriam dijo...

Se aleja, peor vuelve, con lirios en el pecho.
¡Feliz Primavera! Qué grande Darío.

Besos

LA ZARZAMORA dijo...

Entre dos épocas nadó Darío, y es difícil situarse en ese lugar de tránsito como él lo haría. No conozco algo más bello que su "Azul"...
Es curioso que esos escritores o poetas que vivieron ese cruce entre dos épocas (como nuestro Cervantes) sigan siendo hoy día de tanta Modernidad ;)

Besos, Pedro.
Me recordaste en tus andares este texto suyo:"El pájaro azul".
http://ciudadseva.com/texto/el-pajaro-azul/