viernes, 10 de febrero de 2017

Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario (1915-1936)


Una de las consecuencias más graves de la guerra civil española y el régimen franquista fue el notable retroceso en cuanto a la igualdad de la mujer. La dictadura instauró una moralidad católica tradicionalista en la cual la posición de la mujer tenía reservado unos roles sociales que la condicionaban a los hombres y le reducían sus derechos civiles. Hasta el aperturismo del régimen a finales de los cincuenta, provocado por cierta necesaria homologación a las potencias occidentales, la mujer (también las personas homosexuales y transexuales) sufrieron una vigilancia moral que relegaba su posición escalones por debajo del varón heterosexual. Hipócritamente, se alaba hasta con exageración la necesidad de su función social como madres y esposas, como complemento del hombre y como trabajadoras en sectores muy concretos. Las cartillas, catecismos, libros escolares y propaganda lo testimonian continuamente, así como la institución de la Sección Femenina y sus publicaciones, talleres y formación. Durante todo el régimen franquista se consideró a la mujer como una persona inmadura jurídicamente a la que tenía que limitarse siempre el acceso a derechos reservados a los hombres. La presión social de un mundo cerrado y viciado por esta formación moral y por el temor a ser señalado como diferente, hacía el resto. Pocas mujeres se atrevieron a romper este corsé moral pero siempre toparon frontalmente con la falta de derechos y la desigualdad en las oportunidades. A pesar del aperturismo de los años sesenta y setenta no fue hasta la recuperación de los derechos democráticos cuando se legisló en materia de igualdad, un tema en el que todavía hay mucho camino por recorrer. Este camino sería más corto sin el corte brutal que supuso en esta materia la dictadura porque durante las tres primeras décadas del siglo XX España avanzó hacia la visibilidad social de la mujer, su igualdad y su libertad en todos los ámbitos sociales como en los países occidentales más desarrollados. Con todas las dificultades, con la brecha socioeconómica presente o con la diferenciación entre regiones y el mundo rural y el urbano, pero se mejoró como no se había hecho antes en la historia española. Ver los progresos que se produjeron en esos años en educación -especialmente en la formación de las maestras y su vinculación a las mujeres del mundo rural-, en derechos cívicos y en la formación es comprender la lamentable oportunidad perdida y las consecuencias del paréntesis de varias décadas.

Algo de todo esto podemos constatar visitando la exposición Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario (1915-1936) (Sala municipal de exposiciones del teatro Calderón de Valladolid, hasta el 12 de marzo), que conmemora el centenario de esta institución creada por la Junta para la Ampliación de Estudios y vinculada a la Residencia de Estudiantes y, por lo tanto, a la inspiración de ese prodigio que fue la Institución Libre de Enseñanza. Organizada por Acción Cultural Española y la Residencia de Estudiantes con la colaboración de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, es una parte de la gira de esta exposición tras su exhibición en Madrid.

La exposición muestra el desarrollo cronológico de la Residencia de señoritas, su organización interna, la sede de la calle de Fortuny de Madrid,  las actividades que llevaron a cabo, etc. Llama la atención el cuidado en todos los aspectos, o solo los científicos o culturales, sino también los materiales, incluida la disposición de las habitaciones o  el mobiliario, funcional y vanguardista. También todas las papeletas mostradas en las vitrinas, que recogen el horario de una residente, las invitaciones a conferencias (hay una en la que se invita a la pronunciada por Federico García Lorca sobre Poeta en Nueva York. Un libro de versos, celebrada el 16 de marzo de 1932; otra para asistir al recital del músico burgalés Regino Saiz de la Maza el 20 de abril de ese mismo año), etc. En las paredes cuelgan fotografías que dan testimonio de todas esas actividades científicas, artísticas, deportivas, etc., pero también del espíritu moderno que se había instalado en la Residencia en actitudes, costumbres, moda, etc. Y una muestra del arte plástico llevado a cabo por mujeres vinculadas a ella, algunos de cuyos nombres fueron silenciados por la historia oficial y no han sido revalorizados hasta mucho después: Victorina Durán, Maruja Mallo, Delhy Tejero, etc.

Uno sale de esta exposición con esa sensación amarga de aquel parénteis brutal y de la necesidad de seguir apostando por recuperar y difundir el legado de aquellos tiempos porque sin esa memoria o sin el recuerdo de lo que puede suponer detener la marcha del progreso en estas materias, no habrá verdadera igualdad ni una sociedad libre.

4 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Mujeres excepcionales...y privilegiadas.

Fackel dijo...

Me quedo con tu último párrafo. Teniendo en cuenta que las experiencias en materia educativa o de reivindicación de la mujer son desconocidas en este país para la mayoría, más tras el cementerio instaurado en 1939, cualquier información documentada y visual es provechosa,. Gracia por hacerte eco, Pedro.

La seña Carmen dijo...

En algunos aspectos el paréntesis llega casi hasta nuestros días y sin casi, y en instituciones que no deberían. Por ejemplo, sin ir más lejos, la propia Residencia de Estudiantes que hasta fechas muy recientes ignoraba a todas las mujeres del 27. Recomiendo buscar e informarse sobre el proyecto "Las Sinsombrero" (https://es.wikipedia.org/wiki/Las_Sinsombrero).

Myriam dijo...

Mujeres excepcionales, una exposición muy necesaria,
porque no deben caer en el olvido.


En por ejemplo la película "Raza" (1950) dirigida por Saenz de Heredia con guión
escrito por el mismísimo Gral Franco podemos observar hoy
y estudiar a estas mujeres de la época franquista,
(Ideal de mujeres muy similar al del Tercer Reich
con respecto a las mujeres)

Las consecuencias de ese paréntesis nefasto de alr.40
con respecto a la igualdad de género la conocemos
y nos duele. Por eso una exposición como esta es
tan necesaria, porque no se debe olvidar;
porque se debe entender el largo camino que falta
y la dimensión real de ese paréntesis.

Un abrazo