miércoles, 1 de febrero de 2017

El sabor de la herrumbre


Suele ser necesario proteger de la lluvia
las cosas que se oxidan. El sabor de la herrumbre,
en la boca ese gusto rojizo a metal triste,
objetos enterrados que huelen al misterio
de la tierra excavada para sembrar a mano.
Es difícil que crezcan en el bancal del huerto
pero te afanas solo, la jornada completa,
fatigada la espalda, para que no perduren.

© Pedro Ojeda Escudero, 2017


5 comentarios:

Edurne dijo...

El sabor de la herrumbre...
Algo así tengo yo en el alma desde hace tiempo.

andandos dijo...

Seguro que alguna vez has pasado por delante de una casa en demolición y has notado ese olor a "aire viejo".

Un abrazo

SAU dijo...

HOLA PEDRO...SIEMPRE TAN NO SE COMO DECIRLO...EL ERRUMBRE ME DA LA SENSACION DE VIEJO Y DESCUIDADO....TRISTE....

BESINES PEDRO..
:)SAU

Abejita de la Vega dijo...

Recuerda que la lluvia es vida y todo lo desgasta.

pancho dijo...

Hacer los bancales para poner el huerto en llano es un trabajo de gigantes, una esclavitud; pero duran mucho tiempo, casi para siempre. Los hicieron los antepasados para arrancarle el fruto a las laderas.
Nunca deberíamos perder el contacto con la tierra a la que todos volveremos sin excepción. No se nos vayan a subir los humos al campanario.