domingo, 22 de enero de 2017

Miguel Delibes, Cinco horas con Mario. Cincuenta años de historia


Se cumplen cincuenta años de la publicación de Cinco horas con Mario, una de las novelas más conocidas de Miguel Delibes y uno de los títulos más importanes de la narrativa española de postguerra. Este diálogo interior supuso una profundización en la mentalidad de las mujeres de un tipo de burguesía acomodada de la época, llena de contradicciones, presa de una moral y una sociedad que sus integrantes habían provocado y que era, a la vez, su forma de controlar el país pero también una condena a la mediocridad, la insatisfacción y la hipocresía. Delibes contó que después de redactar cien cuartillas de la novela con el personaje de Mario vivo se detuvo y encontró la clave narrativa de la obra: contar la historia desde un largo monólogo de Menchu con Mario muerto, profundizando en la psicología de su protagonista y mostrando con el afán documentalista que le caracterizaba la forma de hablar y pensar de una mujer de ese tipo de burguesía en los años sesenta del pasado siglo.

Esa voz de la viuda es toda una lección técnica que le permitió, además, solventar una de las grandes preocupaciones del autor, la censura. En contra de la opinión de su editor, Delibes temía una paralización de la comercialización de la novela si en ella se hallaba algo opuesto a la opinión de los censores y por eso remitió un ejemplar al censor a pesar de que en esos años ya no fuera necesario. Contando la historia desde la visión más conservadora de Carmen, la viuda, las opiniones que en vida sostuviera el difunto quedaban amortiguadas y a salvo del lápiz del censor. Hasta ese punto tenían que hilar los autores que escribían bajo el franquismo, incluso alguien de la trayectoria de Delibes. Con esta estrategia pudo abordar algo que le preocupaba mucho: la tensión evidente en aquel momento entre un catolicismo conservador aún anclado en el conflicto de la guerra civil y en el afán de controlar la moral social aliándose con el poder político que procedía de la dictadura militar de Franco y otro más tolerante y abierto. El primero lo representaba el personaje de Carmen, el segundo el de Mario. Este, según testimonio del propio Delibes, se basaba en gran medida en el pensamiento de su amigo, el también escritor y periodista José Jiménez Lozano, al que dedicó la obra.

Con este motivo, la Fundación Miguel Delibes y el Ayuntamiento de Valladolid, con la colaboración de la Biblioteca Nacional, han organizado la exposición Miguel Delibes, Cinco horas con Mario. Cincuenta años de historia, comisariada por Amparo Medina-Bocos, que se clausuraba hoy en la Sala municipal de exposiciones de la Casa Revilla de Valladolid pero que podrá verse a partir del 7 de febrero en la Sala de las Musas del Museo de la Biblioteca Nacional. Una exposición honesta, sin más pretensiones que la de homenajear y documentar lo mostrado, pero necesaria e interesante tanto para los lectores de Delibes como para los que quieran conocer una de las páginas más sólidas de la narrativa española del siglo XX. En ella se muestran facsímiles con fragmentos de la correspondencia entre Delibes y su editor, Josep Vergés que ayudan a documentar todo el proceso de edición (es conocido que Delibes guardaba con celo todo lo que se refería a su carrera literaria), junto al contrato con la editorial y al manuscrito de la novela y las ediciones y traducciones que constatan su éxito nacional e internacional, así como las noticias aparecidas en la prensa. Como necesario complemento, se dedica una sección muy completa a la versión teatral de la obra (el monólogo interpretado por Lola Herrera que se ha convertido en un referente del teatro español de la segunda mitad del siglo XX y que está en el corazón de la película Función de noche, la excelente película documental de Josefina Molina estrenada en 1981), y la versión operística de Jorge Grundman.

3 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Un libro muy grande de un escritor muy grande.

La seña Carmen dijo...

Tampoco habría que menospreciar la caracterización, más reciente, de Natalia Millán.

La verdad es que Josefina Molina, Lola Herrera y Natalia Millán han contribuido en gran medida a dignificar el papel de esta mujer, a la que le tocó el papel de "reaccionaria", aunque sucesivas lecturas nos la van humanizando más y más. ¡Anda que Mario y sus "no le pongamos trabas a Dios" se las traía!

Edurne dijo...

Yo, aplaudo.
;)