jueves, 5 de enero de 2017

El hombre nuevo que surgió del plástico y noticias de nuestras lecturas con anuncio de la correspondiente al mes de enero

 

El final de Don Quijote en Manhattan llega al apocalipsis. En un mundo inundado, don Quijote y Sancho son los únicos supervivientes. Recorren una ciudad vacía en la que todo son elementos simbólicos de esa apología moral que nos propone Marina Perezagua: los edificios vacíos, las calles por las que corren ríos de libros entre los que don Quijote busca un ejemplar de la Biblia, la falta de alimento y la forma en la que lo obtienen... Llegan así a un establecimiento de Ikea en el que el protagonista pretende grabar el nombre de su amada Marcela en madera y encuentra que todo es plástico y lo que parece madera no lo es en realidad. En un momento determinado, la única tierra firme en la que pueden ponerse de pie es una gran isla de objetos de plástico... El mundo entero se ha convertido en algo falso, nada natural. Don Quijote y Sancho vuelven a estar desnudos y, como anuncia el título del capítulo XXIII, la risa ha terminado.

No ha pretendido Marina Perezagua reescribir el Quijote, por supuesto, sino llevar sus personajes a un género en el que no están concebidos por Cervantes. Este siempre fue un defensor de la novela realista y Perezagua traslada a don Quijote y Sancho a un mundo alegórico que está ambientado en el nuestro, cosa que va acentuándose capítulo a capítulo. Un mundo confuso tanto en lo moral como en los valores cotidianos, en el que la comida no es comida ni la cultura es cultura ni las relaciones humanas lo son. Pero Marina Perezagua, tras el apocalipsis, propone una esperanza nueva, también alegórica hasta en la simbología icónica. La aparición de un hombre nuevo cuyo valor fundamental es el libro y entre ellos, el libro de libros, el propio Quijote. Marina Perezagua lleva el Quijote cervantino del que parte a propuesta de regeneración moral del mundo. Entre escenas costumbristas que van destapando las contradicciones de nuestro mundo.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino escribe su última entrada sobre la novela de Marina Perezaguas con un pulso que lleva a su pobre Austri a ser un sueño de un sueño. Una entrada que no te dejará indiferente y que te hará pensar sobre si el mundo tiene o no remedio...

No os debéis perder la entrada en la que Myriam Goldenberg -a la que ya se echaba de menos en este club de lectura- analiza y explica la simbología alegórica de la novela de Marina Perezagua y, sobre todo, lo relacionado con el agua.


Pancho continúa con el comentario de Niebla, que nos ocupó hace unas semanas. En su penúltima entrega comenta certero el carácter de Víctor y el pulso narrativo de Unamuno girando continuamente la narración. No os la perdáis. Después, llega al final de la novela. Y qué magistral su pulso unamuniano para aclarar las últimas páginas de la novela. E ilustrarlo magníficamente (en fotografías y audio).

Lecturas de los meses de enero y febrero


Como saben los más antiguos participantes en este club de lectura, todo nació con la primera lectura colectiva del Quijote que se ha realizado usando los recursos de internet (y que se puede consultar en este espacio como la única guía de lectura gratuita y en abierto de la novela completa). Cervantes fue el punto de partida y a él volvimos el curso pasado con una selección de sus Novelas ejemplares. Quedó pendiente la lectura de alguna más y por eso os prongo, para lo que resta del mes de enero, la de tres de esas maravillas cervantinas: La gitanilla, Rinconete y Cortadillo y La española inglesa. Por ese orden. El comentario, aquí, terminará el jueves 2 de febrero para acometer en ese mes la lectura de Patria, de Fernando Aramburu, uno de los éxitos editoriales de la temporada, celebrada de forma casi unánime como la mejor novela publicada en español en año pasado y una de las mejores de las últimas décadas. Os recomiendo que comencéis cuanto antes la lectura de este texto, dada su extensión y aunque atrape en la lectura.


No es difícil hallar buenas ediciones de las Novelas ejemplares cervantinas en el mercado. Por suerte, disponemos de muchas ediciones críticas dirigidas al público académico que pueden ser también usadas por los lectores no expertos y que están disponibles a buen precio.  Estos textos son también accesibles en buenas ediciones electrónicas en abierto que pueden hallarse en el más que recomendable portal dedicado al autor en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en este enlace.

3 comentarios:

pancho dijo...

Quién diría que la lectura de Cervantes parece ligera cuando se viene de las profundidades de Miguel de Unamuno. Pero Cervantes es una caja de trucos como el mismo señala en el Prólogo, la virtud del buen lector está en descubrírselo. Tarea nos mandas.
No recordaba la reseña que enlazas de la Gitanilla, hecha danza. Era Mayo y las cosas del trabajo ya no dan lugar a alegrías de tiempo.
Ese comienzo de La Gitanilla tiene miga, da que pensar porque es Cervantes quien lo escribe.
Siguiendo tus escritos referentes a don Quijote en Mahattan me recuerda al mundo inestable que se encuentran los expedicionarios en La Ciudad del Gran Rey, una novela de las que no se olvidan.
Antes del portazo final en la entrega décimo primera de Niebla, hay una décima en la que don Miguel y Augusto se miran a los ojos en Salamanca, que no recoges en tu trabajoso recuento de las contribuciones al grupo. Sólo por tenerlas reunidas, no por darte más trabajo que ya sabemos lo atareado que andas.
Un abrazo y que los reyes hayan venido con el saco bien lleno de regalos.

Myriam dijo...

jajaja, Pedro, ¡gracias! Siempre estoy aunque
no haya hecho aportes a algunas lecturas.
Me a legra haber podido contribuir a esta.


Me pongo a la re-lecturas de estas tres novelas de Cervantes.
y ya, siguiendo tu consejo, he comenzado con PATRIA, que me encanta
y confieso solemnemente y a viva voz que me cuesta mucho dejar la lectura.

Besos a ti y abrazos al grupo


Abejita de la Vega dijo...

Una hermosa utopía la que nos propone Marina Perezagua. Algo distinto al Quijote, un acierto. Se hubiera metido en unos farragosos berenjenales de haber pretendido ser una moderna Avellaneda.

Me metí en un sueño dentro de un sueño y se colaron morcillas como los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, la demolición del Yagüe o las arpías que graznaban: bloguera, bloguera. En el sueño de Austri incluí también lo que más me gustó de Don Quijote de Manhattan: el sueño narcótico de don Quijote con Marcela jardinera de torres y el empleado de Starbucks que se niega a tirar alimentos.

Ahora me pongo con la relectura de La Gitanilla, Cervantes Cervantes. Nos señalas tres títulos para enero. Una gitana que no es gitana, unos pícaros que nos son pícaros y una inglesa que no es inglesa. Nadie es el cien por cien de lo que parece ser, una buena lección de relatividad en una sociedad absoluta como era la que vivió el autor del Quijote, un loco que no es loco...del todo.

Ya me zampé Patria, me gustó y me llevó a los años que viví en Euzkadi, los durísimos ochenta. Una gran novela en la que sólo falta el PNV...

Un abrazo, Pedro. ¡Feliz día de Reyes!