jueves, 29 de diciembre de 2016

Don Quijote y Sancho Panza en la piscina del Meadows Natatorium de Flushing y noticias de nuestras lecturas


Por si al lector de Don Quijote en Manhattan aún le entraran dudas sobre el carácter de alegoría moral de la obra, Marina Perezagua introduce un pasaje que desordena, además, la narración e interrumpe la divertida escena en la que los personajes entran en el Instituto Cervantes de Nueva York y Sancho (que nombra a Don Quijote como Don Quijote de Manhattan usando como arma ritual el Diccionario de la Real Academia y pronunciando como oración el lema académico, Limpia, fija y da esplendor) muestra su desacuerdo ante el director del mismo con el trato que se le da a la lengua española en una sucesión de ejemplos que rnemonta, directamente, al Sancho cervantino y su confusión de vocablos.

La autora prepara al lector para lo que sucede en el capítulo XVIII advirtiéndole de que asiste a un desajuste temporal a la hora de contar la historia. De ahí la argumentación sobre el tiempo y la narración sincrónica de don Quijote. Y justo en ese momento introduce la digresión con el episodio de la piscina del Meadowx Natatorium de Flushing. A ese lugar llegan don Quijote y Sancho siguiendo a Simón, un antiguo esclavo sudanés que deja África para terminar en Nueva York. Allí usa la natación con grilletes para visibilizar su lucha contra todo tipo de esclavitudes, incluidas las modernas. En ese lugar -lleno de mujeres embarazadas y chinos que escupen en el suelo-, don Quijote y Sancho asisten a una escena violentísima en la que tanto el agua de la piscina como el cielo se trasforman por el rojo de la sangre. Después del episodio y el regreso al hilo argumental, al lector le queda claro hacia dónde quiere conducir el relato la autora y las diferencias significativas sobre el original cervantino. Similitudes y diferencias que se explican con un neologismo -hay varios en la novela, a la manera del baciyelmo de Cervantes-, Quijoteante:

Quijoteante, un caballero que siglos atrás era don Quijote, y que luego, en el siglo XXI sería ya otra cosa, una mezcla del de antaño con el presentimiento actual, renque-ante, de que tenía algo que recordar, y la nostalgia, punz-ante, de añorar ese mundo que sólo afloraba a partir de ciertas sensaciones... de antes.

Ese don Quijote desmemoriado, que es pero ya no es el cervantino, es la clave interpretativa de este texto que se conduce ya hacia su final.


La próxima semana terminaré con el comentario de la novela de Marina Perezagua y anunciaré los títulos de las Novelas ejemplares de Cervantes que leeremos en enero y que completarán la lectura que ya hicimos aquí en su día de El licenciado Vidriera y el Casamiento engañoso y Coloquio de los perros. En esta ocasión, seguro que entran La gitanilla y Rinconete y Cortadillo, con alguna más.

Noticias de nuestras lecturas

Hablando de comida, Mª Ángeles Merino comenta (superados ya los problemas que le impideron hacerlo la semana pasada) una que maltienen don Quijote y Sancho en la novela de Perezagua y recuerda hasta la olla podrida famosa de ese club... Eso sí, tiene que aliarse con Austri y el busto de Cervantes del Paseo de la isla burgalés.

Mª del Carmen Ugarte escribe una entrada que no podéis dejar de leer sobre la presencia del cine y la importancia del personaje de Sancho con motivo del planto que este pronuncia en pleno Manhattan...



Pancho, en el comentario de la novela de Unamuno que nos ocupó aquí hace unas semanas, Niebla, llega al momento clave en la que el autor comienza a girar la novela hacia el final sin ningún escrúpulo ya para ir desentrañando la filosofía de la narración. No os perdáis esta entrada suya, que aclara magníficamente la apuesta metodológica y de pensamiento Unamuno.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace.

2 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Un Quijote que es pero ya no es el cervantino: quijoteante que no quijotesco. Y dices que está claro...

Tal vez un senil desmemoriado que leyó mucho el Quijote y reacciona quijotescamente ante determinadas sensaciones...

La novela se va volviendo muy oscura y apocalíptica a partir de esa agua roja. Me gusta más la primera parte.

¡Qué recuerdos los de aquella olla! Las ollas neoyorquinas son otra cosa, evidentemente.

Un abrazo, Pedro.

¡Feliz 2017!

pancho dijo...

Las secuelas del Quijote a mí se me dan un aire al apócrifo de Avellaneda. Un campeonato de natación paraolímpica en la que el hándicap son las muñecas anuladas con grilletes. Don Quijote y Sancho luchando contra Bramidán de Tajayunque y el escudero negro. Por puro darwinismo nos quedamos con el original porque ha resistido durante siglos la selección natural.
Un relato dotado de ambigüedad cervantina.
A este paso vamos a terminar unanimizados con esta Niebla. Algún capítulo hay que vale por cuatro. ¡Qué intensidad! Parece el Caballero de los Trabajos.
Mañana es el 80 aniversario de la muerte de don Miguel de Unamuno y su obra sigue despertando interés entre los lectores, esa es la mejor prueba de la inmortalidad que tanto le preocupó en sus escritos.
Un abrazo con mis mejores deseos para 2017, para ti y todos los tuyos.