jueves, 15 de diciembre de 2016

Don Quijote en Manhattan de Marina Perezagua como sátira moral y noticias de nuestras lecturas.


Desde el siglo XVIII, las lecturas inglesas del Quijote cervantino convirtieron la novela en una sátira moral y así fue comentada y editada durante un tiempo. Hay que recordar que fue en Inglaterra donde se apreció la novela antes que en ningún otro sitio como un relato más allá del entretenimiento y en donde se llevó a cabo la primera edición lujosa que contenía, además, el primer retrato del autor (cuatro tomos con papel y tipografía cuidados editados en Londres por J. y R. Tonson, 1738). Esta lectura en clave de sátira moral de la novela de Cervantes tuvo una gran influencia en la propia narrativa inglesa del XVIII y XIX y dejó un poso que aún continúa.
Como si Marina Perezagua quisiera partir de esa lectura, su Don Quijote en Manhattan se presenta en gran medida como tal, como sátira moral de la sociedad contemporánea centrada en uno de los núcleos más importantes de los modelos de vida actuales, Nueva York. Para ello, necesariamente los personajes protagonistas han perdido la memoria. Conservan pequeños retazos de lo que fueron, imágenes y algunas sensaciones, también las claves esenciales de su comportamiento y personalidad pero no conservan memoria de sus hechos anteriores a la aparición en las calles de Manhattan. Aparte de que es un recurso narrativo que le permite a la autora jugar con mayor libertad al enfrentarse al reto de levantar de nuevo a los personajes cervantinos, es una apuesta interesante desde el punto de vista interno en la construcción de la novela. No enreda a los personajes en disquisiciones sobre su vida anterior y su vida presente y los lanza directamente a su nueva aventura. Este adanismo se evidencia desde el principio en sus nuevas ropas. Adquiridas por Sancho en una tienda cercana, comenzarán su nueva andadura vestidos como C3PO y un ewok, personajes de La guerra de las galaxias. Quizá solo en Nueva York pueda ser posible caminar así sin causar demasiada extrañeza o, al menos, no mayor que la que podría causar a principios del siglo XVII la imagen de don Quijote ideada por Cervantes. De esta manera, consigue introducir las caracerísticas de los dos personajes manchegos cervantinos en dos creaciones del cine popular norteamericano y dejarlos pasear por las calles. En apariencia -y así se subraya en algún momento de la narración-, para quien ve las acciones desde fuera, no son don Quijote ni Sancho quienes se enfrentan a la sociedad norteamericana, sino dos personajes procedentes del cine de entretenimiento y, en concreto, de una saga que explica en buena medida el imaginario de los EE.UU.

Poco a poco va construyendo las claves de esa sátira moral. Procuraré no dar elementos del argumento que puedan estropear la sorpresa de la lectura a quien no haya terminado la novela. El punto de partida nuevo es la lectura de la Biblia que lleva a cabo don Quiojte y que le impulsará en sus acciones. Este cambio introduce al personaje plenamante en el mundo norteamericano. Recordemos que en España ni era frecuente la lectura de la Biblia en tiempos de Cervantes ni lo es ahora. Todo ocurre bajo ese prisma a partir de ese momento. Incluso la sustitución de Dulcinea en el corazón de don Quijote (es posible por su desmemoria) por Marcela, una alegoría de los hechos ocurridos en Nueva York el 11S. Hay un episodio también clave para comprender lo que decimos, que es la intervención de don Quijote en un establecimiento de la cadena Starbucks y el nuevo comportamiento de los pájaros a partir de ese momento. Pero todo sucede desde esta óptica, sobre todo los aspectos más críticos: las alusiones al racismo, la situación de los seguros médicos en los EE.UU, la huelga de hambre por los presos de Utah que intentan don Quijote y Sancho tras el debate sobre el uso de las armas de fuego, etc.

Noticias de nuestras lecturas.

Sigue María Ángeles Merino con su diálogo a tres voces para comentar la novela de Marina Perezaguas. En su entrada de esta semana llega al momento de (re)construcción de los personajes, adecuándolos para recorrer las calles de Nueva York.


Pancho continúa con el comentario de nuestra lectura anterior, Niebla de Unamuno, y llega al momento en el que todas sus indecisiones se le van enredando en los pies e impulsándolo en una única dirección... Y no sé cómo pero consigue meter a Bruce Springsteen en la historia...
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace.

3 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

La autora les priva de memoria y raíces, tal vez por respeto a tan egregios personajes; pero para que sean Quijote y Sancho han de conservar el impulso sanchesco y quijotesco. Es difícil que lo sean y no lo sean a la vez. Marina Perezagua sale airosa de tan difícil conjunción. El lector acepta la inverosimilitud y acompaña a la entrañable pareja a través de un Manhattan onírico, con mucha, mucha agua y muchas injusticias. Una crítica ácida a un sistema económico como el perro del hortelano que ni come ni deja comer. La novela me ganó a partir de la historia del empleado cautivo por repartir entre los indigentes la comida sobrante destinada a la basura.
Marcela nació libre...
Un abrazo, Pedro.

pancho dijo...

Una de las mayores sorpresas que recuerdo de la lectura colectiva del Quijote fue la gran cantidad de ilustraciones que existen de la obra en muchos países diferentes. Ver y comparar la índole de las ilustraciones según vengan de un país u otro es un ejercicio enriquecedor.
Vestir a don Quijote y Sancho disfrazados de personajes de la Guerra de las galaxias suena interesante, no pueden tener memoria de la realidad que Cervantes les hizo vivir en su tiempo. Inteligente planteamiento. También se dice que don Quijote iba revestido de personaje de ficción de unos cincuenta años atrás.No es lo mismo, pero guarda cierto paralelismo.
Escuché la canción por la radio, me fijé un poco en la letra que conocía de hace bastantes años, vi que podía tener alguna relación con las historias de mujeres del capítulo y ahí que la puse.
Nos estás metiendo los perros en danza para leer la novela.
Un abrazo.

Luis Antonio dijo...

Pedro, muchas gracias por la propuesta de esta lectura tan sugerente.