viernes, 30 de diciembre de 2016

Algo de Misisipi en el invierno castellano


Ha comenzado a helar con fuerza. De niño salíamos a la calle con la bufanda tapándonos la boca. Y la nariz y las orejas frías, como si fueran a romperse. A pisar charcos helados y romper los bloques de agua congelada en las fuentes. Mi madre recuerda el Pisuerga helado y el frío de aquellos tiempos. Un frío que reventaba las cañerías. El frío de postguerra que entraba en las casas y desencajaba los pasillos con el vaho de la respiración. Ha comenzado a helar con fuerza estos días del inicio del invierno. Me he agachado a tocar la hierba en las zonas sombrías y al pasar por algunas calles en las que no da este sol de diciembre se me ha encogido el cuerpo con la sensación de la piedra de las fachadas de los edificios. En las paredes soleadas, sin embargo, se puede estar un rato y estirar el cuello y sacar las manos de los guantes. En Teresa Gil, un joven tocaba a la guitarra country blues y parecía extranjero con su barba pelirroja y el gorro de lana con el que se cubría la cabeza, pero no, era de la ciudad y la guitarra la había encontrado hacía tiempo en un vertedero de Bilbao y arreglado con el cariño que uno pone en las cosas importantes de verdad. Acariciaba la caja del instrumento mientras nos hablaba. Charlamos un rato con él y nos sonreímos. Gracias al pequeño amplificador, el sonido, como un country muy antiguo -casi primitivo-, nos acompañó un tiempo calle abajo, hacia la Plaza de España. Esta noche también hiela pero algo de Misisipi se ha hecho presente en este invierno castellano.

7 comentarios:

pancho dijo...

Esta mañana el grajo volaba bajo. En las ciudades ya no se sienten esos rigores del invierno de antaño que nos cuentas, pero a cambio el aire es más impuro.

Edurne dijo...

¡Vaya con los de Bilbao, que andamos abandonando guitarras en los vertederos!
Menos mal que los de Pucela con barba colorada las rescatan, las curan, las miman y les sacan esos sonidos del Misisipi que luego se quedan flotando en el aire helado de diciembre que se pasea por las calles de la antigua capital de Las Españas...
Todo lo damos por bien hecho puesto que lo hemos visto, lo hemos oído, sentido y hasta nos hemos encogido solidariamente por el frío con el paseante.

¡Que viva Internet!
;)

¡Feliz 2017!

Ele Bergón dijo...

Sí, esta noche en Madrid también ha helado y las hojas del jardín de mi casa, están cubiertas de escarcha. No hay cencellada, pero la niebla por aquí, lo va inundando todo. Va a ser un último día del año con falta de visibilidad aunque parece que la contaminación de la capital va remitiendo y yo tengo que viajar unos 30 kms, todo sea por la familia

FELIZ SALIDA Y ENTRAD DE AÑO 2017. Nos vemos primero en Burgos, antes pasando por Valladolid y después aquí en Madrid

Besos

La seña Carmen dijo...

Pues en Madrid hacía una rasca esta mañana cuando he ido al súper que ni os cuento. Por el oeste se aproxima una niebla de frío que asusta, pero el solillo va calentando los cuerpos y a estas horas se agradece.

Larga vida a La Acequia y un mejor 2017 para todos.

andandos dijo...

Feliz año, Pedro, y para los demás, Pancho, Edurne, Ele, también, Hoy sólo eso.

Un abrazo

Campurriana dijo...

Nos vamos mezclando y convirtiéndonos en masa uniforme. Eso no me gusta. En gran parte, no me gusta nada.

José A. García dijo...

Cambio climático mediante, los inviernos ya no son tan terribles... Claro que los recuerdos perduran.

Saludos!

J.