miércoles, 23 de marzo de 2016

Don Quijote, el manga o cómo traicionar a Cervantes para que no resulte peligroso


Mi hija Elena, que me conoce, me regaló para celebrar el Día del padre, no sin cierta ironía, un Don Quijote de la Mancha en versión manga. Publicado el pasado enero en español por la otra h, sello de la editorial Herder, es la traducción del original del equipo Variety Artworks para la japonesa East Press, que tiene una colección completa dedicada a adaptar y divulgar las grandes novelas mundiales y que lo publicó en marzo de 2009. Evidentemente, conozco la larga tradición de ilustraciones y cómics que se han enfrentado con el reto de trasladar la novela cervantina a lenguaje gráfico, pero esta me ha hecho singular gracia por las alteraciones acometidas. En su estética cumple las normas del manga y eso se lo dejaré a los expertos en este tipo de obras.

Esta versión cuenta con un buen trabajo de asesores literarios. Se nota que alguien ha leído la novela -cosa que no es tan evidente en otras adaptaciones para el cómic- y que sobre ese trabajo otros han hecho lo que les ha dado la gana. La trasformación de la historia es total pero conserva un sentido de lectura muy moderno y que podría aprobar el cervantista más riguroso: don Quijote resulta no estar tan loco al final como parecía puesto que él mismo reconoce, en gran medida, su voluntad de juego y trasformación de su vida a partir de sentir un vacío interior cuando se para a considerar que no ha hecho nada de interés en los años que ha vivido. Los libros de caballería le dan la oportunidad de hacer algo, de intentar cambiar el mundo por su acción individual. También está en la novela original ese conflicto que presenta este manga entre el individuo que quiere vivir su propia aventura y el resto de la comunidad que quiere encerrarlo en su pueblo y en su casa para que deje de hacer locuras. A partir de ahí, todo se adapta para encajarlo en un tipo de lector que no puede ahondar en complicaciones ni sutilezas y al que se le termina explicando todo para que nada quede a su propia reflexión. Solo hay una salida y no tres. Don Quijote resulta marxista: su lucha más interior es reparar la injusticia creada por las diferencias de clases -lo dice, pero no lo demuestra antes en la historieta-. Todos los personajes son amables, incluso el Duque, que resulta comprensivo y humano y termina solucionando el problema que plantea el reto del personaje a la sociedad. Es curioso cómo, de forma muy amable, las fuerzas que controlan la sociedad triunfan (Sansón Carrasco dice que puede resultar peligroso que otros lo imiten) y consiguen que don Quijote retorne a casa sin haber sido vencido y recibiendo la comprensión y el cariño de todos. Es decir, los autores de la adaptación al manga le dejan soltar su denuncia de las injusticias sociales pero terminan haciéndolo volver a su casa dejando la solución en manos de los gobernantes... que se comportan con él de forma tan cariñosa y paternalista como sus amigos o su familia. Un juego muy sutil para destruir el mensaje comprometido, arriesgado y diferenciador de Cervantes en su novela. Solo Avellaneda se había atrevido a tanto (eso sí, sin demostrar ningún cariño por el personaje).

4 comentarios:

Myriam dijo...

¡¡Ay!! Cervantes se retorcería en su tumba
si lo supiera...

Besos

Abejita de la Vega dijo...

Un producto de consumo no interesa que sea crítico. ¡Qué guasa la de tu hija Elena!

elena clásica dijo...

Menudas somos las Elenas.

Solo pensar en cómo se tenía que estar riendo tu hija cuando vio la versión manga y lo poco que tardaría en comprarla, pensando para sus adentros: "si llego a pensar en un regalo mejor no lo encuentro"... solo esta imagen es ya un homenaje hacia el gran estudioso de la novela de Cervantes, como lo es su padre y al mismo tiempo hacia el gran creador de "El Quijote".

Así que de entrada, felicidades al padre y a la hija. Y cada vez más a Cervantes, por ser tan moderno y actual.

"Con la mediocridad hemos topado, amigo Sancho". Lo de Avellaneda, era otra historia, "menudo macarra".

Besos.



andandos dijo...

¡Qué gracia, tu hija! En algún momento sería interesante, seguramente, conocer tu opinión sobre la versión del Quijote de Trapiello, que probablemente conoces, aunque sea de manera incompleta.

Un abrazo