martes, 1 de diciembre de 2015

mi corazón tiene la forma de una milenaria boñiga de toro: Lorca y las lecciones para los poetas a la moda



En Poeta Nueva en York, Federico García Lorca rompe con todo. Con las convenciones sociales, con las convenciones poéticas, con la contención y pudor personal que le habrían frenado en su propio país por temor a hacer daño a su familia. Alejado de España, enfrentado a la realidad de una ciudad que se devora a sí misma como símbolo de una modernidad que se aleja de los valores humanos y en la que la fractura social era más que evidente, intenta su propia solución a la tendencia rehumanizadora y comprometida que los surrealistas parisinos comienzan justo en esas fechas (1929-1930) presididas por la crisis bursátil y la agudización de los conflictos sociales. En Nueva York, además, con el elemento añadido de que la negritud no tiene derechos civiles y sufre con mayor fuerza la pobreza. Pero también se enfrenta consigo mismo, con sus propios fantasmas. En varios de los poemas -los más oscuros- se observa una tendencia a la autodestrucción de la que saldrá poco a poco, como refleja este poemario que en su versión facticia se publicara en 1940 en Nueva York primero y en México después, tras el asesinato del poeta.

Hay una fuerza brutal en gran parte de este poemario, una violencia que lo inunda todo en sacudidas de sangre -la violencia y el sexo eran dos herramientas de la poética surrealista-, experimentación con drogas, con el dolor -físico y psicológico- que nos habla de una persona en crisis completa. Un mirar cara a cara a aquello que te puede destruir y hasta un deseo de una revolución violenta que trasforme el mundo en algo más natural tras echar abajo la maquinaria metálica y falsa de la modernización.

No conozco ningún poemario en español -ni anterior ni posterior- con una carga similar de fuerza y a ningún poeta que le haga sombra. Es tan contundente en lo que dice y en cómo lo dice que todavía es radicalmente moderno. Solo un vano fantasma de dificultad en la comprensión (que no es achacable al libro sino al lector acomodado) y cierto temor reverencial a comprender demasiado bien lo que dice Lorca explica que no se lea más este libro. Hoy, que tan de moda está el realismo sucio en la poesía, no conozco ningún poeta que llegue a condensar de forma tan certera lo que dice en cualquiera de los versos de Luna y panorama de los insectos (Poema de amor), por poner solo un ejemplo:

Si el aire se niega a salir de los cañaverales
mi corazón tiene la forma de una milenaria boñiga de toro.

En este poema hay tanta violencia contra uno mismo, tan aventurada expresión de los efectos alucinógenos de la droga, tanta crítica a la sociedad y a su propia condición como ser humano, tanta profundización en la razón de la existencia y en la propia identidad, tanta mezcla de tonos, que no hay ningún poeta en español que se haya atrevido a tanto. Ante él, cualquiera de los poetas a la moda que buscan -¡a estas alturas!- epatar al burgués practican solo toreo de salón y son meros aprendices. Lo que pasa es que la mayoría de los poetas actuales han leído poco y solo escuchan a los de su propia secta aplaudiéndolos. Salvo -quizá- una parte de Leopoldo María Panero, nadie ha podido llegar a estos niveles de garra poética. Y después, decir, en el mismo poema algo tan íntimo, tan certero en su significado como los versos siguientes, en los que no se teme al diminutivo que en otros quedaría fuera de lugar:

Son mentira los aires. Solo existe
una cunita en el desván
que recuerda todas las cosas.

De Lorca se ha hecho un tópico y un mito. Es hora ya de leerlo de verdad para comprender cuántas lecciones nos quedan por aprender para la poesía contemporánea española.

8 comentarios:

impersonem dijo...

Leído lo que dices, admirando lo que sabes y nos trasladas sobre Literatura, y gustándome mucho la poesía, te haré caso leeré más a Federico... he de reconocerte que no le he leído mucho, me atraen más otros autores... pero mi ignorancia es grande y es hora de hacer caso a quienes saben...

Abrazo.

pancho dijo...

De vez en cuando uno se pasea por la etiqueta de Federico García Lorca de La acequia (que va aumentando de volumen)para aprender y buscar la emoción en los versos del poeta más universal, realzado en tus comentarios tan sugerentes y motivadores. Agradecido porque no es fácil encontrarlo en ningún otro sitio.

Emilio Manuel dijo...

Mientras tanto, en Granada, tenemos un museo dedicado al poeta inaugurado tan solo hace unos meses, pero vacío.

Desgraciadamente la familia viva está tratando de hacer un negocio,si no lo ha hecho ya, con la documentación que obra en su fundación.

Saludos

São dijo...

Nada como estar longe para nos libertarmos, realmente.

besos, amigo mio

Joaquín Galán dijo...

Así somos,nos encanta construir mitos basándonos en lo trivial,en la anécdota y despreciamos la esencia de esos mismos mitos por pereza mental o por intereses políticos.

Saludos.

Fackel dijo...

Lo que me ha gustado esto que has escrito. Y qué poco se habla de "Poeta en Nueva York en estos tiempos". Bueno, pero ¿de qué esencia poética se habla ahora en que la mirada del personal anda perdida entre lo líquido y espirituoso del pensamiento y la expresión? Gracias por reivindicar a un vital Federico.

Amapola Azzul dijo...

A mi me encanta. Un beso y buena semana.

Myriam dijo...

Hay mucho aprendiz suelto...