lunes, 12 de octubre de 2015

Sobre la Hispanidad (de nuevo).


Desde hace años, suelo publicar en este espacio una entrada sobre la Hispanidad con motivo de la conmemoración del doce de octubre. A estos textos remito para ampliar lo que opino al respecto. Hoy quiero abordar la simplificación con la que se suele tratar este tema en los medios de comunicación y en las redes sociales. En tiempos en los que lo burdo, lo meramente emocional y la brocha gorda parecen imponerse, el análisis pausado y el matiz no solo no están de moda sino que, incluso, están mal vistos. Aquel que no se posiciona en uno de los bandos contendientes suele salir malparado. La falta de información, la reducción de los argumentos a consignas ofensivas y la escasa capacidad para elaborar proyectos de encuentro para el debate ideológico predomina en esta como en tantas otras cuestiones.

Basta una revisión de los informativos y de las redes sociales para ver que el Día de la Hispanidad es tenida todavía hoy por muchos como el Día de la Raza, una celebración especialmente destinada al desfile militar y trufada de una visión idílica del descubrimiento y colonización de América por el Reino de España y un sentimiento de orgullo nacional español.

Basta también una revisión de esos mismos informativos y de las redes sociales para ver cómo otra parte tiene este día como la celebración impúdica de un genocidio programado con fines imperialistas por parte de una potencia colonizadora que actuó en América sin escrúpulos destruyendo una serie de civilizaciones en las que no se reconoce defecto alguno.

Ambas posiciones son radicalmente inadecuadas y falsas y condenadas a enfrentarse sin fruto alguno. Parten de un anacronismo conceptual y de una visión histórica que no se corresponde a la realidad, pero esto sería algo largo de desarrollar aquí: ni la visión ideal indigenista es correcta ni lo es la del imperialismo españolista. En aquellos tiempos existió un Fray Bartolomé de las Casas que defendió a los indígenas americanos pero promovió la esclavitud de los africanos negros para sustituirlos en el trabajo y los mismos gobernantes que favorecieron la colonización elaboraron una de las articulaciones más brillantes del derecho de gentes que se dieron antes de la contemporaneidad; las culturas precolombinas estaban enfrentadas en guerras de dominio como la que protagonizaron luego las tropas españolas que contaron con el apoyo de algunos grupos indígenas contra otros; juzgar con parámetros modernos lo que ocurrió en aquellos tiempos es un error conceptual de gran calibre y juzgar la independencia y construcción de las repúblicas americanas como una victoria indigenista una falsedad. En el fondo, late por un lado un equivocado sentido adanista y romántico de la historia por el cual los indígenas -sean quienes sean- son siempre los que merecen ser defendidos y por otro un no menos errado concepto histórico por el cual el progreso civilizado es siempre bueno -sobre todo el que se basa en las claves del capitalismo nacido a partir de finales de la Edad Media-. No se puede corregir la historia y cuando se juzga con bases tan simples no pueden salir más que consignas, no debates, que no sirven para seguir el camino adelante.

Curiosamente, ambos bandos ignoran un elemento esencial. La fabricación de una celebración de la Hispanidad en este día se debe más a intelectuales hispanoamericanos que españoles y, al igual que el iberismo, no es producto necesariamente de visiones conservadoras. Su origen fundacional, hace algo más de un siglo, se corresponde con la búsqueda una nueva realidad cultural que sirviera como referente a las repúblicas americanas para enfrentarse al peligro del nuevo imperialismo naciente, el de los EE.UU. Y tiene más que ver con un proyecto común basado en un concepto integrador de lo hispánico, lo latino y las culturas indígenas americanas que con un sueño imperial español. Los pensadores hispanoamericanos que lo propiciaron veían en esa suma de raíces una esencia que podría defenderlos frente a la amenaza de dependencia del vecino del norte. La Hispanidad y su celebración en el doce de octubre no fue un intento de recuperación del imperio ni de cantar nostálgicamente sus elogios sino todo un proyecto ideológico de vertebrar desde América algo propio que integrara todas esas realidades -la latina, la ibérica, la española, la nativa- en una diferente a la que se había dado hasta ese momento. Fue, por lo tanto, una construcción en positivo. Aquellos que reniegan de ella desde cualquiera de los bandos que ahora simplifican la realidad lo que hacen, en realidad, es demoler un proyecto integrador debilitando la realidad cultural que pretenden defender con sus argumentos propios de la propaganda. Ni siquiera cuando en los años sesenta del siglo pasado surge una nueva forma de pensar América desde los intelectuales más comprometidos se despreció el sentido de lo hispanoamericano según lo que entrañaba ese concepto de la Hispanidad. No esconde detrás de ella, por lo tanto, una visión meramente española como pretenden algunos.

En esto, como en tantas otras cosas, el sueño imperialista, demagógico y facilón de la dictadura franquista hizo mucho mal al reducir la Hispanidad a un espantajo que, evidentemente, no podía gustar más que a los franquistas. Seguir por ese camino es hacerle el juego al dictador tantas décadas después de su muerte, por lo que convendría recuperar el verdadero sentido integrador de la Hispanidad y actualizarlo a las nuevas realidades contemporáneas porque su existencia tiene más sentido que nunca en un mundo globalizado. Entre otras cosas, porque no se puede negar lo que es evidente, su existencia. Y, para ello, lo más prescindible es la forma anacrónica y estéril con la que se celebra en la actualidad.

11 comentarios:

lichazul dijo...

hoy leía un meme de un escritor español que decía algo así como que 1492 fue una de las primeras inmigraciones ilegales ...
bss y buena semana Pedro

Emilio Manuel dijo...

Durante mi estancia en Perú, el cachondeo sobre lo de la "madre patria" era enorme.

Saludos

mojadopapel dijo...

En México existe un gran respeto a todos los lo español independientemente que se cometieran atrocidades en la colonización.... Siempre quedo un poso de agradecimiento a la cultura hispánica que he podido apreciar cuando he estado allí , y hoy todavía, se defiende frente a un americanismo brutal que intenta, cada vez más, imponerse en la juventud.

Abejita de la Vega dijo...

Me guardo tu entrada para cuando, en clase, tenga que hablar del descubrimiento de América. Entre mis alumnos, personas adultas que estudian segundo de secundaria, hay muchos americanos y suelo empezar con una frase de cortesía para ellos: América estaba descubierta, hablamos del descubrimiento de América por parte de los europeos. Me parece elemental empezar así.
Me aportas un buen material didáctico.

Besos, Pedro.

São dijo...

Nós tivemos um equivalente a Casas: padre António Vieira.

Nunca me envergonhei de ser portuguesa, mas depois dos resultados eleitorais que deram maioria relativa à coligação CDS/PSD após quatro anos tenebrosos e injustos para quem trabalha , obrigando a uma emigração maciça e maltratando os mais velhos...passei a ter um cera vergonha de o ser.

Gostei muito da tua entra , por esclarecedora

Besos, querido amigo

Luis Antonio dijo...

Con tu permiso, le mando esta lección magistral sobre la Hispanidad a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. No sé si la leerá o no, pero te aseguro que le llegará.

Yo te doy las gracias por ilustrarnos sobre un tema tan controvertido.

Un abrazo, Pedro

Joselu dijo...

He escuchado estos días en mi instituto diversos recochineos sobre la Hispanidad y el doce de octubre desde la óptica de la catalanidad, Esta es maravillosa y la otra, una bazofia de carácter facha. Uno ya no argumenta con quien no tiene nada que hacer. Se habla del diálogo pero en una buena parte de los casos es absolutamente inoperante. Cada uno se queda con sus verdades y no se hace permeable a otras ópticas. Y aquí habla cualquiera sin venir a cuento, como la ignorante alcaldesa de Barcelona. Dudo que haya leído media docena de libros en su vida. La Hispanidad es la bicha pero se exclama con arrobo angelical la consigna de Països Catalans que comparten la lengua. Solo por el hecho de ser cuatrocientos millones de hispano hablantes sería una razón para respetar algún signo que nos uniera de alguna forma. Que esta fecha es el doce de octubre, pues bienvenida sea. Los españoles no somos buenos contando la historia y hemos dejado que sean otros quienes la cuenten por nosotros y se apoderen del relato. Así, la leyenda Negra. Así la historia de las atrocidades de los españoles que quedan pálidas ante las que cometieron los blancos del Norte. En fin, no hay mucho que hacer. Tu relato es espléndido y contribuye a poner en su sitio esta festividad que en esta tierra solo es motivo de chacota.

Campurriana dijo...

Este día, que yo celebro con orgullo, se ha convertido en un día plagado de monólogos y no de diálogos. La Historia con mayúscula está formada por millones de historias con minúscula. El problema son las manipulaciones varias que sólo pretenden separar cuando se trata de unir, de amar lo nuestro a pesar de los inevitables rincones oscuros, que siempre los hay y por algún motivo.
Quedémonos con lo nuestro: con la inmensa cultura, con la diversidad, con el idioma tan rico, con las personas.
Como base fundamental, el respeto. Siempre.

la seña Carmen dijo...

Me pega que a nivel popular lo que se celebra es el Día el Pilar, lo demás, como que importa bastante menos.

Myriam dijo...

Qué mejor, más lindo y productivo que un proyecto común entre España y las que otrora fueran sus colonias. Hispánismo, hispanidad: Ambrosia para mis oídos.

dafd dijo...

Está bien. Es muy complicado hablar sin incurrir en pensamientos que parecen ultimátum. Es muy de agradecer esta defensa de un proyecto común sobre bases sólidas.