lunes, 5 de octubre de 2015

Inauguración del curso del Club de lectura con la presencia de Diego Fernández Magdaleno.

Diego Fernández Magdaleno. Fotografía de Amalia Trujillo.
El pasado viernes día 2 de octubre inauguramos oficialmente el curso en el Club de lectura de La Acequia y de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos. El encuentro tuvo lugar en el Auditorio de la Fundación Caja Círculo de la calle Julio Sáez de la Hoya de Burgos. Tras la inauguración del acto por parte del Presidente de la Fundación que tan generosamente nos acogía y del Presidente de la Asociación, mantuve un coloquio con Diego Fernández Magdaleno que resultó muy interesante para conocerlo como persona, como músico y, especialmente, como escritor, que es lo que nos congregaba allí como club de lectura. Durante el mes de septiembre hemos leído El tiempo incinerado, su diario escrito en el año 2004. Es la primera vez que en el club leemos un diario y ha resultado una experiencia provechosa. Este diario de Fernández Magdaleno contiene los requisitos del género. Parte de una fecha -sin ella, como bien dijo el autor, no hay diario posible- y resume o evoca el día a partir de un punto concreto: una lectura, una persona, una noticia, un acontecimiento, una reflexión. Fernández Magadalno constató lo que ha cambiado desde la escritura de este diario. Aunque se reconoce en él hoy se percibe menos tajante en las afirmaciones. Es verdad, la escritura de un diario no solo ayuda a ordenar el día y dejar constancia de las impresiones. La escritura de un diario supone, por el propio acto de la escritura, la evolución de quien escribe. Sería ciertamente peligroso que siempre fuéramos los mismos que habitan nuestro pasado. No es el caso de Diego Fernández Magdaleno.

Pero el diario es algo más. Es el testimonio de una época -gracias, precisamente, a las fechas- y a unos hechos biográficos del autor. El diario se diferencia de las memorias precisamente en que no es lo exterior lo que protagoniza el texto pero en él quedan reflejados los impactos emocionales o ideológicos que las cosas provocan: un atentado terrorista, una circunstancia de  actualidad, la enfermedad o la muerte de un ser querido. Leer las reflexiones que alguien como Fernández Magdaleno escribe sobre estos acontecimientos siempre resulta interesante. El autor reflexiona sobre eso y nos deja ver un mundo interior como escritor -Fernández Magdaleno afronta la escritura diarística desde su condición de artista- pero también como persona a la que los sucesos históricos o personales no dejan indiferente. Resulta siempre interesante comparar con lo que nosotros pensamos o sentimos en las mismas circunstancias.

Hay otra faceta más en este diario. En él constatamos desde la estética artística a la que se suma el autor como pianista (y como pianista especializado en la música contemporánea) y escritor y sus reflexiones sobre su condición profesional de músico -es muy acertado lo que dice sobre los gestores culturales-. El núcleo de relaciones con otros artistas, sus lecturas, sus impresiones sobre el arte van expresándose a lo largo del año. Y también sobre la misma condición de la escritura del diario.

Tras las intervenciones interesantes de los lectores allí presentes y las respuestas a sus preguntas de Fernández Magdaleno, este nos brindó un breve recital de piano. Los que allí estuvimos tuvimos el privilegio de escuchar una selección de piezas que el autor hubiera querido que su padre escuchara hoy. La reunión en el mismo acto de estas dos facetas de la personalidad pública del autor -escritor y músico- contribuyó a que pudiéramos comprender mejor ambas, que son parte de una misma forma de enfocar el arte. Todo un privilegio que recordaremos.


Paco Cuesta resume sus impresiones sobre el acto en esta entrada de su blog.
María Ángeles Merino ha publicado una amplia reseña del acto, que me evita resumirlo aquí y que podéis encontrar en su blog.

Quiero recordar que esta semana comenzamos con el comentario de las dos novelas ejemplares cervantinas que nos ocuparán las próximas semanas: El licenciado vidriera y El casamiento engañoso y coloquio de los perros. Como sabéis, en el club alternamos un autor clásico con un autor contemporáneo. Podéis ver la información y las lecturas iniciales de este curso en este enlace.

Apertura del acto, con Diego Fernández Magdaleno, el Presidente de la Fundación Caja Círculo y el Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos. Fotografía de Mª Esperanza Martínez.

En el coloquio. Fotografía de Amalia Trujillo.
Antes de la inauguración. Fotografía de Mª Esperanza Martínez.

7 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Fue un acto inolvidable.

Ni el músico ni el escritor ni la persona pueden bañarse dos veces en las aguas de Heráclito; pero hay algo que permanece.

Me gustó lo que dijo de la vehemencia de cuando escribió "El tiempo incinerado". Ahora no es tan vehemente y no está seguro de nada. Me dan pánico las personas que cumplen años y conservan fosilizadas sus seguridades.

Lo que dije en mi entrada, menuda panzada a escribir: gracias por traérnoslo.

Un abrazo, me pondré con mi viejo amigo Cervantes.

Luis Antonio dijo...

Después de leer esta bella e interesante entrada, tienta escribir un diario...

pancho dijo...

El talento es necesario para ganarse la vida escribiendo o tocando un instrumento, pero sino hay detrás muchas horas y días de duro entrenamiento en soledad y más allá de lo soportable no saldrá a cuenta tanto sacrificio. La gente que se dedica en cuerpo y alma a hacer bien su trabajo es admirable.

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Con este post suyo, y las crónicas de los compañeros, hemos podido hacernos una buena idea del acto celebrado, y del recital de piano de Diego Fernández Magdaleno, que tuvo lugar en el Auditorio de Caja Círculo.
Haré esta semana la entrada, con una de las ‘Novelas ejemplares’ elegidas para la lectura de este mes de octubre, pero iré –poco a poco- completando las correspondientes a ‘El tiempo incinerado’ que me quedan pendientes.

Saludos.

andandos dijo...

Gracias por contarlo a los que no pudimos estar. He leído también las entradas de otros comentaristas, todo ayuda. Leer este libro ha sido una de las mejores experiencias del club de lectura, quizás porque no lo conocía, porque escribe muy bien y porque habla de cosas que me interesan cotidianamente. Y gracias a ti por darlo a conocer. Creo que se ha convertido para mí en un libro de referencia.

Un abrazo

Myriam dijo...

Una pena que me haya perdido esto. Pero como ya te dije ni puedo bilocar ni soy superman. Seguro que ha sido una experiencia magnífica.

Saludos y abrazos

andandos dijo...

Si uno lee el nombre de Guy Debord y estira, es probable que llegue al Situacionismo, a la importancia que esa corriente da a la "deriva", a andar; si sigues estirando es probable llegar a Thoreau, y de allí, a las diferencias entre andar, simplemente, y andar rodeado de parafernalia deportiva. Eso te llevará a otros sitios, por no hablar de las referencias musicales que también en el libro hay, y no pocas. Eso es lo que me gusta, además de las otras cosas, de este libro, que es entrada a otros.

Un abrazo