sábado, 13 de junio de 2015

Motivos personales, de José Luis Morante



De José Luis Morante ya hemos hablado en La acequia con motivo de su último poemario (Ninguna parte) y de su anterior libro de aforismos (Mejores días). El que ahora reseño recoge aforismos escritos entre el inicio del año 2009 y el otoño de 2013. El autor, que es una voz constante en la poesía española desde su primer libro (Rotonda de estatuas, 2009) mantiene, además, un interesante blog (Puentes de papel), lleno de creación propia y lecturas de obras ajenas, que se ha convertido ya en un referente para comprender su mirada a la poesía y una buena guía para cualquier aficionado.

José Luis Morante cerraba Mejores días con un texto (Un modo de respirar) en el que definía su concepción del aforismo apuntando su riqueza y variedad temática y la atención a lo pequeño de este género, tan de moda hoy en la literatura española aunque nunca ha dejado de cultivarse. También cierra Motivos personales (Sevilla, La Isla de Siltolá, 2015) con otro texto que contextualiza la escritura de los aforismos aquí recogidos y añade un elemento esencial para su comprensión:

La unidad de conjunto, si es que existe, comenta los argumentos de la vida al paso, la invitación a un viaje en el que casi nunca son ocasionales el desconcierto y la extrañeza. Habitamos en la contradicción, en una azarosa simetría de carencias y logros.

La vida al paso, en efecto, esos motivos personales a los que alude el título. Lo que sucede, además, es que el autor de este volumen es también poeta y por eso la mirada sobre la vida es la clave de comprensión de todos ellos que, el mismo autor clasifica en biográficos, literarios y culturales. Entiende el aforismo Morante no como un mero juego de palabras o un pensamiento cerrado sino como una parte de un diálogo -y esto es esencial a la hora de comprender su forma de afrontar el género- en acción y cambio continuo: "Al cabo el aforismo es esa voz que se inclina hacia el otro y le cuenta en voz baja motivos personales". Son interesantes aquellos que nos muestran al propio poeta en su vida, pensamiento, que definen su voz poética y su propia concepción de la vida: "Mientras busco, dejo la puerta abierta para el regreso". Como es habitual en el género, un puñado de los más atractivos aforismos del libro intentan definir el propio género. En este juego metaliterario encontramos alguno de los mejores hallazgos ("Los aforismos marcan la piel del agua, como la huella frágil de una verdad"), como el que hermana los diversos géneros poéticos: "Poesía, diario, crítica, aforismos... un vehemente desorden para alzar una casa con muchas habitaciones y puertas laterales"También los que aluden a la propia escritura en todas sus fases:

Dejo sobre la mesa la pluma cerrada y el folio en blanco. Doy la razón a aquellos versos de Ángel González: "y sonrío y me callo porque, en último extremo, / uno tiene conciencia / de la inutilidad de las palabras."

Son precisamente aforismos como este último, en los que se cita a escritores con fines y estructuras variadas los que más me han interesado como lector, los que me han llamado la atención tanto por su acertada tensión entre la escritura y la poética como por lo atractivo en la manera de presentárnoslos. Sumados suponen una especie de anotaciones, fichas de trabajo, homenajes, definiciones de la poesía -con algunas ironías ("Las familias literarias se engendran por negociación colectiva")-, etc., que nos hablan del poeta José Luis Morante y dan pista a sus lectores para confeccionar su mapa literario. Hay uno, especialmente, que condensa de forma brillante toda una poética al recrear con la técnica del microrrelato un encuentro:

Nota a pie de página. Jaime Gil de Biedma y Ángel González se abrazan en la terraza del café Gijón, una tarde de 1958, en Madrid. Cuando se separan insiste la luz de amanecida sobre los chopos del paseo del Prado. Poesía, amistad y alcohol; tres excusas para seguir juntos.

En estos aforismos rastreamos varias de las formas que adopta el género y también la impronta de los ritmos poéticos como los que unen en sucesión de aparente prosa un endecasílabo y un heptasílabo: "La compacta tiniebla de sus ojos solo admite el pasado".

En definitiva, un volumen valioso de aforismos que nos ayuda a comprender mejor a José Luis Morante y su posición en la poesía española actual. El libro está dedicado al poeta Luis Felipe Comendador -que escribe un texto en la contraportada que sirve como definición del quehacer poético de Morante- y, como objeto, es todo un ejemplo del cuidado y gusto con el que deben editarse obras de este tipo.

3 comentarios:

Ele Bergón dijo...

Conozco a José Luis Morante, desde "Rotonda con estatuas" y hemos tenido algo de amistad con interrupciones. Soy seguidora de sus numerosos libros de poesía. Creo que es un gran poeta. Cuando paso por su blog, ( no lo hago con mucha frecuencia) noto en sus comentarios y los míos que aún nos seguimos queriendo. Sé de su gran admiración por Ángel Gozález y de cómo pule cada verso, cada palabra del lenguaje que utiliza. Por supuesto, tomaré nota de este su último libro y estoy convencida que estará lleno de poesía y de la buena.

Gracias por traerlo por aquí.

(Ayer nos acordamos de ti, Óscar Esquivias y yo. Lo vi en la Feria del libro de Madrid).

Besos

São dijo...

Gracias, muchas gracias, por me enseñares quien escribe es España.

Aqui nada se sabe.

Só quando visto o teu país, que me encanta, tenho oportunidade de me poder informar melhor ao entrar em livrarias...

Buen finde, querido amigo mio.

JOSÉ LUIS MORANTE dijo...

la memoria retiene ese encuentro apacible y lleno de sol que tuvimos en Béjar; desde entonces siempre estás cerca en la amistad y en la literatura. No sabes cuánto agradezco tu mirada crítica. Un abrazo entrañable.