viernes, 17 de abril de 2015

La esencia de un diente de león


De la explosión orgullosa en amarillo a la frágil humildad del vilano. Es curiosa la transformación de un diente de león. En estos días se exhibe por toda esta tierra junto al sabio contrapunto de la manzanilla. No tardará en ser tan ligero que el mero roce lo diseminará por todo el campo. Ojalá todas las vidas aprendieran a ser lo mismo, a aceptar con tanta certeza, precisión y conciencia su condición de débil eslabón en una larga cadena de esencia tras un breve tiempo de llamativa admiración, tan igual a otras.

9 comentarios:

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Así es. Y esas flores, en su sencillez, se vuelven esplendorosas con la mirada del poeta, que en su pensamiento ve más allá de su apariencia.

Un abrazo

Amapola Azzul dijo...

Me gusta mucho esa planta.

Un placer pasar por aquí, feliz finde.

Abejita de la Vega dijo...

Serán vilanos y volarán.

Nos cuesta entender que somos viento, no escuchamos a los alisos.

"...sueña el pájaro que cruza abril"

Myriam dijo...

¡Precioso texto!. LO que me gusta de esta flor es justamente esa sutilidad de la que hablas. Deberíamos aprender a ser menos burdo-terráqueos-atornillados, a veces.

Personalmente, sabes que soy de aire, que despego y vuelo con facilidad, que no llevo mucho equipaje a ningún lado aunque tenga un cuete en el poto (palabra elegante de Varguitas, para no ser prosaica y decir Culo) y que hasta de vez en cuando tengo aterrizajes literal y sonoramente, estrepitosos, pero no me importaría en absoluto irme de este mundo en cualquier momento, la muerte no me da miedo (claro, que apuro, como decir apuro, francamente no tengo :-) )

Besos

María dijo...

Cada uno tenemos distinta visión, cada persona vemos y captamos las flores según la esencia de nuestro interior.

Un beso.

pancho dijo...

Cómo se busca la vida esta planta para sobrevivir. Nadie la aprecia porque sale donde no debe, se la persigue por yerbajo cuando es solo verde, luego se la aprecia cuando explota en abril y primavera.

Ele Bergón dijo...

Fui testigo, junto con María Ángeles, de cómo estas flores inundaban las praderas de El Parral de camino al club de lectura que tan bien diriges, y escondidas, como en tu foto, se hallaban las sencillas y bellas margaritas.

No conocía su existencia tan efímera y eso que soy de campo. Siempre me presentaron a esta flor como intocable, bajo la amenaza que si las cortabas, te acababa doliendo la cabeza, porque ese era su nombre"las dolor de cabeza". Desde que sé su nombre, que me descubrió Abejita,las miro de otras forma. Ahora con tu información, me parecerán más bellas.
Besos


andandos dijo...

Primavera, otra vez (y parece mentira, tan pronto).

Un abrazo

LA ZARZAMORA dijo...

Lo breve si bueno, dos veces bueno...
Besos, Pedro.