jueves, 12 de marzo de 2015

Vargas Llosa y Perú (para iniciar el comentario de El héroe discreto) y noticias de nuestras lecturas


¿En qué momento se había jodido el Perú?, se preguntaba Santiago Zavala al inicio de Conversación en La Catedral (1969), la tercera novela de Mario Vargas Llosa. Zavala también piensa que no hay solución posible ni para Perú ni para ellos tomados uno a uno: El Perú jodido, piensa, Carlitos jodido, todos jodidos. La conversación entre Zavala y Ambrosio a la que hace referencia el título de la novela trascurre en el humilde bar La Catedral a mediados de los años sesenta. Ambos son de procedencia social muy diferente y en su conversación recuerdan lo ocurrido durante la dictadura del general Odría (1948-1956).

Sobre Perú Vargas Llosa ha reflexionado mucho en su obra narrativa: La ciudad y los perros, La casa verde, Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor, Historia de Mayta, ¿Quién mató a Palomino Molero?, El hablador, Lituma en los Andes, tratan directa o indirectamente el tema de Perú como entidad histórica y política. Deberíamos sumar las que abordan otras realidades americanas. También, por supuesto, los cientos de artículos y conferencias en los que Vargas Llosa ha abordado el tema y su participación política en aquella aventura que lo llevó a ser candidato a la presidencia de su país.

En realidad, eso que se llamaría el boom hispanoamericano comenzó como una arriesgada apuesta para contar toda la América hispana de una forma diferente a como se venía haciendo. En El héroe discreto, Vargas Llosa volvió a la narrativa tras obtener el Premio Nobel para seguir contando Perú, ahora un Perú próspero en el que siguen reconociéndose las cosas de siempre pero hay también nuevas realidades y, sobre todo, una mirada quizá menos crítica ante su país porque su presente le guste más que su pasado. Todo ello entremezclado de humor pero también de una fina forma de ponernos delante nuevas realidades. No estamos ante la mejor obra de Vargas Llosa pero sí ante una novela que nos permite reconocernos en ese terreno tan suyo. No se puede apreciar bien esta novela sin ponerla en ese contexto de tratamiento de Perú que arraiga en la obra del autor.

Noticias de nuestras lecturas

Sor Austringiliana -ya sabéis de quién hablo- se pasea por Palacios de Benaver con Vargas Llosa... hasta un ciprés.


Gelu trabaja sobre los capítulos correspondientes a la primera parte de la novela de Martín Gaite buscando la música y las películas que aparecen en ella. Excelente y útil propuesta.

El pasado martes día 10 tuvimos la reunión mensual habitual del Club de lectura en su formato presencial. En este caso, para abordar el comentario de Entre visillos. Mª Ángeles Merino, con la dedicación que ya conocemos, la resume. Lo pasamos bien en esa hora y media y se nota en el texto.

Ya sabéis que recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os agradezco que me lo comuniquéis.

Podéis consultar el listado con los títulos del presente curso y las condiciones de participación en este enlace.

2 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Lo pasamos muy bien y nos llevaste hasta la palabra clave: insatisfacción. Y al valor universal de "Entre visillos".

Sor Austringiliana está feliz, de que en los canalículos de Internet se hayan acordado de ella. El sol, el campo y un buen libro son las mejores compañías. Esta tarde he salido con "El héroe discreto" a mi paseo de la tarde de los viernes y lo he guardado inmediatamente, qué frío, me he refugiado en una cafetería. Leer tras los cristales también tiene su encanto. Y si es en el Espolón,el antiguo tontódromo, como ha sido el caso, mejor todavía; aunque hace muchos años que ya no es lo que era.
El Perú anda jodido y el liberalismo que tanto gusta a don Mario no va a sacarlo de la jodienda. Ya te comenté que me puso de mal humor ver al Nobel junto a nuestro ínclito José María Aznar, brrrrrr.

Estoy disfrutando de la lectura de "El héroe discreto", después de conseguir la inmersión en esa Piura y esa Lima, tan tropicales, tan ruidosas, tan hormigueantes y con tantas ches. Canchaca, melcochas, chifles, churres, canchacos, cholos, cholitas...

Besos, Pedro.

andandos dijo...

He comenzado el libro, bien, Ya veremos. Me sorprendió hace unos meses que Vargas Llosa descubriera lo que Debord ya vio hace muchos años, pero bueno, no es grave. Creo que solo he leído de él los artículos del País, aunque mi mujer ha leído varios de sus libros.
Y mi hijo y su novia estuvieron hace dos años casi un mes en Perú.

Un abrazo