viernes, 20 de marzo de 2015

La estrategia del avestruz


Vi mucha gente mirando hacia arriba. Salí a ver el eclipse de sol esta mañana y vi mucha gente mirando hacia arriba pero casi todos tenían la cabeza enterrada siguiendo la estrategia del avestruz. Cuanto más estiraban el cuello más adentro hincaban la cabeza: casi nadie sabe nada, casi nadie quiere problemas, casi nadie quiere apoyar a una víctima, casi nadie quiere ayudar a quien es acosado en el trabajo, casi nadie quiere apoyar a los que sufren (enfermedad, guerra, penurias, desamor) porque se hallan en carrera veloz hacia esa urgencia de felicidad plástica que buscamos hoy que consiste fundamentalmente en anular las emociones que de verdad nos hacen humanos, casi nadie quiere ponerse a las tareas que hacen falta día a día. No ver, no escuchar, no comprender, no apoyar, no estar cuando se necesita. Y así dejamos que sean algunos, los mediocres, los interesados, los que provocan nuestra necesidad de ser felices de forma falsa, los que no meten la cabeza debajo de tierra porque caminan entre nuestra ceguera, que sean estos quienes saquen tajada y otros, que ni siquiera pisan nuestras calles hagan con nuestras vidas, nuestras sociedades, nuestro sufrimiento y nuestros muertos, nuestro planeta grandes cifras en sus mesas de finanzas.

Me imaginé en una azotea contemplando la calle entera llena de gente con gafas homologadas para ver el eclipse de sol, la cabeza bien alta y bien enterrada. Pero luego me di cuenta de ese detalle que entraña el casi nadie y suele pasar desapercibido en la expresión: hay algunos que se atreven a no enterrar su cabeza ni sus sentidos y ellos permiten contar la historia desde otra perspectiva porque cada vez hay más hueco para las historias no oficiales. Son ellos, esos pocos, los que hoy sabían, en estas calles, la verdadera naturaleza de nuestros eclipses y los vi poniéndose a su generosa labor diaria.

12 comentarios:

impersonem dijo...

Tienes toda la razón Pedro, pero esa labor que citas es muy arriesgada... mucho... si no es todos a una, los pocos que van salen muy heridos... estoy harto de oir: "siempre ha sido así y siempre será" "no puedes hacer nada" y otras cosas por el estilo... hay mucha gente que amaga el apoyo y se bate en retirada de inmediato... o te niegan... o te traicionan... ya sabes aquello de que "al calvo que sobresale es al que martillean"...

Tienes toda la razón, ojalá todo el mundo lo tuviera así de claro... pero... estamos donde estamos y cómo estamos por decisión de ámplias mayorías...

Abrazo.

Amapola Azzul dijo...

Tienes razón.

ibso dijo...

Vivimos acomodados en nuestra pequeña parcela de bienestar olvidando a los que lucharon, derramando incluso su sangre, para lograrla. Somos herederos de esa lucha, del esfuerzo de hombres y mujeres que sacaron la cabeza, alzaron sus voces y unieron sus manos para construir un mundo un poco más justo. Ellos lo hicieron por los que vendrían después, en la convicción de que nosotros mantendríamos esa lucha, acrecentando sus logros.

Nuestra cobardía les traiciona, nuestro conformismo deshace sus logros; y cuando de nuestra pequeña parcela de bienestar no quede nada, no nos quedará más remedio que alzarnos de nuevo o vivir como esclavos por nuestra conformista ceguera.

Un saludo, profesor.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Hay gente muy valiosa, algunos en su sencillez, que pasan por la vida dejando lo mejor de si y que piensan en los demás. Son muchos los que no se dejan engañar por la escalada de las ofertas consumistas, superfluas, cuyo costo para alcanzarlas requiere dejar a un lado los sentimientos. Las necesidades reales de los otros, son iguales a las nuestras.
A veces entra el desánimo, pero recargaremos fuerzas. Estaremos vigilantes. Que no nos alcance el vacío del egoísmo.

Saludos

Spaghetti dijo...

Si, Casi nadie, pero hay alguien, cada cual en nuestro pequeño mundo, allá donde alcanzan nuestras manos; a sabiendas que todo lo que hagamos nunca será suficiente. Un abrazo.

Joselu dijo...

En general, hablamos -eso mucho- más que hacemos.

P MPilaR dijo...

*...y por siempre
de eclipses
va errante el ser humano, ay!, Pedro, que tanto mirar si es el sol que nos ciega//o es la vereda, inconsciente!*

abrazo grande, profesor (bien te sigo en Face)

lichazul dijo...

acá no se vio el eclipse de luna
al menos amaneció más fresco ( ayer nos asamos 36° a la sombra)
solo espero que el astro rey se acuerde de ustedes luego y nos deje a nosotros un ratito ( estoy ya te dije chata del calor)

lo otro ...eso no cambia en ninguna latitud Pedro, es algo endémico en la especie humana

es lo que hay

besitos y feliz Día de La POESIA!!!

mojadopapel dijo...

Como un día normal....para mí no hubo eclipse.

DORCA´S LIBRARY dijo...

Qué bien has descrito en esta entrada, y sin nombrarla, una aptitud que se está extendiendo como una enfermedad contagiosa, se llama cobardía.
Nunca imaginé que viviendo en la era de la comunicación, iba a tener los problemas que diariamente tengo para poder hablar de algo profundo. Hay gente que parece tener una especie de resorte dentro de ellos, en cuanto quieres plantear un tema importante, te sacan el soniquete de las rebajas en unos grandes almacenes, el último resultado de un "importante" equipo de fútbol, y cualquier etcétera que se te pueda ocurrir.
No hace falta que haya eclipses naturales. Algunos llevan eclipsados sus ojos, sus mentes y sobre todo, sus corazones, desde hace ya demasiado tiempo.
Gracias Pedro, por plantear temas como éste. Haces que algunos que nos sentimos extraños en nuestro propio planeta, nos sintamos menos raros y menos sólos.
Un abrazo grande.

Ele Bergón dijo...

Un texto perfecto. Nada tengo que añadir. Necesitamos que entre unos y otros que vayamos dándonos cuenta, dónde nos encontramos y a quién servimos.

Besos

dafd dijo...

Buena entrada.