domingo, 15 de marzo de 2015

Almendros en flor


Este año no pude esperarla -la necesitaba- y bajé a buscar la primavera al Sur en febrero. Allí asistí a la sorpresa, para mí inesperada, de los almendros en flor en tiempos desusados en mi tierra. Y esta semana, al fin, me alcanza su floración. Desde que regresé, he acudido un par de veces por semana al lugar en el que está el humilde almendro que fotografío cada año para este blog. Vi apuntar las yemas, iniciar la formación débil, eficaz y desatada de la flor. Y aquí está el regalo anual de este almendro que cumple su función casi escondido en mitad del tráfico urbano. No es posible negarse a esta belleza por mucho que estés atareado y con la cabeza llena de preocupaciones. A veces un peatón mira la blancura renacida y agacha la cabeza y pasa rápido como si algo le amenazara, como si la belleza fuera a herirle su tristeza. Hasta ese punto nos han hecho de gris granito nuestra mirada las ciudades. Pero muchos se paran y respiran, como si todo fuera nuevo en verdad y el aire más puro. En estos días, desde que florecieran hace una semana, han comenzado por aquí también a tejerse de rosa todas las variedades de prunos. Y en breve asistiremos al milagro del cerezo en flor. Todo tan delicado, tan sutil, que a veces temo que algún día no regrese la primavera, que algún día nuestra amenaza se concrete. Pero este año no será: aquí está ya, subiendo hacia el Norte, recorriendo quilómetro a quilómetro el camino de mi tierra. En unas semanas habrá conquistado lo que yo tardo en recorrer una hora. Celebremos que el almendro es fiel a sí mismo en cada una de sus flores blancas.

11 comentarios:

Pamisola dijo...

Me alegra tu cita anual con los almendros. Y el regocijo que nos producen a los que les esperamos impacientes.

Besos.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Se necesita la primavera. Que de esos palos -aparentemente sin vida-, salga esa belleza, contagia esperanza, alegría y fuerza.

Un abrazo.

Edurne dijo...

Alegrémonos, sí, porque la Naturaleza es sabia y ella no entiende de engaños.
Es un auténtico regalo para la vista y el espíritu ver cómo estos discretos arbolitos se adornan por un breve tiempo, y con ese acto consiguen que renazca la esperanza en nuestros corazones!
Besos!
;)

Edurne dijo...

Alegrémonos, sí, porque la Naturaleza es sabia y ella no entiende de engaños.
Es un auténtico regalo para la vista y el espíritu ver cómo estos discretos arbolitos se adornan por un breve tiempo, y con ese acto consiguen que renazca la esperanza en nuestros corazones!
Besos!
;)

mojadopapel dijo...

Celebremos esta fiesta de renovación y vida.

José Núñez de Cela dijo...

Todo llega.
La belleza no deja de citarse con nosotros, mal que algunos lo traten de evitar, porque, como dices, "No es posible negarse a esta belleza por mucho que estés atareado y con la cabeza llena de preocupaciones".

Saludos!

Abejita de la Vega dijo...

¡Gracias por ese regalo para la vista!
Tarda pero llega.

LA ZARZAMORA dijo...

Llegará esa Primavera Pedro, y un año más volverá a sorprendernos con sus gestos florecidos empañados de esos aromas que nos hacen seguir sientiéndonos vivos.
Besos.

andandos dijo...

Cada año pasa lo mismo y cada año lo vivimos como si fuera la primera vez. En mi patio florece un prunus cada año, ahora mismo lo estoy viendo, y me sorprende cada vez. ¡Qué mala memoria, afortunadamente, tenemos!

Un abrazo

Ele Bergón dijo...

¡No quisiera quedarme este año sin ver los almendros que florecen por los campos Pardilla!

Espero que el buen tiempo vuelva, como parece que ya ha vuelto la primavera. A veces, como estos días, se esconde y entonces, nos asusta un poco, pero estoy segura que será algo pasajero.

Besos


Besos

dafd dijo...

De verdad que parece mentira cuando aparecen a la vista estos arbolitos en tiempo de florecer. Es un grito, qué digo, una llama, un incendio que abrasa la oscuridad del invierno.