Ver llover desde una cafetería tiene mucho de ejercicio melancólico. Contemplas a las personas que pasan por delante como si tuvieras que asignarles un destino. Asistes a fragmentos de vidas que huyen de la tormenta y se apresuran a resguardarse en un futuro que para ti no existe. Cuando escampa, apuras tu café, abonas la cuenta y sales a pisar nubes lentamente, en las avenidas invertidas por la lluvia. Alguien te contempla mientras pasas.
16 comentarios:
me he pillado muchas veces en esta situación observando, estando disociada. Y claro que "suceden" cosas desde el observador como del observado.
Interesante propuesta Pedro...
beso,
Ali
Es ojo porque te ve.
Vivimos en una sociedad en la que miramos pero no vemos.
Saludos.
A esa observación personal que unos a otros nos hacemos, hay que añadir las cámaras instaladas por todas partes.
Un abrazo
Muchos cafés de muchas mañanas -si lo tomas solo- son en cierto modo una vuelta a la melancolía, o a ese espacio en el que no sabes si piensas o no. La compañía es: el murmullo.
Me encanta sentarme junto a los ventanales de las cafeterías, lo malo es que rara vez pillo sitio.
No se puede mirar y no ser mirado. Siempre hay alguien observando, leyendo, atendiendo... besazos
Son retales de vida que a veces no nos pertenecen, pero que, en un momento determinado, ése, el de mirar y ser mirado, coincidimos y compartimos.
Es como magia.
Besos lluviosos.
;)
Cuánta melancolía trae esa lluvia de detrás del cristal de una cafetería.
Es cierto que siempre hay alguien que nos observa, aunque a veces también parezca todo lo contrario.
Besos.
Buenas noches, profesor Ojeda:
La fotografía me ha recordado historias de personas que envían y esperan cartas. Y he imaginado a Saint-Exupéry volando en la avioneta, y a Edelgard advirtiendo a José Fernández-Arroyo de que podía haber problemas y retrasos con el correo, ...
Y cómo resolvía el tema de ‘El cartero malo’ el niño del relato de Tagore.
Abrazo
Es muy curioso y humano este juego de observaciones de los unos a los otros. Está dentro del juego de la vida y debía hacernos reflexionar.
Besos
Luz
Miramos y nos miran, claro, somos seres sociales, por encima de otras cosas.
Un abrazo
me gusta ver llover
"perder el tiempo " así es una delicia
casi un lujo en estos tiempos
besitos
Nunca me imaginé ser parte de un teatro vivo y, menos aún, ser protagonista de mi propia representación para otros. Espero no me abucheen.
Buenos días, profesor Ojeda:
Ha pasado un año, y no recordaba lo que había comentado entonces. Pero, hoy, al volver a ver la fotografía-, y con la fachada del Edificio de Correos, he pensado en Antonio José, y en la imagen que lo mostraba caminando con paso ligero, seguramente para enviar alguna de sus cartas o partituras musicales, y vestido con su abrigo de cuero.
Y he seguido, con el escrito -que tengo entre manos- del músico burgalés, y que había interrumpido al ver -rescatado en Facebook- el post de La acequia.
Un abrazo
Publicar un comentario