jueves, 29 de enero de 2015

La mirada de Martín Gaite a los Usos amorosos del dieciocho en España y noticias de nuestras lecturas.


Si la forma del ensayo de Martín Gaite procede de su origen como Tesis Doctoral, el núcleo consiste en la base de la mirada de la autora a sus intereses como novelista. En toda su producción late la misma preocupación por las relaciones personales en la intimidad antes que en la plaza pública, centradas en la posición de la mujer. Suele ocurrir que los escritores, cuando abordan trabajos académicos miran el objeto de su estudio con sus mismos intereses literarios -como Pedro Salinas y su estudio sobre el amor en Rubén Darío o los ensayos sobre narrativa de Vargas Llosa-. No hay mejor manera para entender a Martín Gaite que leer estos Usos amorosos del dieciocho como no hay mejor forma de comprender este ensayo que leer la narrativa de la autora. De hecho, ella misma es consciente tal y como dejó escrito en la Introducción de un ensayo complementario de este, los Usos amorosos de la postguerra en España (1987): 

Poco después, y alentada por la buena acogida que tuvo aquella monografía, que algunos amigos me comentaron haber leído «como una novela», empecé a reflexionar sobre la relación que tiene la historia con las historias y a pensar que, si había conseguido dar un tratamiento de novela a aquel material extraído de los archivos, también podía intentar un experimento al revés: es decir, aplicar un criterio de monografía histórica al material que, por proceder del archivo de mi propia memoria, otras veces había elaborado en forma de novela.

Esta comunidad de mirada e intereses es lo que mejor explica cada pieza por separado y el conjunto entero. Martín Gaite se encaminó primero al XVIII por razones académicas pero terminó llevando la metodología de los Usos amorosos a su propio tiempo: biografía y estética.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino continúa publicando las cartas de Rosita, que aprende a leer y escribir a escondidas para contarnos que su señora se ha echado un cortejo... Una delicia.

Paco enfoca, con todo el acierto, su segundo comentario de la obra de Martín Gaite: entre petimetres y majos, dos arquetipos de la época que explican muchas cosas.

Gelu se mete de lleno en el ensayo y para eso primero define los conceptos más interesantes y busca contextualizar en el siglo XVIII las palabras de Martín Gaite.




Pancho termina con Extremoduro su entrada de esta semana sobre el Quijote de Avellaneda... quizá para resaltar cómo todo nos lleva a terminar como manda Dios... después de echar unas risas a costa de un loco.

Ya sabéis que recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os agradezco que me lo comuniquéis.

Podéis consultar el listado con los títulos del presente curso y las condiciones de participación en este enlace.

5 comentarios:

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

No podía dejar -sin dedicar un tiempo- a la lectura de este trabajo de Carmen Martín Gaite.
Seguiré con Edelgard, en los libros de José Antonio Abella y de José Fernández-Arroyo.

Abrazos.

Myriam dijo...

A mi me parece sumamente interesante todo lo que escribe Martinez Gaite, tengo ya en mis manos "Entre visillos" para ponerme a leerla. Y gracias por el ensayo de la Post Guerra Española, lo volveré a leer.

Besos

Abejita de la Vega dijo...


La obra de Carmen Martín Gaite toma todo su sentido con este ensayo y el de la postguerra. Ella destaca que, en el dieciocho, son las mujeres casadas las que pudieron abrir brecha hacia su libertad personal, apoyadas, paradójicamente, en su estatus de casadas. Las solteras lo tenían imposible, ocurría en el XVIII y ocurrirá en la postguerra de la guerra civil del XX. En esta línea, algunas de las muchachas de “Entre visillos”, se asfixian en el ambiente opresivo de la ciudad de provincias y la dictadura familiar; pero no pueden hacer nada, son solteras.

Mi Rosita es un personaje irreal; pero conozco, por mi trabajo, la ilusión de aprender en personas que nunca han tenido acceso a la cultura. No cabe duda, la educación es la mejor herramienta para la libertad de la mujer.

Seguiré con las cartas, Rosita me ayuda mucho a expresar mi lectura personal del libro.

Un abrazo, Pedro.

pancho dijo...

Se nos pasa la vida cumpliendo escalones hasta llegar a la cima, como en la acertada metáfora de la canción. Es triste que los escalones de la vida de don Quijote terminen en la Casa del Nuncio para curarse de sus sueños disparatados. ¿Era peligroso don Quijote?
Los cuerdos mal intencionados son los que deciden encerrarlo. Parece que el autor le deja la puerta de la curación abierta.

Por eso se leen mucho mejor los ensayos cuando son escritos por novelistas con agilidad para la escritura. Enseñar deleitando que ya decían los clásicos y que tan difícil es de conseguir porque el aprendizaje exige esfuerzo... Y permanente.

Paco Cuesta dijo...

No hay historia resuelta o por resolver, por eso hay que emplearse más a fondo. Para eso es una tesis.
Un abrazo