jueves, 4 de diciembre de 2014

Angustias y Andrea como modelos femeninos en Nada de Carmen Laforet y noticias de nuestras lecturas con recordatorio del aniversario de la olla podrida quijotesca


¿Dónde se habían ido las hijas pudibundas, cargadas con enormes sombreros, que al pisar -custodiadas por su padre- la acera de la alegre y un poco revuelta calle de Aribau, donde vivían, bajaban los ojos para mirar escondidas a los transeúntes?

La relación de Angustias con Andrea marca una de las claves de comprensión de la novela. Angustias es un mundo en decadencia, que desaparece. De hecho, la tía de Andrea intenta mantener la apariencia de que ese mundo sigue vivo y guarda todas las normas que una mujer bien de la burguesía anterior a la guerra debe guardar, fundadas sobre todo en aparentar virtud y guardar con celo los secretos individuales y familiares. Hasta en su cuarto, tan diferente al resto de la casa. Por eso choca con los otros componentes de la familia: aquel mundo ha muerto, se ha desintegrado con la guerra y sus consecuencias, aunque podría no parecerlo ante el régimen instalado en España tras ella. Intenta gobernar con mano de hierro la casa, pero fracasa. También fracasa en el intento de controlar a su sobrina.

Dado que la narradora no nos cuenta con detalle los hechos por los que Angustias la califica de rebelde, debemos acudir al cruce de acusaciones que surgen en los diálogos. No importan esos datos concretos, lo que hace o no hace Andrea sino cómo sienten los mismos ambas. Esta novela no trata tanto de realidades como de la forma emocional como se viven. Así, la Andrea de la primera parte de la novela es rebelde no tanto por sus acciones como por lo que dicen de ella o por las emociones que manifiesta.

Frente a Angustias, Andrea es una mujer joven, con ganas de ser libre. Esta libertad la lleva a la desprotección. De hecho, ese vacío interior que manifiesta sentir en muchas ocasiones es producto de su propia libertad. Al asumir sus deseos todo, antes o después, termina decepcionándola. Lo primero de todo, su familia, encabezada por su tía, Angustias, que representa para ella una mano opresora que protege pero impide ser libre.

Tras la novelesca marcha de Angustias -porque no podía desaparecer de otra manera que a la antigua, tanto en su decisión de ingresar en un convento como la única forma decente de refugio para una mujer soltera de su clase como en la despedida en la estación-, Andrea es libre. Pero asumir esta libertad la lleva a territorios que al lector le extrañan. El primero de ellos, el hambre. Asumido casi como un sacrificio necesario para alcanzar la independencia.

Noticias de nuestras lecturas

Pamisola se incorpora a nuestra lectura de Nada y lo hace desde las emociones que le despiertan la novela, que muchos lectores compartirán.

Mª Ángeles Merino comenta el momento de crisis de Andrea gracias sus citas de té y dulces con la protagonista.

Coro Entreaguas nos regala con una magnífica entrada más que recomendable. En ella nos une a todos los participantes con sus emociones en la relectura de la obra y una valoración de la misma.

Gelu resalta las frases más significativas de los capítulos en los que se comienza a desenvolver la primera parte de la  novela. Hasta el tamaño de sus citas importa.

No os podéis perder la forma tan atractiva con la que Paco Cuesta consigue introducirnos en los obstáculos de Andrea en Nada. Imprescindible.

Pancho termina, de la mano de los canónigos, las narraciones intercaladas en el Quijote apócrifo, acierta plenamente en la forma de enfocar el cuento tradicional de Sancho y su uso y nos deja con la miel en los labios al aparecer una misteriosa voz femenina...

Ya sabéis que recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os agradezco que me lo comuniquéis.

Podéis consultar el listado con los títulos del presente curso y las condiciones de participación en este enlace.

Próxima lectura



El jueves de la próxima semana termino con el comentario de Nada, de Carmen Laforet. Nos ocupará después, hasta el jueves 16 de enero, la lectura de La sonrisa robada, de José Antonio Abella. Podéis encontrar más información sobre esta obra en este enlace.

Los participantes en el Club de lectura en su formato presencial tendremos nuestro próximo encuentro el martes 9 en la Biblioteca General de la Universidad de Burgos en el horario habitual.

Aniversario de la olla podrida quijotesca



Hoy se cumplen cuatro años de la olla podrida quijotesca con la que los participantes en la lectura del Quijote celebrábamos en Ibeas de Juarros (Burgos) la conclusión de la misma. Aquella aventura de leer el Quijote a razón de un capítulo por semana y comentarlo usando para ello todos los medios de la web 2.0 -algo inédito y que ha quedado como uno de los hitos significativos del cervantismo en el mundo digital tanto por la idea como por su realización- fue la razón de que se fundara el Club de lectura de La Acequia. Quizá el año que viene, cuando se cumplan cinco años y celebremos el aniversario de la publicación de la segunda parte de la novela sea un buen momento para repetir la experiencia.

8 comentarios:

Rita dijo...

Ojalá pueda acompañaros en esa celebración.

Besos.

pancho dijo...

Hay profusión de elementos que hacen que la aparición de Bárbara sea uno de los grandes aciertos de este Quijote apócrifo. La dramática situación de la mujer atada de pies y manos, el desvarío de don Quijote, el miedo de Sancho y la cizaña que no paran de meter el ermitaño y el soldado. Todo junto conforma uno de los momentos más divertidos del relato.
He vuelto a leer la crónica de la reunión cuatro años más tarde. Se nota que el mundillo de los blogs estaba en plena efervescencia. No había Facebook ni Twitter que son mucho más adictivos que los blogs, pero más sinsustancia también. Dónde va a parar.
El 2015 será año cervantino, seguro. Mucho más significativo que el 2005. Y hay que celebrarlo, claro.

Abejita de la Vega dijo...

Soy de una generación que tuvo que enfrentarse a las tías Angustias. Las había, las había, aunque no eran tías propiamente dichas. Todavía en los setenta no era fácil ser Andrea.

Empatizamos con esta chica que quería ser libre, en el peor de los momentos, en la peor familia, en las circunstancias más penosas. Provoca sentimientos, ya lo has visto en los blogs y en el facebook.

Nunca olvidaremos la olla podrida quijotesca. A algunos de aquellos compañeros de aventura quijotesca les hemos perdido la pista. ¿Qué fue de Bipolar, de Cornelius, de Firvulag...?

Nostalgia.

Besos, Pedro.

Pamisola dijo...

Gracias por admitir mi colaboración, sobre la historia de Andrea, que no deja indiferente. Aunque lo haga de muy de vez en cuando.

Besos.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Han pasado ya cuatro años, con sus cientos de correspondientes días. Y entre tanto, muchas lecturas, y noticias de amigos.
Recuerdo que Manolo, tan cumplidor y amable siempre, se encargó de realizar la llamada telefónica a Barcelona, para que de algún modo pudiera unirme a los compañeros que estaban en la celebración burgalesa.
¡Qué estupendas todas y cada una de las personas que se acercaron a La acequia, y llegan hasta aquí, en algún momento, atraídos por el saber y la generosidad del artífice del blog!

Abrazos para todos.

P.D.: ¡Qué brillante Merche Pallarés, de azul! También debo decir que, en el caso de Manolo, los años han ido al revés. En las fotografías más recientes está súper-guapo.
En otra ocasión hablaré de 'Nada' y del apócrifo de Avellaneda.

andandos dijo...

Creo que empezaré (mi abuelo, en sus memorias, decía "principiaré") por el final. Si la cena se hace, ojalá, espero ir, no sólo yo, sino también mi mujer, como es natural desde hace años.
"Nada" me ha gustado mucho. No sé qué decir que no hayáis ya dicho. Carmen Laforet escribe con igual tensión emocional que Bill Evans tocaba el piano, Amy Winehouse cantaba o Robert Frank hace, todavía, fotografías. Creo que son personas superdotadas para lo suyo, con una relación conflictiva con la vida o con su vida, pero dotadas de una habilidad para convertir eso, el conflicto, en algo valioso, humano y duradero, un libro, un disco, un libro de fotos.... No son personas superdotadas para ser felices, también es verdad, desgraciadamente para ellas. Las admiro sinceramente.

Un abrazo

Un abrazo

Myriam dijo...

¡Qué lindos recuerdos!

Paco Cuesta dijo...

En Nada, la mujer es personaje principal. También hay hombres, pero con menos protagonismo.