lunes, 10 de noviembre de 2014

Las primeras víctimas de la corrupción en España


Ahora que todos vemos la corrupción no conviene olvidarnos de sus primeras víctimas. Aquellas que pasaron desapercibidas por nuestra ceguera o por nuestro consentimiento y cuya situación avalamos cuando votábamos a los corruptos que ahora nos escandalizan y a quienes seguiríamos votando si todavía hubiera reparto de beneficios para todos.

Me refiero a los empresarios honestos que tuvieron que cerrar sus negocios o pasar épocas muy apuradas porque no quisieron participar en un sistema de porcentajes que iban a la financiación ilegal de los partidos políticos o a los bolsillos de quienes manejaban las cajas con dinero negro. Los contratos con la administración jamás iban a sus empresas. Las comidas institucionales jamás se celebraban en sus restaurantes. Sus nombres nunca aparecieron en los listados de los empresarios ganadores de premios institucionales ni se les tenía como ejemplo del bienhacer empresarial. No tuvieron la ocasión de estrechar la mano de los presidentes de comunidad ni de los alcaldes ni de los ministros en los eventos oficiales.

Me refiero a los candidatos en las plazas de la administración pública que vieron cómo, por mucho que estudiaran y demostraran su valía, nunca obtenían una plaza porque una buena parte de ellas se reservaba a familiares de los políticos que gobernaban, afiliados a los partidos políticos en el poder o estómagos agradecidos cuya principal valía era la fidelidad a quien los colocaba.

Me refiero a los enfermos que tuvieron que guardar lista de espera mientras se operaba a otros saltándose las listas, a los ciudadanos que jamás buscaron un cuñado o un conocido que pudiera solucionar antes un tramite o retorcer la normativa para ganarlo o que lo perdiera otro, a los padres que jamás buscaron influencias para que sus hijos obtuvieran mejor calificación en una prueba selectiva o que no intentaron un enchufe para colocarlos, a aquellos que jamás defraudaron a Hacienda en la hora de la declaración de la renta. Me refiero a los que tienen derecho a las subvenciones por la Ley de la Dependencia y que vieron recortadas las prestaciones o no abonadas o anuladas porque ya no había dinero después de que se desviaran grandes cantidades por culpa de la corrupción.

Me refiero a las víctimas de la venta fraudulenta de las acciones preferentes que sirvieron para parchear los boquetes de la mala gestión y de la corrupción que se había adueñado de nuestras cajas de ahorro en manos de consejeros delegados que procedían de partidos políticos, sindicatos y asociaciones empresariales. Perdieron los ahorros de toda la vida.

Me refiero a los escritores que vieron sus carreras truncadas o ninguneadas porque no eran apesebrados de los partidos políticos o de los medios de comunicación dominantes y nunca vieron sus títulos apadrinados por las administraciones ni sus nombres en los muchos saraos en los que dilapidaban sus fondos para cultura los ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas o ministerios. Me refiero a los actores, directores de cine y teatro, editores y demás agentes del mundo cultural que pasaron años en el ostracismo solo por no pertenecer a la línea oficial del partido en el gobierno mientras se contrataba a gente con menos mérito y propuestas de menor calidad.

Me refiero a los funcionarios que acudían con prontitud y eficacia a sus puestos de trabajo mientras a su alrededor veían casos de otros que no aparecían en horas o días o trabajaban en su horario laboral para empresas privadas o tomaban cafés de horas mientras los primeros hacían su trabajo dado que a nadie le interesaba establecer los controles adecuados.

Me refiero también y sobre todo a aquellos que denunciaron la corrupción que veían en su entorno y sufrieron acoso: trabajadores de la administración pública que se vieron arrinconados en los puestos de trabajo porque protestaron o hicieron ver la injusticia de determinadas actuaciones, periodistas a los que se calló la boca con amenaza de denuncias y despidos, políticos que vieron truncada su carrera porque no entraron en la fiesta de la corrupción y eso les impidió estar en la foto o aparecer en puestos de salida en las elecciones, policías y jueces con buena voluntad a los que se les puso todo tipo de trabas para que cumplieran su función. Todos ellos sufrieron ataques, amenazas, se les hizo el vacío en su entorno laboral o en la organización política. Muchos cayeron en estados depresivos y tuvieron que abandonar finalmente su puesto de trabajo o sus aspiraciones políticas. Otros fueron silenciados y la fuerza del miedo y el paso del tiempo les hizo callarse aunque supieran que tenían razón. La mayoría de los que conocían el caso los motejaban de idiotas o de ingenuos o se reían de sus esfuerzos por impedir que el lodo de la corrupción llegara a donde ha llegado. Todos ellos sufrieron las consecuencias de su honestidad. A muchos se les agrió el carácter solo por cumplir con su obligación de buenos ciudadanos ante la incomprensión de la mayoría.

Ellos han sido las primeras víctimas de la corrupción. Mucho antes que la sociedad que depositaba año tras año su voto con los nombres y las siglas de quienes nos han traído hasta aquí, permitiéndolos sentirse impunes e incrementar el problema.

19 comentarios:

mojadopapel dijo...

Solo te puedo decir una palabra muy pequeñita y que lo resume todo...y no es castellana. Olé y Olé y Olé.

DORCA´S LIBRARY dijo...

A esas personas que mencionas,Pedro,por un lado se les puede considerar víctimas por todo lo que se les ha hecho sufrir, pero por otro, son supervivientes, verdaderos héroes de una guerra sorda. Porque a pesar de todo lo que han pasado, son los únicos que no tienen lodo en su alma.
Saludos.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Costará mucho erradicar la corrupción. Está bien instalada. Seguirá habiendo honrados sufridores de los efectos durante muchos años. La denuncia debe ser general, y apoyada y defendida por las leyes justas, el sistema y los ciudadanos.
Si no, estaremos informados de los delitos, y seguiremos pataleando. Nada más.

Abrazos.

Amapola Azzul dijo...

ES verdad. Besos.

São dijo...

Eu leio e ao certificar-me cada vez mais do estado miserável em que a Ibéria se encontra por a maioria esmagadora de quem detém o Poder ser uma quadrilha que se governa e a quem a apoia em vez de defender a população ...sou invadida por uma tristeza imensa e sinto "uma raiva a crescer-me nos dedos" como canta Sérgio Godinho, um excelente cantautor português.

Querido amigo, te deixo um abraço solidário.

Joselu dijo...

El libro ensayo de Antonio Muñoz Molina Todo lo que era sólido es un sólido e interesante análisis de estos años a que haces referencia y en los que a los que denunciaban los desmanes del crecimiento sin control se los llamaba aguafiestas y aves de mal agüero. Y en esto colaboraron también muchas veces los vecinos y las gentes que veían en este tipo de economía beneficios más o menos directos. El ciudadano medio en cierta medida también ha colaborado en la espiral de corrupción con su inacción, su ceguera, su aprovechamiento de las circunstancias que estaban a su alcance. No todos hemos sido culpables, pero lo cierto es que las voces críticas no obtuvieron eco en la opinión pública cegada por un crecimiento que parecía sólido e infinito.

pancho dijo...

"Quedarse solo por haber llevado la contraria a algún mandamiento de la ortodoxia del propio bando" como decía Antonio Muñoz Molina
No puede dar lo mismo hacer las cosas bien que de cualquier manera. A esta entrada hay que hacerle un Change. Merece difusión. Perdona por el enlace al portalillo, pero me recuerda mucho al ensayo.

Montserrat Sala dijo...

que buen artículo que a
has escrito profesor. Genial!!!No le falta ni le sobra una coma. Gracias por esta lección de clarividéncia. Una aténtica Master Class.

Un abrazo.

pancho dijo...

Vaya, parece que uno de tus lectores se adelantó, eso quiere decir que uno no andaba tan equivocado como otras veces...

Emilio Manuel dijo...

Siempre hay un principio, esperemos que pronto haya un final.

Saludos

virgi dijo...

Muy clarividente, Pedro.
Un país de vergüenza. Asco.
Besos

Macacolandia dijo...

Fenomenal como siempre Pedro

lichazul dijo...

la corrupción es el verdadero cáncer en la sociedad "civilizada"
lamentablemente viene en el adn humano
la carne siempre termina corrompiéndose

bss

mj dijo...

Mejor dicho y escrito imposible. Tenemos un país grande y hermoso, sólo unos (pocos o muchos) personajes, que se han creído dioses, lo han maltratado y con él a las gentes honradas que lo habitan.
Gracias por este texto Pedro.
Un saludo
mj

Estrella dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Estrella dijo...

De nosotros, los ciudadanos, depende limpiar todo esto ¿Estaremos a la altura?

Tu análisis político, como siempre, impecable

LA ZARZAMORA dijo...

No me hables, no me hables...
Algún horizonte se ve?

Besos, Pedro.

Antonio Aguilera dijo...

Quién sobrevivirá: los corruptos y mafiosos

dafd dijo...

Pues sí. Esas son las primeras víctimas.
Se me ocurre que otra víctima es la credibilidad. Se ha instalado en algunos ciudadanos la desconfianza. Pero no una desconfianza coyuntural, circunscrita a algunos medios, a algunos políticos o siglas. No, no. Una desconfianza sistemática que ya no se somete a la razón, y que alcanza y congela todo posible atisbo de salida. Ya no cabrá la espontaneidad de confiar en alguien, en una agrupación, nada.