miércoles, 24 de septiembre de 2014

La dimisión del Ministro de Justicia y el panorama actual español


La decisión del Presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, de retirar la proyectada reforma de la Ley del aborto y la dimisión del Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, como consecuencia, ponen en evidencia de nuevo una de las características más mediocres del neoliberalismo populista español. Desde que el Partido Popular manifestara una frontal oposición a la actual Ley que regula el aborto aprobada por el gabinete del socialista Rodríguez Zapatero y presentara un recurso -aún pendiente de resolución- ante el Tribunal Constitucional contra ella, firmado entre otros por el mismo Rajoy, usó de este posicionamiento ideológico para alentar a las bases más conservadoras de su electorado, atar alianzas con la jerarquía de la Iglesia católica y ganarse a las organizaciones contrarias al aborto. De hecho, es fácil encontrar en las hemerotecas las manifestaciones de muchos de los líderes del PP e incluso sus fotografías en las manifestaciones convocadas contra la reforma de Zapatero.

El incumplimiento de la promesa electoral del Partido Popular que supone esta decisión tiene una dimensión diferente a la de otros incumplimientos del programa con el que ganó las últimas elecciones generales. En las subidas de impuestos o en los recortes del estado de bienestar, siempre puede recurrir fácilmente a la herencia de Zapatero o a la situación económica derivada de la crisis financiera, como si ellos no supieran nada de todo esto y desconocieran la realidad española que había. Siempre habrá quienes les crean, aunque la insistencia machacona en el argumento acaba convirtiéndolo en una rutina ineficaz incluso como consigna.

Este incumplimiento es diferente: no puede explicarse achacando la culpa a otros o a una coyuntura internacional. La razón es demoscópica: los datos de las encuestas revelan que seguir con el proyecto de ley supone una sangría de votos en un momento en el que el PP teme que perderá la mayoría absoluta que le permite gobernar tanto en España como en la mayoría de los gobiernos autonómicos y corporaciones municipales. De paso, Rajoy se quita peso muerto. Gallardón era uno de los ministros más quemados de su gabinete y siempre un problema interno por sus ambiciones personales. La forma en la que ha salido del Gobierno y, sobre todo, el caos generado en la Justicia española por la toma de decisiones poco consensuadas, muchas de las cuales deja a medias, parecen apartarlo definitivamente de la vida política, aunque en España nunca se sabe.

Este incumplimiento no tendrá la finalidad buscada por el presidente, es demasiado evidente lo que ha ocurrido. Lo único que le permite es ganar sosiego en el debate interno que comenzaba a afectar al nerviosismo con el que los candidatos a las elecciones autonómicas y locales afrontan el futuro próximo. También ha dejado muy descontento a la parte de la base electoral que buscaba una reforma que limitara el aborto. Aunque no estoy muy seguro de que esto le suponga una resta de votos -es un electorado muy fiel tradicionalmente al PP a pesar de todo, incluso de los escándalos de corrupción-, sí supone una caída en la credibilidad del presidente que, en la situación actual, le pone en una situación muy peligrosa sobre todo si la economía no da claras muestras de recuperación. El dinero parece que lo tapa todo cuando circula, incluso los valores ideológicos de muchos que afirman ir por la vida con los valores por delante.

Me temo que el Gobierno ha comenzado a pensar en clave electoral. En realidad lleva tiempo haciéndolo. Después de unos primeros tiempos en los que la situación de depresión nacional en la que nos encontrábamos le permitió, con escasa contestación social, tomar medidas contrarias a los derechos sociales y laborales alcanzados en las décadas anteriores, lleva tiempo jugando con el cálculo electoral próximo. Su actitud ante el nacionalismo independentista catalán es otro asunto en el que se percibe de forma burda el juego que se tienen entre manos el gobierno del PP y el gobierno de CIU para desviar la atención sobre el desmantelamiento del estado de bienestar. De aquí a las próximas convocatorias electorales veremos poner todo esto en juego y las decisiones serán tomadas por los expertos en demoscopia. Las encuestas mandan. Mientras tanto, los problemas reales de este país siguen aparcados y se nos intentará crear un espejismo. El problema es que la situación ya no se puede esconder fácilmente debajo de la alfombra para simular que la casa está limpia, por lo que aumentarán las consignas del miedo ante las ambiciones idependentistas catalanas -o en Cataluña ante el centralismo madrileño-, o contra los populismos rivales o la exageración de los resultados positivos de unas medidas económicas que han causado mucho dolor y recortes en materias sociales. Puro juego de artificios de comunicación. Lo único que falta por saber es si la población española dejará de estar en el parque temático y se convertirá en ciudadanos de una vez por todas o no.

Quizá si el panorama resultante de las próximas elecciones les parece ingobernable a los candidatos de los grandes partidos comencemos a hacer política de verdad y no tanto política de salón y camarilla.

12 comentarios:

Marina dijo...

Ojala Pedro, ojala los políticos comenzaran a hacer político por y para, pero yo, personalmente, voy de decepción en decepción, esto es como un suma y sigue... en fin.

Besos

DORCA´S LIBRARY dijo...

No me creo que el señor Gallardón se haya ido del todo. Y tampoco me creo que se olviden del todo de la ley del aborto. Quizás sea ese su problema, Pedro, que ya no les creemos nada.
Un saludo.

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Con la variedad de métodos anticonceptivos que hay, no entiendo la ley del aborto. En realidad, no entiendo de casi nada.

Saludos.

Abejita de la Vega dijo...

Déjate de monsergas, Alberto.

Ele Bergón dijo...

No cantemos victoria, aún queda pendiente el recurso del Tribunal Constitucional y digo yo ¿ qué han hecho estos magistrados del alto tribunal en todos estos años? Y no será porque sus sueldos son de tan sólo 600 euros...

Estoy de acuerdo contigo en el análisis que haces. En este caso Rajoy, que es un vago, ya no puede echar la culpa a otros.

Un abrazo



Emilio Manuel dijo...

Veo muy difícil que en este país se pueda hacer política de verdad, por estos lares, la política, administrar lo público, lo entendemos de otra manera muy diferente a la de las democracias avanzadas.

Saludos

Macacolandia dijo...

Política electoralista cuando se acercan elecciones siempre se han hecho, lo que pasa es que yo creo que no está el país para jueguecitos de estos, la gente no los va a consentir tan fácil o ni si quiera se los va a creer.
Yo pienso que se les ha quedado grande y se les ha ido de las manos todo esto de gobernar solo pensando en sus intereses personales y el de sus amiguetes y como no son gente de reconocer equivocos ni de recules que quedarían mal en su curriculum trepa pues no les queda otra que huir hacia delante con lo que esto siempre conlleva para la ciudadania.
Así que apretémonos bien los machos por que nos han metido en un lodazal del que tendremos que salir nosotros solitos.
Eso si, pido luego hacer memoria a la hora de votar, por favor.
Un abrazo Pedro.

omar enletrasarte dijo...

Gallardón abortó, pero ello no cambia mucho el pésimo panorama del pueblo español
.
se observan -desde la distancia- que hay reservas morales en una porción pequeña del movimiento popular
.
no os desaniméis, toda lucha en pro de una conquista tiene sinsabores, quita sudor y da necesidades, pero hay que darla
.
fuerte el abrazo

Campurriana dijo...

¿Sabéis por qué no hacen política de verdad? Porque existen los votos y, mientras existan los votos, se dejarán llevar por el cortoplacismo.

Campurriana dijo...

Hay muchos motivos diferentes que llevan al aborto. No sólo los de dejarse llevar que, evidentemente, se solucionan con métodos anticonceptivos.

dafd dijo...

Que haya un programa electoral y luego, mientras se gobierna, unas encuestas, es la cosa la mar de curiosa, efectivamente. Siempre se ha dicho que de sabios es rectificar, ahora bien, llama la atención que, cuando uno está aspirando a gobernar, da la sensación de vender el alma al diablo, pero, cuando está mandando, de que uno quiere seguir haciéndolo.
El electorado (sea este del signo que sea) es bastante fiel hacia unas siglas. Puede que los más recalcitrantes seguidores no voten al partido adversario nunca, pero sí que no lo hagan en absoluto a ninguno.

LA ZARZAMORA dijo...

Bueno, como viste, no tardaron en volverlo a colocar... y la ley a ver.

Besos, Pedro.