lunes, 7 de abril de 2014

Serena oscuridad


A veces es bueno no acercarse tanto a la luz para no perecer achicharrados como las polillas. Cuánta serena oscuridad necesitamos.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

¡eso! profe y una buena madriguera con tunel y algunos caramelos


/el topo Gigio

Pamisola dijo...

La penumbra acoge, la luz atrae.

Besos.

São dijo...

A demasiada luz cega...

Meu querido amigo, que tenhas uma noite serena.

Carmen Silza dijo...

De vez en cuando necesitamos de esa sombra...
Gracias
Saludos

LA ZARZAMORA dijo...

Cierto.
Noches oscuras para sanar el alma.
Besos, Pedro.

Myriam dijo...

Muy necesario poder entrar en esa serena oscuridad...

Besos

Abejita de la Vega dijo...

A oscuras y en celada...

Emilio Manuel dijo...

Ni la obscuridad ni la luz segadora; con ambas se puede morir o volverse loco.

Saludos

José Núñez de Cela dijo...

La oscuridad necesaria y reconfortante, antídoto de la estridencia de muchas luces que hieren más que iluminan.

Saludos!

Esther dijo...

En la oscuridad, una vez que se supera el miedo y la pupila se acostumbra, también se pueden descubrir cosas, además la luz no siempre está ahí para alumbrar objetos o mentes, la luz puede ser también una sustancia que se muestra asímisma sólo desde la oscuridad. El cielo de la noche: oscuridad y estrellas.

virgi dijo...

Nunca estamos contentos, Pedro: o necesitamos más luz o al revés.
Besitos

Anónimo dijo...

¡Gracias por salvarme!


/la polilla

Amapola Azzul dijo...

Estoy de acuerdo.

Campurriana dijo...

Necesitamos pararnos, meditar, cambiar de rumbo si es preciso...

María dijo...

Estoy de acuerdo, necesitamos de serenidad para calmar nuestro interior, cuando a veces, lo tenemos algo alborotado por causas o personas externas.

Un beso.

lichazul dijo...

dosificar Pedro
sin duda

que mucha luz encandila es cierto
la ausencia de ésta al menos hace que despierten los otros sentidos como el tacto y el oído

bss

Paco Cuesta dijo...

Siempre en la prudente distancia.
Un abrazo

andandos dijo...

Creo que necesitamos oscuridad y silencio, ambas cosas.

Un abrazo

Rarra dijo...

Tanta oferta de luces falsas como espejismos -ocupaciones que creemos necesarias y que no lo son tanto o meros entretenimientos- nos dejan vacíos y nos alejan de la serenidad y de nuestra verdadera esencia. Damos tanta importancia al estar que el ser se nos escapa.
Cuídate, Pedro, de esa sobreexposición a la "luz". Reencontrarse con uno mismo en el silencio es, como tú dices, completamente necesario y enriquecedor.
Un saludo.

Luis Antonio dijo...

En los días luminosos siempre me pongo las gafas de sol