lunes, 20 de enero de 2014

Recitar los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda


Recitar es versionar un poema. La poesía es, en esencia ritmo: musical, acentual, sintáctico, ideológico, visual, objetual. Pero siempre ritmo. Un poema no funciona si no hay una suma perfecta entre lo que se quiere decir y el ritmo escogido por el autor. En el siglo XX, sin que se pueda precisar el momento exacto, se dejó de recitar poesía como forma habitual de trasmitirla. La poesía se convirtió, así, en un acto íntimo y solitario. No es algo malo, por supuesto. Algunos de mis mejores momentos como lector han sucedido en tardes de verano acompañado de poemarios. Cuando yo era joven solo se recitaban poemas en los círculos provincianos: era un recitado decimonónico, enfático, falso. Recuerdo un poema que recitaba con tanta vehemencia sus poesías que parecía querer agredirnos a los asistentes con un soneto de amor. De aquello vino a salvarnos el movimiento de los cantautores, que nos devolvieron el amor por la poesía musicada: Paco Ibáñez, Serrat, Victor Jara, tantos... De pronto se podía escuchar gran poesía sin avergonzarnos, sin que nos pareciera extraño. Porque es algo sorprendente: hasta el siglo XX la forma habitual de acceder a la poesía era escuchándola recitar o cantar acompañada de música.

Por eso, recitar un poema es devolverlo a una vida habitual hasta hace un siglo. El que recita da su propia versión del poema: debe desentrañar las claves rítmicas. Hay muchas personas que no pueden distinguir entre un ritmo par y uno impar, que no saben para qué demonios sirve una cesura ni qué importancia tiene el acento en sexta en un endecasílabo. Y esto sucede no tanto porque no hayan estudiado poesía sino porque no la escuchan. El que recita debe hallar todo esto y dar su propia melodia al poema.

Hay una teoría que dice que los poetas recitan mal su propia poesía. No es cierto: esto sucede desde hace unas décadas, desde que los poetas dejaron de recitar los poemas en tertulias y les puede el pudor y la falta de costumbre. Algunos, es verdad, parecen sordos a sus propios ritmos. Pero esto no ha sido así por regla general. Zorrilla daba excelentes recitales con sus poemas en el siglo XIX.

Lo que intento con este recitado de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada es dar mi propia versión del poemario de Neruda. Desde las clases de iniciación al teatro que recibí de adolescente hasta las clases en las que disfruto leyendo poesía para explicársela a mis alumnos, desde que comencé a escribir y me gustaba recitar mi poemas, siempre he procurado dar voz al verso.

Recordad que aquí tenéis los seis primeros poemas recitados. Y que seguiré en próximas entradas. Espero que os guste. Soy consciente de que en algunos he acertado más que en otros.

Poema 7


Poema 8



Poema 9




Poema 10


Poema 11



Poema 12




14 comentarios:

Campurriana dijo...

Acabo de escuchar todos juntos, Pedro. Debo decir que me ha encantado hacerlo. Me has vuelto a llevar por sendas suaves y rugosas...las que Neruda intentó explicar con sus poemas.
Se nota que tienes una formación detrás en este sentido. Es muy difícil hacer lo que estás haciendo con estos versos. Muy difícil.

Neruda se sentiría orgulloso. Estoy segura.

Gracias.

lichazul dijo...

estoy escuchando en simultáneo a Neruda y a ti en el poema 10

distinto ritmo entre el autor y el interprete

me quedo con el tuyo

besos

Myriam dijo...

no es tan fácil ser poeta como muchos creen, muchos actuales no tienen ninguna idea de ritmo: musical, acentual, sintáctico, ideológico, visual, objetual. De joven he asistido a varios recitales que daban nausea o sentías que te destrozaban el oído, así que dejé de ir a ellos. Es un placer oírte recitar y devolver la poesía a su esencia. Gracias

Myriam dijo...

y Besos, por supuesto.

Tomás Martinez Fernandez dijo...

Como siempre magnifico maestro, ahora bien , cuando la poesia la hacemos nuestra, nadie la puede vivir, ni sentir, ni recitar, como en nuestro oráculo interior

Paco Cuesta dijo...

Entiendo que como manifestación de belleza y sentimiento que es, autor, recitador y receptor pueden llegar a apreciaciones que van desde la literalidad al simbolismo con lo que especialmente el último implica, por lo que en ocasiones ocurre como tantas otras expresiones artísticas: se ven (en este caso se leen o se escuchan) pero no llegan a "calar". Creo.
Un abrazo

pancho dijo...

A mí me encantaban los cantautores que le ponían música a los poetas importantes como todos esos que citas y más, pero aquello desapareció nadie sabe cómo ni por qué y no ha vuelto en la misma magnitud de los años de la Transición.
De vez en cuando los vuelvo a escuchar. Otras cosas se olvidarán,pero es curioso que esos poemas hechas canciones las recuerdas para siempre. Lo mismo que los poemas completos que nos hicieron aprender en el colegio. Costaba aprenderlos, pero después duran para siempre en la memoria. En eso salimos perdiendo. Ahora no hay un chaval que sea capaz de recitarte un poema de memoria, al menos yo no lo conozco. Lo confían todo al móvil que es el auténtico sabelotodo.
Qué bien te desenvuelves entre estos aparatos modernas tecnologías para grabar, subir y bajar sónidos e imágenes.

Un abrazo.

Ana Tapadas dijo...

Tem uma voz profunda e baixa na qual a língua castelhana e Neruda encontram um eco perfeito!

bj

Montserrat Sala dijo...

Me ha gustado mucho tu recitado eres muy bueno.Tienes una bonita voz y sabes administrar todas las cadencias.
Tu post de hoy es un regalo, Gracias.

Esther dijo...

Es cierto un poema está hecho para ser recitado. Yo de hecho me aficioné a la poesía en la adolescencia al escuchar por primera vez "Canto general" de Neruda en una escenificación que hizo una compañía de teatro dirigida entonces por mi profesora de literatura. Me gustaba la poesía pero a raíz de aquella lectura creo que la poesía se convirtió para mí en el género literario que más me entusiasma. Alguna gente piensa que la poesía es elitista, yo no estoy para nada de acuerdo con esta idea es más, ni siquiera creo que tengas que entenderla en profundidad para que te llegue, yo por ejemplo me aficioné definitivamente a la poesía alemana, cuando aun no dominaba el idioma e incluso creo que por aquellos entonces ni me gustaba, al escuchar recitado un poema de tan solo siete versos, "FADENSONNEN" (Hilos de sol) de Paul Celan, siete versos que en realidad expresan el enmudecer de la poesía, sin embargo fue tal su impacto y los efectos secundarios que me causaron que aunque resulte contradictorio, a partir de este poema comenzó a gustarme Celan y el idioma. Es una pena que también existan esos recitales de poesía esperpénticos que ahuyentan al personal.
Es un placer escucharlo Señor Ojeda.

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Enhorabuena y gracias por el excelente recital.
En esta ocasión, he cogido mi libro y he seguido la lectura.
Guardaré los enlaces de todos los poemas.

Un abrazo.

P.D.: En el poema 8, verso 5, ha cambiado la palabra ansiedad por soledad. ¿Lo ha hecho deliberadamente?

impersonem dijo...

Leído y escuchado... me ha gustado.

andandos dijo...

Lo mismo digo: leído, hace unos días, y escuchado también entonces. El escucharte recitar ayuda mucho.

Un abrazo

Edurne dijo...

Para mí, un bálsamo.
Gracias, Pedro!
Un beso.