viernes, 8 de noviembre de 2013

Niebla


Con las primeras nieblas de mi ciudad cavaré con las manos en mitad de un parque, quiero amasar pellas de tierra húmeda con el color de las hojas de los grandes plátanos. ¿Dónde está la realidad? En las manos heridas de los inmigrantes que intentan saltar las verjas que las autoridades de mi país han decidido llenar de cuchillas; en los ojos de un conocido que antes trabajaba en la tienda en la que amueblé parte de mi casa y que me he encontrado hoy a mediodía y que me ha contado que dentro de dos meses se le acaba el susbsidio de desempleo, que ha hecho decenas de cursos en este tiempo y se encuentra mejor formado que nunca y que nadie le contrata porque en su sector ya no hay más trabajo que para jóvenes en Ikea y él tiene cincuenta años; en las letras de un antiguo alumno que me escribe contándome que se siente afortunado por haber hallado un trabajo temporal que no tiene nada que ver con su formación y por el que le pagan setecientos euros al mes y ya tiene treinta años y aún vive en piso compartido; en una anciana que esta mañana ha intentado llevarse sin pagar del supermercado, delante de mí, una caja de cereales para el desayuno, solo una caja y nada más; en las personas que duermen en todos los vestíbulos de los bancos en los que hay cajeros automáticos en mi barrio; en la profunda tristeza de las personas a las que hacen culpables de su situación porque, les dicen, han vivido por encima de sus posibilidades y han perdido el empleo y la casa como una antigua amiga que me contó hace unos meses que ha vuelto a vivir con sus padres mientras que su marido se busca la vida como puede y los hijos los tienen repartidos con familiares porque su enfermdad le impide trabajar y su marido lleva tanto tiempo en el paro que no puede recordar la cifra exacta; en esa mujer mayor que ayer contaba en el autobús cómo lleva un año esperando una operación de rodilla porque la lista de espera se ha alargado y ya casi no puede subir a su casa, un cuarto sin ascensor; en su compañera de conversación que ya el pasado invierno no pudo encender la calefacción porque la pensión de viudedad no le llegaba y tuvo que pagar una derrama de su comunidad; en las colas que veo todos los días en un centro de Cáritas que se encuentra a diez minutos de mi portal; en las decenas de personas que rebuscan a diario en los contenedores de basura en las calles por donde acudo a mi trabajo o a la compra. No me lo han contado, yo lo veo cada día. No sé si tienen más suerte los que no ven estas cosas porque la adversidad no les ha tocado en la puerta o han sido afortunados en su círculo familiar y allí no ha llegado la marea o carecen de toda piedad y piensan que con ellos no va el problema. ¿Dónde está la realidad? Con las primeras nieblas de mi ciudad de nieblas quiero cavar con las manos en la tierra para sentir mis manos frías y húmedas. Quizá no deba pensar más sino tan solo cavar en una tarde de noviembre con niebla. Solo cavar la tierra con mis propias manos y hacer pellas con la humedad de este otoño.

22 comentarios:

mojadopapel dijo...

Si niebla,no solo en los ojos, sino en los actos,impotencia que socava y deprime la mente y el corazón.

Edurne dijo...

Sigo encogida.
Esta realidad nos encoge el alma...

Besos.

Pamisola dijo...

Esa niebla muchos días persistente, puede ser que nos oculte las miserias, para nuestra tranquilidad.
Muy triste todo lo que enumeras, lo peor, que es verdad.
Abrazos.

Asun dijo...

La realidad no creo que pase desapercibida a la gente común, a los que vivimos en barrios normales y corrientes, pero sí que pasa desapercibida para aquellos que deberían hacer las cosas de otra manera y en cuyas manos estamos.

Ellos viven en barrios de alto postín donde todo eso que menciona no se ve, luego no existe; si tienen cualquier problema de salud acuden a la sanidad privada, lo mismo que llevan a sus hijos a colegios privados donde los niños van todos al colegio bien desayunados.

Tristemente esta es la realidad actual.

Un beso, Pedro

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Ojeda,

En un realidad como la que vivimos, con nieblas un día sí y al siguiente más, es necesario que se cuenten estas historias que Usted tan bien nos cuenta, las veces que hagan falta y con la profundidad que haga falta.

Porque ni Usted ni yo, ni la mayoría de los que nos rodean, queremos historias únicas, que sean repetidas por los medios del poder hasta el hartazgo, como la del Ministro Montoro diciendo que "no hubo burbuja inmobiliaria..." o la del Señor Botín explicando con voceros múltiples, que en España "llueven los dineros..." o tantas y tantas otras que pretenden invisibilizar un estado de precariedad y necesidad creciente, con postillas sobre lo Macro-económico de las que se benefician solo unos micros.

También nosotros sabemos de historias de sacrificio, de solidaridad, de alegría, de amor y de felicidad; porque en el Mundo todas las historias conviven y hay que contarlas y las contamos y contaremos, por la cuenta que nos trae para seguir viviendo como personas equilibradas.

Pero en España muchos sabemos muy bien, "el peligro de un único relato" repetido por décadas, igual que lo sabe la Señora Chimamanda Adichie de la que dejo este vídeo, que seguro que muchos conocen, pero que aún verlo dos veces, no está nada mal.

Cómo se cuentan las historias, quién las cuenta, en qué momento se narran y cuántas veces se repiten son elementos que están muy relacionados con el poder

[El peligro de un único relato]

Suyo, Z+-----

Spaghetti dijo...

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-11-08/sobran-seres-humanos-por-que-va-a-desaparecer-el-47-de-los-puestos-de-trabajo_51666/

En éste artículo se explica que sobran seres humanos, porque va a desaparecer en breve el 47% de los puestos de trabajo. Pero matizando, porque creo que se refiere que los humanos que sobran son trabajadores por cuenta ajena. Así que debemos reinvertarnos, conscientes de que se podrá recuperar la crisis pero no los puestos de trabajo de antes. Creo que el futuro pasa por ser autónomos o crear nuestro propio puesto de trabajo. Las empresas ya no necesitan a los trabajadores para generar beneficios y las plantillas de todas ellas se verán reducidas drásticamente. Mirar hacia atrás es seguir soñando, nada vuelve y el cambio en los métodos de producción, ya se ha producido. Lo hemos cambiado nosotros.

lichazul dijo...

me has recordado la gran depresión y parece que la historia retrocediera
perdidos en la niebla solo somos siluetas , fantasmas del sueño desarrollado

besos solidarios Pedro

Abejita de la Vega dijo...

Así es la niebla que nos cubre.

LA ZARZAMORA dijo...

Tan real como lo que cada día me cuentan y cada vez que regreso, veo.
Tenemos que empezar a despejar el panorama.
¿Vamos, Pedro?
Besos.

pancho dijo...

Los que solo nos han bajado el sueldo o únicamente hemos empeorado un poco en las condiciones laborales y nos cobran hasta por respirar cada vez más, somos afortunados si miramos la bruma espesa que se cierne sobre la clase trabajadora, que somos la gran mayoría de la población.
Si vienen tan mal dadas que tenemos que volver a las cartillas de racionamiento que nos contaban nuestros padres, malo será que no tengamos para una herramienta con la que preparar la tierra para sembrar.
La realidad, como la cuentas.
Un abrazo.

São dijo...

Não sei como (te) dizer a dor que tenho na alma, porque aqui a situação é igual...mas o número de milionários cresceu e a coligação PSD/CDS - com o total apoio de Cavaco, o reformado que faz de Presidente da República - tem o síndroma de Estocolmo: identifica-se com a troika e vai mais além do que esta lhe exige.

E para que não haja mudanças após as eleições, que sabe vai perder, quer amarrar o Partido Socialista a um compromisso onde, para cúmulo, este teria que aceitar tudo sem se opor.

Bom fim de semana, querido amigo mio.

Miguel Ángel García González dijo...

Las hojas de los grandes plátanos, un símbolo genial!

Tesa dijo...

De pronto no somos los mismos.
Supervivientes desesperanzados, sin saber cuanto se alarga la cuenta atrás.
¿Realidad?
qué bueno sería despertarnos y ver que...

virgi dijo...

Terrible y tristísimo. Yo me acongojo con estas cosas, gente que ya no puede sino comprar lo indispensable, ancianos que alimentan a hijos y nietos (¿qué será de ellos cuando esa generación desaparezca?), personas esperando atención médica...
Y los bandidos estos orgullosos de que España está mejorando, qué devergonzados...

Estrella dijo...

Lo de las cuchillas en las verjas es nazismo puro. Hay seres humanos que convierten el mundo en un infierno de horror.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Llevamos un tiempo viviendo en la niebla. Y son muchas personas que no pueden encontrar la salida del agobio.
Interesante el enlace que deja el Señor De la Vega, de la conferencia de Chimamanda Adichie :
“...las historias importan...”
“...Las historias se han usado para despojar y calumniar, pero las historias también pueden dar poder y humanizar. Las historias pueden quebrar la dignidad de un pueblo pero también pueden reparar esa dignidad rota.”
Y copio, como mensaje de esperanza, su cita de la escritora Alice Walker:
“Cuando nos damos cuenta que nunca hay una sola historia sobre ningún lugar
recuperamos una especie de paraíso”

Saludos.

Antón de Muros dijo...

Aquí fuimos adelantados en la crisis. Todo lo que pintas lo hemos pasado.
Terrible historia.

Abrazo.

Antón.

andandos dijo...

También yo lo veo cada día, en ambientes rurales y urbanos. Todos nos preguntamos, también, qué hacer, cómo salvar la distancia entre lo que sabemos que deberíamos hacer y las posibilidades reales, a nuestro alcance, de hacer algo que cambie las cosas. Un voto cada cuatro años es muy poca cosa.

Un abrazo

Paco Cuesta dijo...

Querido Pedro: Es cierto cuanto dices, lo es, lo ha sido y lo será. Hoy nos toca más de cerca y lo vemos, y nos duele más, cuando el problema no es próximo parece que no existe, pero sí. Siempre ha estado, lamentablemente hoy más que ayer, esperemos que menos que mañana.
Un abrazo

MIMOSA dijo...

Hay que hacer por disipar esa niebla y se vea de frente cada situación, cada problema. Hoy más que nunca la palabra solidaridad debe de hacer acto de presencia. De nada nos sirve, ver, observar y contarlo si de nosotros no ponemos nuestro lado.
Es una lucha diaria.

Besos, Pedro

Myriam dijo...

Idem, se me encoje el corazón...

dafd dijo...

No nos lo cuentan, efectivamente, lo vemos con nuestros propios ojos.