sábado, 26 de octubre de 2013

Quizá la primavera sea diferente. Reflexiones sobre el libre albedrío


No somos libres. No hablo de la libertad en términos socio-políticos sino de algo más profundo, que nos hace humanos o que pensamos que era lo que nos distinguía como especie. Algunos científicos afirman que no existe la libertad de elección. El libre albedrío sería tan solo una ilusión, un espejismo con el que nos engañamos. La neurociencia avanza rápidamente en la comprensión de la forma en la que actúa nuestro cerebro y cada vez con mayor precisión demuestra que nuestras acciones futuras están condicionadas por procesos mentales previos no conscientes que proceden de un entramado complejo genético y hábitos aprendidos desde la infancia. Según esto, somos previsibles porque este es el funcionamiento natural de la mente humana. Si alguien consiguiera desentrañar las claves con las que funciona nuestro cerebro sabría cómo actuaríamos en la hora siguiente ante cualquiera de las decisiones que tomamos de forma continua -la vida es decidir en todo momento-. Como los que usan procedimientos estadísticos para reventar un casino. No es ciencia ficción, ya tenemos la aplicación ordinaria de una aproximación con excelentes resultados: los grandes ordenadores de las corporaciones más importantes rastrean nuestra actividad en Internet y saben más de nuestra vida y de nuestras decisiones que nosotros mismos; los buenos sociólogos de masas que aconsejan a los políticos saben interpretar las encuestas para que den resultados electorales o permitan manejar los aspectos mayoritarios de la opinión pública.

Por eso, si quieres cambiar tu forma de proceder en el futuro tienes que introducir pacientemente esa variante en tu mecanismo cerebral hasta que se convierta en hábito. Es decir, para actuar libremente mañana tienes que usar hoy toda tu consciencia, detenerte y romper la dinámica que te ha traído hasta el presente. Y aún así debes vigilarte porque la parte de tu cerebro que puedes modificar será tan mínima al principio que la tendencia del ser humano a actuar sin pensamiento consciente terminará volviéndote a los pasos por los que caminabas. Nada que no supiéramos: para ser libre tienes que ser consciente, esforzada y tenazmente consciente. Y la primera lucha es contra uno mismo.

Hoy me he acodado en el pretil del puente. Es bueno pararse así, en este otoño. Quizá la primavera sea diferente.

13 comentarios:

lichazul dijo...

para alcanzar todo ello, meditación, contemplación y yoga

besitos

andandos dijo...

Lo único seguro es que la primavera será diferente.

Un abrazo

Antón de Muros dijo...

Linda entrada con un quiebre en el final (parecen dos entradas en una).
Abrazo.
Antón desde la primavera.

Spaghetti dijo...

El conocimiento es lo que nos hace libres. Por eso unos somos más libres que otros y otros son más libres que nosotros. La libertad nunca es igual para todos, porque es algo individual. Pretender esa utópica libertad es una sandez.

São dijo...

Essas certezas científicas a mim não me convencem muito, francamente: houve também , em determinada época, a certeza científica de que a Terra era plana.

Com o que concordo totalmente é com a tua conclusão: temos de estar com atenção bem desperta e conscientes daquilo que nos rodeia e tomarmos as nossas próprias decisões baseadas em fundamentos bem reflectidos.

Querido amigo mio, te desejo excelente domingo.

Ele Bergón dijo...

Es muy interesante lo que aportas y creo que es verdad que el inconsciente nos maneja como quiere, sobre todo en las emociones. Algunos ya se han dado cuenta de ello y actúan sobre nosotros en su propio beneficio.

Si fuéramos capaces de hacer consciente todo lo oculto, estaríamos salvados y una de las claves creo que está en no engañarnos a nosotros mismos, pues el cerebro nos miente con mucha frecuencia y nosotros se lo aceptamos.

Es bueno, muy bueno pararse consigo mismo y pensar, no importa la estación del año

Un abrazo

Luz



LA ZARZAMORA dijo...

Si le hubiesen contado esto a Cervantes, hoy no tendríamos Quijote, ni quedarían Quijotes...

Esperemos, pues, esa primavera.
Besos, Pedro.

Antonio Aguilera dijo...

¿Entonces no somos el sueño -o pesadilla- de ningun dios?

Abejita de la Vega dijo...

Sigamos con el engaño y soñemos que somos libres, miremos el agua desde el puente.

Una bella fotografía.

Un abrazo

María dijo...

Sí, Pedro, es bueno detenerse en éste otoño, y tú con tus interesantes textos nos ayudan a reflexionar.

Me encanta tu fotografía.

Un beso.

Paco Cuesta dijo...

Casi prefiero dejar a mi mecanismo vagar a sus anchas.
Un abrazo

MIMOSA dijo...

Esa conciencia se va trabajando, como trabaja ese río encauzado por la naturaleza y fluye hasta llegar al océano.

Muy bonita la foto, Pedro.

Besos

dafd dijo...

Por una parte es cierto que si somos previsibles, estamos sujetos a cierto determinismo. Por otra, no obstante, somos así. Sin ello no hay completa libertad, pues no hay completo yo.