jueves, 11 de julio de 2013

La reforma religiosa y la modernización de España en El Hereje y noticias de nuestras lecturas.


La materia narrativa de El Hereje aborda una de las cuestiones esenciales de la historia de España, pocas veces hecha literatura a la manera en la que la trata Miguel Delibes. En el siglo XVI, la extensión del luteranismo y de la reforma protestante por toda Europa y la reacción de la Iglesia Católica y las monarquías que la apoyaban es, sin ningún género de duda, lo más importante que ocurre en el continente en el aspecto espiritual pero también en el político. La posición central de España en aquel siglo hacen del país un actor protagonista, como es bien sabido. En la novela, Delibes muestra todo esto más que como un mero marco histórico: son claves para comprender lo narrado el ambiente de opresión y miedo que va incrementándose con el paso de los años, la alianza ente el poder político y el religioso, etc. Pero hay algo más. Delibes insinúa hábilmente, en la novela, la perspectiva moderna según la cual gran parte del atraso de España en los siglos posteriores se debe al inmovilismo que provoca la pérdida de la modernidad que comienza, precisamente, con la derrota de los movimientos reformistas. Delibes se inclina, en esta perspectiva ideológica, por la línea de interpretación que alude al catolicismo cerrado nacido en Trento y a la presencia asfixiante del Santo Oficio como las razones de la decadencia española.

Cipriano Salcedo es un hombre inquieto. La causa de esta inquietud no es solo la difícil relación con su padre en la infancia y la ausencia de la figura materna -su madre muere a consecuencia del parto y el padre siempre le acusará por ello- sino algo que lleva impreso en su carácter y le lleva también a pretender mejorar la producción de sus negocios agrícolas y ganaderos y al establecimiento de una fábrica de paños. En toda la novela hay una sutil valoración de la iniciativa privada, del impulso emprendedor y del trabajo manual. Esta inquietud es la que lleva a Salcedo a cuestionarse la fe católica recibida y a buscar nuevas respuestas. La sinceridad de esta búsqueda es una de las claves de su drama interior, pero también su propia fortaleza. La contextualización de este proceso de búsqueda de Salcedo en los movimientos reformistas que se dieron en la España del siglo XVI es uno de los motivos mejor logrados por Delibes. El grupo luterano de Valladolid fue uno de los más importantes, pero focos y personalidades reformistas de gran relevancia se dieron en otras zonas y con variadas propuestas: erasmistas e iluministas o alumbrados los más importantes. Algunos llevaron al límite de lo permitido sus propuestas, otros lo traspasaron. A todos les afectó el progresivo cierre de filas de las posiciones dominantes de la Iglesia católica española y de la Monarquía.

Los dos autos de fe celebrados en Valladolid en 1559 (el primero de los cuales, del 21 de mayo, es el que narra Delibes) no tienen solo la repercusión que perseguían aquellos que los impulsaron, sino que conducen a España por una senda histórica que la aparta de la modernidad. Delibes anuncia un tiempo futuro en el que todo esto se vea claro en las palabras del tío de Cipriano, don Ignacio Salcedo: 

-Algún día -musitó a su oído- estas cosas serán consideradas como un atropello contra la libertad que Cristo nos trajo.

Esta libertad es, por supuesto, la de pensamiento -don Ignacio también expresa la condición íntima de la fe religiosa-, pero se extiende a los valores cívicos. Una no puede ir sin la otra: la moral social moderna y el respeto a las creencias personales.

Noticias de nuestras lecturas

Recordad que Pancho ya comentó El Hereje y que nos sirve de guía.

Gelu publica su quinta entrega sobre El Hereje, una magnífica selección de pasajes de la novela bien ilustrada.

Mª Ángeles Merino comenta e ilustra magníficamente el crecimiento de la fortuna de Cipriano Salcedo gracias a su labor emprendedora y la inquietud permanente de su espíritu.

Os recuerdo que este sábado tendremos la reunión para celebrar el final del curso del Club de lectura de La Acequia. El jueves 18 daré final a mi comentario de El Hereje y el 25 informaré de las lecturas del próximo curso para aquellos que queráis adelantarlas durante el verano.

7 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Hubo un tiempo de esperanza en el siglo XVI en España pero se deshizo en el agua de borrajas de la Contrarreforma. Cuando Cervantes escribía el Quijote, a comienzos del siglo siguiente, quedaba todavía una estela de aquel tiempo erasmista. La España que nunca fue, el catolicismo que nunca fue.

Cipriano joven representa ese momento, con su fuerza individual en el terreno espiritual y en el material. Me va cayendo mejor el atormentado muchacho.

Besos, nos vemos.

Myriam dijo...

Muy de acuerdo contigo. Ese ambiente opresivo está muy bien delineado en la novela ya desde el Preludio de la obra, en el que hay un entrecruce de los temores personales de CS )(al que le faltó en la infancia una base segura afectiva) con los provocados por el progresivo control y demás, del "Santo" Oficio.

Me pregunto como hubieran sido las cosas para España de no haber sido sofocados, mejor dicho, exterminados, estos focos reformistas de entonces. ¿Hubiera tenido lugar el Franquismo posterior? ¿Puede el ser humano desarrollarse plenamente en un ambiente sofocante y anulante? ¿A dónde nos lleva el pensamiento único?

Como me gusta que Delibes nos haga reflexionar sobre estos temas.

Ya sabes cuanto he disfrutado esta lectura conjunta.

Besos a ti y saludos al grupo. Espero con expectación el próximo listado de Lectura.

Culto idolátrico dijo...

El Santo Cristo de Burgos en Las Memorias de Francisco de Enzinas

lichazul dijo...

yo simplemente te dejo un besoabrazo de fin de semana Pedro
pásalo genial
:D

Merche Pallarés dijo...

Leí "El hereje" con PANCHO hace unos meses y ya hice mis comentarios al respecto entonces. De todas formas encuentro muy interesante tu análisis de esa pugna entre el pragmatismo/comercial protestante y el fatalismo/inmovilista católico que tan bien refleja Delibes en esta novela. Besotes delibianos, M.

Abejita de la Vega dijo...

Paso de nuevo por aquí para dejar constancia de la calidad humana y cultural de la reunión "herética" en Valladolid.
Una jornada inolvidable.

Gracias Pedro, gracias amigos.

Kety dijo...

Cuanto me hubiese gustado estar con vosotros. Seguro que fue un día para recordar.

Un fuerte abrazo desde Berlín
Kety